Primero voy a hacer un resumen histórico-económico corto
para explicar porque creo que Marx, el análisis económico de Marx es
deficiente:
Las monedas metálicas en la antigüedad -y en la no tan
antigüedad- tenían valor sobre todo porque servían para hacer utensilios, desde
objetos considerados mágicos o sagrados que mantenían toda la fuerza de
coerción simbólica de una cultura, hasta las armas: punta de lanzas, espadas
etc pasando por utensillos agrícolas, arados etc. Pero en verdad lo más
importante eran las armas, justifico: los dorios pueblo helénico pero
pobre culturalmente comparados con sus hermanos lo eolios, aqueos y jonios,
conquistaron a estos últimos simplemente por poseer la tecnología del hierro,
mucho mas liviano y dúctil que el bronce que utilizaban estos últimos, y así
comenzó la edad oscura de los helenos –oscura exactamente por el atraso
cultural de estos-. En aquellas épocas el trabajo humano era devaluado por la
esclavitud, esclavitud en gran medida anónima, sólo para la consecución de
estos metales. Luego, con el sostenimiento del cristianismo, empezó a disminuir
un poco la crueldad esclavista y el trabajo fue cada vez más valorado y el
metal tuvo, empezó efectivamente a tener más valor como mercancía que como
elemento de coerción cultural, el metal se hizo fetichista. (Para un momento de
la historia Marx estuvo bien -1400-1700, pero en el momento en que Marx
“descubre” su teoría, esta teoría ya atrasaba: la sociedad fue puramente
fetichista sólo con la mercancía entre los siglos XIV-XVIII, ahora voy a
explicar porque. Pero evidentemente Marx había “cortado y pegado” –el valor del trabajo lo sacó de Adam Smith y
el análisis dialectico a Hegel- o no entendía algo importante, que tiene que
ver con la capacidad creativa del hombre). Digo que ya atrasaba la teoria de Marx porque cuando el escribe ya el trabajo manual comenzaba a quedar verdaderamente devaluado. hoy día el trabajo manual de
los hombres para conseguir metal –o su destreza para la guerra hombre a hombre-
se encuentra devaluadísimo por la eficiencia de las maquinas –por lo tanto no
hubo más necesidad de tanta esclavitud-, el lugar del metal lo empezaron a
ocupar los recursos energéticos que hacen funcionar a estas máquinas. Las
maquinas facilitan el acceso a todos los bienes incluidos los metales, el
hombre no es mas esclavo-trabajo sino que es esclavo-consumo, y el poder
material-monetario se define sobre quien controla los recursos energéticos. El
poder parece que se encuentra en la correcta administración esos recursos
energéticos, como indirectamente se vieron favorecidos Japón o alemania –al no
depender tanto del petróleo por no tener un ejército como ellos querrian-, o
como hacen todos los países a los que les fue bien en este último siglo. Como
se deduce del pasaje del bronce al hierro -y en el caso de Japón, Alemania- el
poder también está en descubrir y desarrollar nuevos recursos energéticos, como
la energía nuclear. Por lo tanto los recursos energéticos también se han vuelto
fetichistas –aunque todavía no lo sabemos-.
En verdad el verdadero valor está en la capacidad creativa
del hombre, lo que sucede es los medios –gracias a un combate dialéctico entre
los tildados “fascistas” capitalistas y los tildados “resentidos” Nietzsche,
marx, freud y sus sarmientos-han acaparado nuestra capacidad creativa, ya damos
todo por hecho por sentado, las cosas fueron así y asa o son todos garcas o el
sistema es el sistema o hay una gran conspiración o la naturaleza humana etc,
determinismos cientificistas o historicistas imbéciles. Creo que la carrera por
el poder de los estados nacionales o leviatans –y la consecuente
superficialización discursiva del código social- se terminará cuando los
hombres les restemos poder a lo que nos cuentan las entelequias sociales
solidificadas por la imbecilidad que generan por un lado estos “fetichistas del
poder” y, por otro, estos “genios de la sospecha”. Creo que el hombre de hoy
mientras vive en sociedad se va haciendo poseedor de una gama de “saberes”
vulgares, saberes que están medio objetivados y presupuestos, y por esto van
quedando petrificados en su preconciencia. Lo que hace de esto un punto de
vista único y, en apariencia, subjetivo es que nunca se propone mezclarlas a
estas pequeñas objetivaciones. Entonces el “preconsciente” social queda ya cocinado:
por un
lado está la “inalcanzable ciencia” (ya se va a descubrir algo así que ni idea:
“relativismo cientificista”), la “omnipresente política” (siempre hay que estar
atento, siempre hay intereses: “cinismo”), y en argentina de hoy parece ser el
“omnisciente y controlador periodismo” jajaja. En este estado de supuestos
“monstruos” que nos rodean la conciencia el hombre pareciera estar en un frágil
esquife a la deriva en un océano donde no hay costa. Y esto sucede porque le damos
poder a esas verdades y, paradójicamente, al darle poder a esas verdades nos
quedamos sin Verdad mayúscula, nos quedamos sin creatividad, sin poder creador,
nos da miedo relacionar cualquier cosa por miedo a quedar en ridículo o ser
reprobados por la jerarquía, y si nos da miedo el miedo, ya nunca vamos a poder
salir de ahí porque ni siquiera nos animamos a sentir de verdad. Ahora: por
suerte estos monstruos omniscientes y omnipotentes están en nuestra cabeza solo
si les damos cabida, sacarlos fuera de nosotros significa tener que
enfrentarlos, luchar y sufrir un poco, pero ganamos en paz y unidad y además
sabemos contra que estamos peleando –la falta de Verdad-, en cambio, el que se
deja comer por leviatan vive tranquilo pero dividido y sin paz.
Hoy es común decir masa como si no existiesen las posiciones individuales. Y es común porque nos auto-tratamos como si la masa existiese siempre. Y lo que sucede es que difícil que a alguien que se anima a definir un poco más no lo interpreten de aristocratizante tipo ¡con que derecho se piensa!
Me parece que Francisco de Asís fue la primera persona que comprendió bien este problema. San Francisco se detenía en la particularidad de cada ser, y no violentaba racionalmente a través de generalizaciones vanas – generalmente prejuicios- su propio comportamiento hacia las cosas. Era fundamentalmente un desprejuiciado, un desposeído por “la Palabra del Dios” en quien únicamente creía, Chesterton lo entiende muy bien y dice en una parte de una pequeña biografía, que san Francisco contemplaba el mundo dado vuelta, o patas para arriba creo que dice. Este “dado vuelta” porque Francisco, con este sentir desprejuiciado o desposeído, verdaderamente podía ir contracorriente y esto nos quiere decir, me parece, que Francisco gracias a este sentir podía contemplar la originalidad de cada ser, gracias a su pobreza -no solo material- se podía dejar sorprender, y no permitía que su espíritu se arrastrase -embotándose- tras la repetición constante a la que están sometidas, en su gran variedad y riqueza, las “verdades” del mundo. Es un tema el lenguaje, nos convertirnos en esclavos de nuestro propio lenguaje, de nuestra propia consciencia, es una lucha constante. En la filosofia, creo, el lenguaje, antes el griego y ahora el alemán, que gracias a su sistema de declinaciones muy parecido al de las lenguas clásicas, y las raíces monosilábicas, y sus oraciones derivadas con el verbo al final lo hacen muy apto para generar especulación filosófica, y también facilita la expresión del pensamiento a través del lenguaje, y esto es quizás algo mas practico. Pero engaña si hace ver y llegar a ver al mensaje como algo más “puro”, mas “autentico” cuando en verdad esto ultimo en verdad no tiene que ver con una capacidad objetivante para verbalizar, capturar la realidad, sino que la autenticidad tiene que ver con la honestidad con uno mismo. Esta “capacidad verbalizadora” en ciertas situaciones genera lo contrario a esa honestidad con uno mismo, porque nos hace perder en nuestra consciencia, olvidar lo que es verdad, es decir de donde se origina ese pensamiento verbalizador, o bien, directamente ponemos en cuestión sí existe la verdad, que es. El lenguaje muchas veces nos esconde de nosotros mismos. Porque el gran problema que genera el lenguaje es que las justificaciones hacia nosotros mismos cuando no son explicitadas a las demás personas, nos vuelven invisibles para ellas, y el arrastrar esta autojustificación constante nos hacen perdernos de nosotros mismos, cuando perdemos el hilo que nos unía al origen del discurso envueltos en constante retórica nos terminamos haciéndonos invisibles para nosotros mismos. Esta creencia en cierta invisibilidad de nuestras propias autojustificaciones me parece es lo que se trata de exorcizar sin culpa cuando se generaliza con el concepto de “la masa”. Porque este concepto, en el mundo práctico, a la larga sirve, porque facilita sin impedimentos la acción, desgastando, por esta “invisibilidad”, el sano freno de la vergüenza. “Yo soy yo, el resto es masa –o pueblo-, no comprende”. Facilita la acción digamos, desde el accionar populista que subestima el poder de la libertad de las personas a la acción aristócrata que sobreestima ese poder, ambas posiciones para justificar la manipulación de “la masa”. Los derechos humanos son manipulados políticamente, “justificatoriamente” para volvernos irresponsables, invisibles para nosotros mismos, como decía arriba. Muchas veces solo somos considerados iguales: si tenemos las mismas ideas (prejuicios ideológicos), si somos del mismo país (prejuicios nacionalistas), si somos del mismo color (prejuicios raciales), si somos de la misma religión, si tenemos plata (prejuicio de clase), si pudimos nacer en el caso del aborto (prejuicios naturales). Los derechos humanos son un placebo lindo. La verdad es que el hombre, el equilibrio de la civilización, fundamentalmente, pende de hilos muy frágiles que tienen que ver con la conveniencia económica-energetica, el resto son justificaciones para dejarnos dormir con la “supuesta consciencia” tranquila, pero en verdad nos hemos vuelto invisibles para nosotros y para los demás hace rato. Por ejemplo: ¿que sucedería en el caso de una contienda mundial incontenible? Imaginemos que por estos recursos energéticos se llega a un estado de enfrentamiento inminente, que se atacan los países, sus centrales nucleares, que el flujo del petróleo de corta, ¿que sucedería con la logística mundial? ¿Quien proveería al supermercado de la esquina? ¿Que pasaría con las ciudades? Hoy es el momento más frágil de la sociedad humana, dependemos totalmente de las maquinas, el hombre perdió su autosuficiencia, depende del orden del sistema y si este sistema se cae sería grande el desastre humano. Si el hombre sigue manteniéndose en este estado de hybris frente a la naturaleza y se cree en la cumbre de la civilidad es difícil que algo así no suceda, cuando se alimenta y solidifica la soberbia del hombre, a través de la supuesta libre-libertad, es difícil que lo hagan cambiar de parecer. En esa auto-invisibilidad todos creen tener razón y nadie tiene razón.
Hoy es común decir masa como si no existiesen las posiciones individuales. Y es común porque nos auto-tratamos como si la masa existiese siempre. Y lo que sucede es que difícil que a alguien que se anima a definir un poco más no lo interpreten de aristocratizante tipo ¡con que derecho se piensa!
Me parece que Francisco de Asís fue la primera persona que comprendió bien este problema. San Francisco se detenía en la particularidad de cada ser, y no violentaba racionalmente a través de generalizaciones vanas – generalmente prejuicios- su propio comportamiento hacia las cosas. Era fundamentalmente un desprejuiciado, un desposeído por “la Palabra del Dios” en quien únicamente creía, Chesterton lo entiende muy bien y dice en una parte de una pequeña biografía, que san Francisco contemplaba el mundo dado vuelta, o patas para arriba creo que dice. Este “dado vuelta” porque Francisco, con este sentir desprejuiciado o desposeído, verdaderamente podía ir contracorriente y esto nos quiere decir, me parece, que Francisco gracias a este sentir podía contemplar la originalidad de cada ser, gracias a su pobreza -no solo material- se podía dejar sorprender, y no permitía que su espíritu se arrastrase -embotándose- tras la repetición constante a la que están sometidas, en su gran variedad y riqueza, las “verdades” del mundo. Es un tema el lenguaje, nos convertirnos en esclavos de nuestro propio lenguaje, de nuestra propia consciencia, es una lucha constante. En la filosofia, creo, el lenguaje, antes el griego y ahora el alemán, que gracias a su sistema de declinaciones muy parecido al de las lenguas clásicas, y las raíces monosilábicas, y sus oraciones derivadas con el verbo al final lo hacen muy apto para generar especulación filosófica, y también facilita la expresión del pensamiento a través del lenguaje, y esto es quizás algo mas practico. Pero engaña si hace ver y llegar a ver al mensaje como algo más “puro”, mas “autentico” cuando en verdad esto ultimo en verdad no tiene que ver con una capacidad objetivante para verbalizar, capturar la realidad, sino que la autenticidad tiene que ver con la honestidad con uno mismo. Esta “capacidad verbalizadora” en ciertas situaciones genera lo contrario a esa honestidad con uno mismo, porque nos hace perder en nuestra consciencia, olvidar lo que es verdad, es decir de donde se origina ese pensamiento verbalizador, o bien, directamente ponemos en cuestión sí existe la verdad, que es. El lenguaje muchas veces nos esconde de nosotros mismos. Porque el gran problema que genera el lenguaje es que las justificaciones hacia nosotros mismos cuando no son explicitadas a las demás personas, nos vuelven invisibles para ellas, y el arrastrar esta autojustificación constante nos hacen perdernos de nosotros mismos, cuando perdemos el hilo que nos unía al origen del discurso envueltos en constante retórica nos terminamos haciéndonos invisibles para nosotros mismos. Esta creencia en cierta invisibilidad de nuestras propias autojustificaciones me parece es lo que se trata de exorcizar sin culpa cuando se generaliza con el concepto de “la masa”. Porque este concepto, en el mundo práctico, a la larga sirve, porque facilita sin impedimentos la acción, desgastando, por esta “invisibilidad”, el sano freno de la vergüenza. “Yo soy yo, el resto es masa –o pueblo-, no comprende”. Facilita la acción digamos, desde el accionar populista que subestima el poder de la libertad de las personas a la acción aristócrata que sobreestima ese poder, ambas posiciones para justificar la manipulación de “la masa”. Los derechos humanos son manipulados políticamente, “justificatoriamente” para volvernos irresponsables, invisibles para nosotros mismos, como decía arriba. Muchas veces solo somos considerados iguales: si tenemos las mismas ideas (prejuicios ideológicos), si somos del mismo país (prejuicios nacionalistas), si somos del mismo color (prejuicios raciales), si somos de la misma religión, si tenemos plata (prejuicio de clase), si pudimos nacer en el caso del aborto (prejuicios naturales). Los derechos humanos son un placebo lindo. La verdad es que el hombre, el equilibrio de la civilización, fundamentalmente, pende de hilos muy frágiles que tienen que ver con la conveniencia económica-energetica, el resto son justificaciones para dejarnos dormir con la “supuesta consciencia” tranquila, pero en verdad nos hemos vuelto invisibles para nosotros y para los demás hace rato. Por ejemplo: ¿que sucedería en el caso de una contienda mundial incontenible? Imaginemos que por estos recursos energéticos se llega a un estado de enfrentamiento inminente, que se atacan los países, sus centrales nucleares, que el flujo del petróleo de corta, ¿que sucedería con la logística mundial? ¿Quien proveería al supermercado de la esquina? ¿Que pasaría con las ciudades? Hoy es el momento más frágil de la sociedad humana, dependemos totalmente de las maquinas, el hombre perdió su autosuficiencia, depende del orden del sistema y si este sistema se cae sería grande el desastre humano. Si el hombre sigue manteniéndose en este estado de hybris frente a la naturaleza y se cree en la cumbre de la civilidad es difícil que algo así no suceda, cuando se alimenta y solidifica la soberbia del hombre, a través de la supuesta libre-libertad, es difícil que lo hagan cambiar de parecer. En esa auto-invisibilidad todos creen tener razón y nadie tiene razón.
Volviendo.
Hoy podemos pensar, como decía arriba, que el poder se
encuentra en manejar los recursos energéticos…pero creo que sucede de la misma
manera como sucedió antes con los metales, que primero eran muy útiles y luego
se volvieron un poco fetiches del poder, lo mismo esta sucediendo con los
recursos energéticos, se están volviendo fetiches del poder, lo que en verdad
vale, como también dije arriba, no son ni los recursos energéticos ni el
trabajo petrificado y repetitivo del hombre solamente, lo que en verdad vale es
la creatividad del hombre, su fuerza espiritual, su apertura a lo imposible. Y
generalmente lo que sucede con todos estos ideologos tipo es que cebados en el
poder o criticándolo sin conocerlo, temiéndole a la libertad de los hombres los
subestiman e incurren en el grave error de no ver la redención en las manos de
los mismos hombres, en su fuerza espiritual, creatividad, en la fuerza que viene
de Arriba.
Voy a decir una idea para frenar el capitalismo meramente rentista.
Tanto Capitalismo como Marxismo tienen un enemigo en común
que es la burocracia, ese es el espíritu conservador aparentemente inocente que atenta contra la
libertad y creatividad humanas.
Dentro de uno y otro modelos contrapuestos, en el que la
burocracia hace menos daño a la libertad es en el capitalismo.
Por lo tanto conociendo que el gran problema del Marxismo
es el impedimento explícito a la libre iniciativa al quitar, de manera burocrática,
el incentivo esencial para crear que es la propiedad. El marxismo quita ese
incentivo y la teoría es débil, pues deja que ese incentivo se degrade de
manera indirecta y solapada, y el incentivo se transforme entonces en formar
parte de esa burocracia establecida, lo que a la larga engendraría un cuerpo de
envidiosos difamadores. Pero algo parecido pasa dentro del capitalismo con sus
medios de comunicación y propagandas de consumo. Y voy a hacer una afirmación jodida:
El capitalismo liberal funcionaría sólo en caso que las
empresas de un país pagasen impuestos de acuerdo al beneficio que reciben de la
protección del poder de policía, de las fuerzas armadas y de la burocracia de ese país donde se
alojan. Esto implicaría mucha cuestiones
en los movimientos de capital, y para hacerlo habría que considerar un estudio
de las relaciones entre el tamaño del país, población y seguridad.
Hoy el poder de policía y el poder militar es subestimado y
atacado y con ello se consiguen dos cosas bien absurdas: primero no se entienda
que nunca va a dejar de existir esos poderes por el mero hecho de denigrarlos y
por lo tanto mal pagarles solo acarrea la formación de mafias y movimientos
paramilitares y estos movimientos siempre van a terminar al servicio de los más
poderosos capitalistas. Segundo: que impide ver la realidad de que los que más
tienen de un país son los que más se benefician de estos poderes (esto es lo
que marx vio, pero resolvió mal), entonces lo único que hay que hacer es
valorar estos poderes financiándolos a través del estado por las empresas más
beneficiadas por estos. A esto debería abocarse un estado legítimo, creando
leyes bien pensadas, dinámicas que
consideren y sopesen bien la influencia de la
lógica económico-monetaria, aplicando a actuarios y esas faunas del
sistema para saber cuánto es lo que las empresas deben pagar según su capital.
Está dialéctica justamente hecha (a mas capital de una empresa,
más beneficio por protección, más impuesto) en la que nos sumergiría tener en
el pedestal –como tenemos el valor democrático- el valor de una transferencia
más justa del beneficio referido por la protección de los aparatos del
monopolio de la fuerza -hablo de la consecuencia de este valor universalizado
al nivel del democrático-, esta dialéctica nos llevaría por un lado a que los
políticos verdaderamente se interesen en la salud (incluida alimentación) y
educación de su país –menos caos, menos
inseguridad-, que se interesen más en la equidad del sistema.
Ejemplifico la dialéctica: las empresas se mudarían a países
donde los impuestos sean más escasos, o sea donde habría menos ejércitos,
policías y burocracia. Por otro lado los países ajustarían el gasto en estas
cosas para atraer a las empresas siempre sin descuidar la seguridad, esto se
lograría con equidad –salud y educación-. De esta forma, establecida la
dialéctica de las justa transferencia por los beneficios por protección en la
consciencia social, de a poco se efectivizarían los recursos asignados al
estado puliéndolo de mafias y proteccionismos mentirosos y de todas las cosas
que surgen por el exceso de dinero en pocas manos. Lo que sucede es que la
mayoría de los países deberían tomar este valor por absoluto, como hacen con el
valor democrático. Si esto sucediera los empresarios serian de nuevo auténticos
empresarios y no mamadores de la teta del estado.
El gran engaño de los mejores negocios del empresario
burgues de hoy frente al antiguo modo feudal o proto empresarios medievales ,
fue enriquecerse casi sin riesgo y sin tener que ir a la guerra. Y lo que nos
hacen creer hoy es que la burguesía es "campeona mundial" por el
desarrollo tecnológico de hoy, cuando eso simplemente fue por una cuestión de
tiempo, de invento sobre invento, que tarde o temprano terminarían floreciendo.
Es mas hoy, el efecto que produce en la sociedad empresas cómplices a los
estados y viceversa, es una estratificación social, se petrifican las formas
sociales, lo único que comienza a regir implícitamente es una diplomacia avara
cuyo único objetivo es resaltar y escalar socialmente y esto tiende a impedir
cualquier innovación en el ámbito humano o natural, esto está matando la
creatividad pues las jerarquías políticas, académicas, científicas o artísticas
etc se plagan de gente movida por envidia
y comparación incapaces de hacer nada: plagiadores y tergiversadores, buchones,
aduladores envidiosos y complacientes que lo único que buscan es agradar para
que el sistema y sus jerarcas los siga amamantando, un asco, no pueden cambiar
nada auténticamente, tienen miedo de quedar fuera, solo pueden manipular las
formas para parecer de "avanzada" o "serios" o
"cancheros" o "interesantes", según lo que la tribuna exija
en ese momento. Para ver esto que estoy diciendo solo hay que ver lo que es el
arte de hoy comparado con los de otras épocas. Un Platón escribiendo la
apología en papiro, un Kierkegaard, Nietzsche, Chesterton escribiendo con
pluma, sin luz y sin google. Ni hablar de las otras artes. Empiezo a pensar en
estas cosas y siento un rechazo radical al hombre de hoy que se piensa que es
el culmen de la historia. El hombre de hoy encima está quedando estúpido de
tanto arrodillarse y tragarse esta jerarquía o escolástica secularizada que
adora sólo a la plata. Asco bien pulido y aceitado en su funcionamiento por
tecnologías que en su mayoría solo son usadas mal, hasta los científicos ni
entienden lo que descubren, ni los alcances de sus descubrimientos, son
incapaces de hacer las relaciones. No voy a seguir porque no hago más que decir
obviedades y discursos repetidos.
Pero creo que es necesario un cambio, claro
que es utópico, pero ese cambio es utopico pero posible sin casi afectar la libertad humana.
Un saludo.