viernes, 18 de febrero de 2022

Condición de existencia.

Condiciones de la posibilidad de existencia. (Escrito en septiembre-octubre 2014, las ubicaciones que se describen de Buenos Aires son todas ciertas)

Juan salió a caminar, salió a caminar con su novia el día de la primavera. Juan y Ana eran novios hacía mucho tiempo, desde que se conocieron estudiando filosofía. Mientras caminaban, cuando estaban por la biblioteca nacional, justo frente a la estatua de Juan Pablo II, a su novia se le ocurrió preguntarle que pensaba acerca de si existían extraterrestres – su novia todavía no sabía que Juan era Marte- y eso desató un lio.

Su novia, Ana, siempre supo que a Juan le gustaban las historias de ovnis y esas cosas, y por eso Juan le preguntó por qué se le ocurrió preguntar semejante cosa, y porque se lo preguntaba otra vez, si ya habían discutido del tema, y ella siempre supo que Juan creía en los extraterrestres.

Mejor lo voy a relatar en dialogo tal como me lo contó Juan:

 

-¿Por qué sacas este tema Ana, acá, hoy?

Ana- hoy a la mañana estuve mirando Superman, la última, y en un momento unos extraterrestres paisanos de Superman pretenden quedarse con la tierra.

Juan- pero Ana, si vos nunca creíste en extraterrestres. ¿Me tomabas el pelo cuando decía que yo sí creía?

En ese momento, para que se dejara de escorchar y se quedara tranquila, Juan le dijo lo mismo que Ana siempre había pensado para negarlos: que si llegaban existír ya hubieran aparecido. Y para que no se dé cuenta, de la maniobra de distracción, agregó que los extraterrestres nunca se iban manifestar oficialmente por las reacciones que se generarían entre nosotros, reacciones muchas veces negativas de las cuales ellos se volverían responsables indirectos. Pero Ana tenía una idea fija,

 

Ana, insistió-pero ¿y si nos están tipo cultivando para cosecharnos de golpe?

 

Ahí Juan se rio un rato con ella. Ya era casi la tardecita y las plazas estaban llenas de gentes sentadas que se movían reptando, huyendo de la sombra porque aunque fuese primavera, sin la luz del sol, se estaba fresco todavía.

Siguieron caminando, pero Ana volvía una y otra vez con el tema como para que Juan le diera una respuesta de lo que se reían hacía un rato. Juan no entendía el porqué de la obsesión con el tema de los ovnis, y de repente se enojó solo, ensimismándose, pensando en el mal que hacen las películas a la imaginación de las personas y todo ese tipo de cosas que siempre pensaba Juan. Cuando logro desensimismarse ante los chillidos de Ana, Juan le dijo:

Juan- mira Ana me parece que no existen chances que algún extraterrestre malo pueda llegar hasta acá.

Ana- ¿Por qué decís eso? Vos siempre dijiste que existían extraterrestres, ¿por qué no pueden ser malos esos extraterrestres que lleguen hasta acá?

Juan- buen. Primero, para llegar hasta acá desde la distancia de un hipotetico planeta habitable, para realizar ese viaje ellos deberían tener una inteligencia y tecnología impresionante, y eso nunca hubiese sido posible si hubiesen sido malos, porque para que florezca y sea valorada la inteligencia se necesita de paz verdadera, paz que nunca tendrían si fuesen malos.

Ana-  Es incoherente lo que decís. ¿Qué tiene que ver la paz con la inteligencia?

Juan- un montón, muchísimo tiene que ver. Sólo mirá la historia, imperios que arrasaban naciones y luego caían, imperios que se arrasaban entre sí. Imperios que no tenían continuidad. Recién con el cristianismo se logró una continuidad que abarcó todo un continente y mas, “la cristiandad” le decían. Pero cuando lo llamaron así ya estaba podrida la cosa, era un nombre no destinado a durar…

Ana- no entiendo, no empecés por favor.

Juan- buen, voy a ser sintético. En ningún otro lugar del planeta existió la condición de la posibilidad de existencia de paz como existió dentro de la cristiandad…

Ana- no me jodas jajajaja, hubo cientos de guerras en Europa desde Constantino hasta acá. Deja de decir pavadas.

Juan- es que no me entedes..

Ana- y no, no te entiendo ( dicho irónicamente)

Juan- Sé que en la cristiandad existieron las cruzadas, la inquisición, muchas guerras religiosas y demás. Pero en la cristiandad fue la que posibilito el conocimiento y la ciencia como la conocemos.

Ana- mentira, Europa o los cristianos revalorizaron a Aristóteles gracias a los musulmanes, deja de decir pavadas.

Juan- sí, pero los musulmanes existen gracias a Dios y a algunos cristianos que fueron a arabia  como san Pablo: yo creo que Mahoma conocía muy bien la historia de Jesús antes que el ángel Gabriel le hablara. Aristóteles pudo ser aceptado, continuado y difundido porque los musulmanes creyeron en el Dios único y se unieron un poco más. Si los pueblos árabes no hubiesen conocido a Alá y no se hubieran unido un poco, hubiesen desaparecido hace mucho.

Ana-¿y?

Juan- ¿vos te imaginas un Copérnico, un Galileo yendo a cuestionar el sistema aristotélico y viviendo para contarlo es un país musulmán?

Ana- ¿queee?,¿ porque lo decís? ¿Por el tema del mundo sublunar y toda esa paparruchada?

Juan- tiene que ver con eso, sí. Pero no, en verdad no. Los musulmanes eran los más avanzados de todas las culturas dominantes que existían entonces en cuanto a apertura mental. ¿Por qué crees entonces que en Europa, la cristiandad, germinaron las instituciones de coerción social, modelos explícitos, por un lado políticos-ideológicos como la inquisición y el resto de obligaciones cívicas, y luego los modelos económicos, o “modelos de producción” como el capitalismo o el comunismo que después contagiaron o germinaron en el resto del mundo?

Ana - ¿pero vos crees que esos modelos explícitos, como les decís, son buenos o son malos?

Juan-voy a explicarte que creo

Ana- no expliques nada, ya te fuiste por las ramas como siempre.

Juan- ehhh? Vos sos la que no me deja seguir con la explicación y la vas complicando.

 

Se quedaron callados un rato. Tenían el sol de frente y les molestaba en los ojos, iban caminando por la embajada de España. Ahora Juan era el que quería seguir hablando y Ana ya se había olvidado de todo, pero no.

 

Ana- pero no entiendo porque te ramificas, siempre haces lo mismo ¿Qué tiene que ver si los musulmanes y los cristianos son buenos o no, con la posible existencia de ovnis malos?

Juan-iba a hacer una analogía y, mentís, nunca hago lo mismo.

Ana- a verrr, seguí dale.

Juan- buen, voy a tratar de reformular todo a ver si me podes seguir el hilo.

Ana- ahhh que soberbio, no te soporto.

Juan- mentira, voy reformular algo porque es cierto que me estaba yendo un poco por las ramas.

Ana- no mientas, sos un soberbio. Pero dale, a ver que inventas.

Juan- no soy soberbio, me conoces bastante. Es increíble lo que te cuesta hablar en serio. Si no crees en extraterrestres: ¿para qué querés escucharme?

De nuevo quedaron callados, encallados. Ya habían llegado a la plaza república islámica de Irán. Ana estaba molesta y Juan también.  Callados, en silencio decidieron quedarse sentados en el medio de esa plaza, se sentaron atrás de un ciprés calvo.

 

Juan- ¿viste esa columna que esta allá?

Ana- sí, siempre la veo.

Juan- claro, a lo que voy es si sabes que es.

Ana- no

Juan- es algo persa. El león que esta dibujado en aquella base  -y señaló con el dedo- la forma de los bueyes. Es algo persa. Por algo la plaza se llama república islámica de Irán.

Ana- ahhh, ves, sos un soberbio e ignorante, los persas eran persas, los iraníes iraníes. Los persas no eran musulmanes.

Juan- no entedés el punto. Ellos honraron y no olvidaron la tierra de dónde venían.

Ana- ¿que??

Juan-  es que a eso quería llegar hoy cuando hablaba de los musulmanes. Ellos fueron más allá que nosotros hablando en instituciones o modelos explícitos, o no sé cómo les dijiste.

Ana- sigo sin entender nada, siempre haces lo mismo.

Juan-pará, escuchá un cachito. Esa columna seguro fue donada, y donada por iraníes, lo mismo que la torre de los ingleses y ese tótem que hay en el camino del buen ayre. Cómo lo pusieron acá la plaza se llama plaza Irán.

Ana- ¿Y?

Juan- Y que un iraní no tenía ningún complejo en dar a otro país un símbolo de paz, por más que ese símbolo de paz fuese anterior a su religión.

Ana- ¿por qué un símbolo de paz? Ves que enseguida con tus falaces saltos lógicos me querés engatusar.

Juan- No, no te quiero engatusar. Recién me hice el misterioso y me olvidé de decirte que esa columna es una imitación del templo de Ciro el grande, quien fue quién permitió que los judíos volvieran a Jerusalem. Eso es una muestra de paz, tanto para los judíos como para los cristianos, si Ciro no hubiese sido dócil a la inspiración de Dios todo se hubiese retrasado para todos, tanto judíos, cristianos y musulmanes, quizás. ¿Sabes que significa Jerusalem?

Ana- no, no me vengas con eso. Enseguida que empezás a dar vueltas sacas a relucir a Dios. Hoy ya lo hiciste con tu amado cristianismo, allá, cuando estábamos por ATC. No jodas.

Juan- por el momento hace como que no escuchaste la palabra “Dios”, si querés hacerte la científica o pretendés ser objetiva como esta época de mierda pretende ser, pero primero me, me hace el favor de olvida.. de olvidarte de tus prejuicios.

Juan se estaba enojando y eso lo hacía trabarse un poco, tartamudeaba y se ponía colorado, eso a Ana la enternecía en su dureza. Dureza completamente inconsciente del estado de Juan, que era como un volcán siempre tratando de evitar entrar en erupción. Para Juan explicar este momento era importante: primero porque allá, en la estatua de Juan Pablo II, Ana había comenzado a preguntar y reconoció que sentía miedo, cosa que enseguida quiso olvidar aunque no podía, lo que era bastante extraño. Segundo porque era primavera y Juan había sentido olor a violetas al pasar por la embajada de España. Era tenue el olor, pero Juan quedó seguro que en el jardín de esa embajada había violetas. Y eso lo había convencido de su posición acerca de los musulmanes y el cristianismo, embajada de España, España setecientos años conquistada por los moros. Estábamos en Argentina y ahora en plaza Irán. Esos fugaces momentos o coincidencias lo llenaban de esperanzas a Juan, sus ojos cambiaban de color y necesitaba imperiosamente comunicarse y eso era lo que Ana había visto, ya lo conocía hacía años, y por eso seguía enganchada en esta discusión.

Ana- bueno, bueno. No me interesa que significa Jerusalem. Además de hoy los iraníes no son los mismos que los que nos regalaron ese monumento, ¿o no? ¿Cuántos años tiene esa cosa?

Juan- sí, tenés razón. Seguro nos la regalaron antes de los setenta. Pero el extremismo es consecuencia de un mal dialogo, enfrentamiento histórico, que fue oxidando y soldando posiciones hasta que se volvieron recalcitrantes: posiciones y responsabilidades en ambos bandos, porque aunque en general los occidentales no somos extremistas, sí somos hegemónicos: la manera de vivir de occidente es la que va contagiando rápido o no, al resto.

Ana- si esa manera de vivir es buena, ¿qué tiene de malo el “contagio”?

Juan- sí, es buena esa manera de vivir y es bueno el “contagio”, pero para vivir así, primero tenés que enseñar a vivir de esa manera. No podes solo venderle espejitos de colores, enriquecerte e irte. Ese tipo de intercambio es el que genera los extremismos.

Ana- ya sé por donde viene esto. Ahora vas a empezar a pontificar sobre los misioneros y me vas a tratar de llevar con vos a algún pueblito de esos de áfrica a ayudar.

Juan- no, no viene  por ahí. Pero si querés venir a misionar todo bien, estas más que invitada…

Ana- SÍ, Sí. Pero no, gracias.

Juan se echó para atrás, vio el ciprés calvo, vio que las hojas ya estaban bien verdes y brotadas, y miró el suelo. Pensaba que, en su casa, en el lugar donde están los cipreses calvos, el suelo está lleno de plantas de violetas y se dio cuenta que los cipreses  ayudan a filtrar y atajar un poco la luz para que las violetas vivan. Las violetas son muy sensibles a la luz, pensó. Y la miraba a Ana. Ana ya se había acostado, tenía muy largo y lacio el pelo y estaba lleno de pasto. Juan recordó que cuando tenía 8 años encontró un cipresito entre las violetas y lo trasplanto a su jardín, pero nunca había puesto violetas debajo de él. Estaba solo el ciprés que ya medía como diez metros. (Sabía Juan que los cipreses calvos crecen mejor en lugares húmedos. También se le llama ciprés de los pantanos. Y, al igual que los hongos, estos cipreses transforman y reúnen en ellos, gracias a la humedad, lo que está en descomposición).

Cómo era normal, Ana cortó este rodeo solipsista y melancólico de Juan, de un solo graznido. Digo  graznido porque así sonaban las quejas de Ana en los oídos de Juan.

Ana- tenés que reconocer que sos vueltero-dijo. Te hice una sola pregunta y todavía no me contestaste. Te fuiste por las ramas a cualquier lugar.

Juan- vos no me dejas hablar, me cortas todo el tiempo.

Ana- es que afirmas cada disparate..

Juan- no son disparates, solo no te diste el tiempo para escuchar.

Ana- ahhh buen. El sabio y el silencio. Déjate de hinchar. A ver habla.  Si podes relacionar toda esa sarta de cosas que dijiste te doy un beso.

Juan- levantémonos, quiero ver las glorietas del rosedal antes que siga oscureciendo, hace un montón que no las veo.

Llegando, frenados por el semáforo, antes de cruzar la avenida sarmiento, Juan miró el planetario. Y miró el rosedal. Las rosas y los planetas, pensó. El principito. Juan todo el tiempo hacia relaciones entre las cosas, relaciones estúpidas o no, pero no podía dejar de hacerlo. (Cuando era más chico, una amiga le dijo que tenía un estado de atención alfa pero Juan se rio, siempre creyó que las definiciones científicas aplicadas a los hombres eran como tratar de ver un mundo a través del umbral de una cerradura. Además Juan prefería que no se dieran cuenta de lo que él se daba cuenta. Así vivía en paz y mejor, le encantaba que en vivo se refieran a él de manera peyorativa, pero pensando que él no se daba cuenta. Esa era una manera de no ser visto y tener el control, pensaba Juan, y así podía irrumpir cuando él quisiera, aunque en general no lo hacía o lo hacía de manera indirecta, para que nadie se cierre o se ofenda). Instantáneamente que pensó en el principito, recordó unas esculturas de unos aviones sobre libertador, habían pasado hacía un rato por ahí. Eran unas avionetas, al lado de una estaba Jesús, y al lado de la otra el principito. La imagen de Jesús es la imitación del Señor cautivo que hay en la catedral, pensó Juan. Y también asocio que se le llama el cristo de los futbolistas porque el gringo Scotta le pidió a un sevillano que se lo hiciera. Había otra avioneta con otra cosa, pero Juan no podía recordar. Del otro lado de esa plaza, sobre Figueroa Alcorta, había más esculturas. Esculturas de indios escrutando el horizonte parados en el anca de un caballo, y gauchos, mas caballos. Y ñandues. Conociendo estos datos y que saint Exupery vivió bastante en argentina, Juan podía darse cuenta que el autor de estas obras había querido simbolizar algo de nuestra patria, pero Juan no sabía qué de nuestra patria, pero lo sospechaba. El artista de estas obras no le caí bien a Juan. Sólo una vez lo había visto a este artista, en un programa de televisión, cocinando, y toqueteaba a su ayudante, cosa que a Juan no le causo la gracia que sí le causaba a la ayudante –que se toqueteen todo lo que quieran pero no en televisión ni en un programa de cocina, pensó indignado-. También conocía Juan que, en la entrada de Balcarce, este artista había hecho una flecha de plata –el famoso Mercedes de Fangio- con discos de una rastra. La rastra de disco es un elemento que se usa o usaba mucho en esa zona papera y chacarera. Le gusta buscar símbolos pensó Juan a este artista, en inmediatamente se dio cuenta de la banalidad de su pensamiento: ¿quién que pretende decir algo no busca símbolos? Después se acordó Juan, según le había contado su Tío, que a este mismo artista le habían encomendado hacer una obra en el pueblo de Azul. Pero en una fiesta con la sociedad de azul tan desagradable resultó el tipo que lo terminaron echando.

Todas estas cosas se habían disparado en la cabeza de Juan, por esa mirada al rosedal y el planetario, cuando Ana le volvió a llamar la atención.

 

(sigue)

Ana- dale (boludo), crucemos que ya corto el semáforo.

Juan- odio cuando me hablas en ese tonito.

Ana-  por lo menos sentís algo, pensé que no te importaba que te forreara. Nunca te importa cuando estas así, colgado.

Cruzaron avenida sarmiento pero en vez de ir al rosedal, Ana quiso seguir caminando para ver el monumento a Guemes.

-no, no es que no me importe. Que no reaccione no significa que no me importe nada, solo que no tiene sentido contestarte de la misma manera. Creo que en eso tiene razón Nietzsche cuando dice algo así: “mostrarse espinoso con los pequeños es un comportamiento digno de erizos”.

- Nietzsche estaba loco. Además ¿quién te crees que sos? Me tiras a Nietzsche de la nada para decirme que soy pequeña!!¿soy “pequeña” para vos? Porque no te vas a cagar.

- Nietzsche no estaba loco. Estaba enfermo. Una hipótesis es que tenía sífilis. Y no te quiero decir que sos pequeña ni nada así. Estoy de novio con vos, ¿o no? Lo que quiero decir es que si no dejás pasar de largo muchas cosas, si contestás cualquier provocación te podés volver un erizo.

Las sendas y bicisendas estaban abarrotadas por el fin de semana, aunque ya eran las seis de la tarde.

-A ver sabio sabihondo, donde dice Nietzsche eso, sabes?

- En el zarathustra.

-Obvio. ¿Pero sabes cual discurso del Zarathustra?  

- No me acuerdo bien, o está en “de la prudencia en el hombre” o en “de la virtud empeñecedora”.

- Está en “de la virtud empequeñecedora”. Ves que yo se mas que vos, mandarina.

- No me gastes Ana, si yo no nombraba esos dos discursos vos ni te acordabas del nombre.

- Si claro.

Se quedaron callados porque un tren pasaba por encima de ellos, se miraron un rato.

A Ana le encantaba Nietzsche, le encantaba porque creía que estaba loco. Años antes, en un ataque de soberbia, Juan le había dicho que ella no entendía bien a Nietzsche, le dijo que nadie lo podía entender bien salvo él mismo.

Esa discusión trajo aparejada una pelea de dos meses. Era un tema espinoso –como un erizo- el que charlaban y Ana prefirió no enloquecerlo más y siguió con la conversación anterior.

- No tires la pelota afuera. No me estas respetando la consigna che. Tenés que desenredar todo el menjunje que hiciste recién cuando estábamos echados allá atrás.

- Ya no me acuerdo Anita. Tengo ganas de estar callado un rato.

Ana sabe que cuando Juan empieza, a lo flanders, a usar diminutivos de forma cariñosa, es que se cansó de hablar. Lo extraño es que hacía unos momentos Juan estaba exacerbado hasta la exaltación, hasta tartamudeaba. Ana lo volvió a mirar y le dijo:

-che, dale, tengo ganas de saber que tienen que ver todas las cosas esas que dijiste hasta que sacaste el tema Nietzsche.

- yo no lo saque.

- Sí, lo sacaste vos.

Cruzaron el puente que hay encima de Dorrego. Todo se había empezado a llenar de árboles, como le gusta a Juan.

- Tenés razón, perdón. Nietzsche es todo un tema entre nosotros eh?

-Sí, no me hagas acordar. Pero dale decime que tienen que ver todas esas cosas que dijiste de los cristianos, los musulmanes, la paz y la inteligencia, los extraterrestres. Todas esas cosas ¿qué tienen que ver?

- ese fue el único error de Nietzsche, siempre subestimó o despreció la paz.

- que Juan? Por favor no hagas más esos saltos.

- Claro, la paz es el punto. Sin paz no hay nada, sin paz no existe nada, pues nada puede ser bien contemplado sin paz. Sin paz no hay plenitud. Perdón, sigo desperdigándome. Tantos cristianos como musulmanes vienen de los hebreos, religiosamente hablando. Sin embargo, no hay paz.

- y?

-claro, no hay paz porque existe constantes guerras por lugar, por espacio. Hasta ahora todo en el hombre es una cuestión de espacio, o tiempo. Nuestra inteligencia colectiva todavía no supero esas categorías. En el fondo no creemos en un mañana porque no lo podemos ver ni tocar, sin embargo planificamos y hacemos casi todas las cosas en función de ese mañana. Pero como en el fondo no nos calienta ese mañana, no podemos ver que para planificar ese mañana tenemos que conseguir paz. Paz de verdad.

-Pero: no me aclaras bien, que tienen que ver las religiones esas con la paz. Yo creo al revés, que culpa de las religiones hay guerras.

- Ana las peores guerras de la historia, las guerras napoleónicas, la primera guerra y la segunda guerra no tuvieron nada que ver con religión, simplemente fue una lucha por el espacio, por el poder que creen que da ese espacio. Lo que siempre pasa es que se usa a la religión como excusa política.

- Ponele. Pero en general las religiones no buscan paz, bah eso creo. Me parece que todas buscan imponerse tipo una ideología o una doctrina.

- eso es cierto para un aspecto de las religiones, el aspecto negativo digamos.

- aja, entonces por favor te suplico me digas el aspecto positivo, dame tu luz Juan Pablo dámela (irónicamente).

-  Ana Laura te lo diré, pero por favor permíteme a mis anchas explayarme, iras entendiendo  medida que aflojes las cadenas de tu juicios y logres relajarte. Si logras eso entonces entenderás, comprenderás que oír bien es como aprender a nadar en el portentoso mar. Ya que por más ansias de nadar en él tengas, si nerviosa y alterada te arrojas a él, es fácil que en dolorosos calambres te ahogues en las profundidades  del sin sentido, lejanas de la luz del sol. En cambio, cuanto más tranquila te encuentres más fácil para ti será vadear las olas que con furia te intentan intimidar en...

- Che, ya paso el chiste. Además no te sale hacerte el poeta. Suspende y explícame que ahora te estoy prestando atención de verdad.

 

Ya estaban caminando por el monumento a William C. Morris, casi frente a la depuradora de Aguas Argentinas y Juan estaba contento, pocas veces Ana prestaba tanta atención.

Ya estaban caminando por el monumento a William C. Morris, casi frente a la depuradora de Aguas Argentinas y Juan estaba contento, pocas veces Ana prestaba tanta atención

-A ver Anita, te voy a dar un ejemplo con algo. Aunque no quiero dártelo porque vas a conocer un secreto.

- que me vas a esconder un secreto vos a mi! Jjjajaja

-buen, si tenés un secreto larga, dale, no hay secretos entre los dos.

- no es un secreto malo, Ana.

-buen, decime entonces.

-estamos hablando de Dios, ¿no? A Dios se lo relaciona con el amor también,¿ o no?

-sí, y qué? Dale, no empieces otra vez por favor.

-a lo que voy es que es fácil definir un sustantivo como Dios o amor, entendés?

- si Juan te entiendo; a los sustantivos los definimos según lo que sabemos (en el caso del amor), o de lo que creemos (en el caso de Dios).

-claro, veo que entendés. Ahora lo que es verdaderamente difícil es un verbo, pues los verbos se definen por sí mismos.

- depende, puedo decir que correr, la acción de correr es llegar a caminar con la rapidez tal que por momentos ningún pie permanezca en tierra.

- se ve que ya pensaste algo de esto.

- un poco.

- Pero entonces viste que es difícil definir un verbo, porque la definición del verbo debe significar siempre lo mismo.

- Si fue algo difícil, no sale naturalmente como definir un sustantivo. Tenés razón. Esas definiciones eran un juego que jugaba con vos hace mucho y se ve que no te acordás. Estas fallando funes. Y todo bien. Pero a que vas con esto.

- a que la definición de un sustantivo puede no ser univoca, sobre todo cuando hablamos de nombres o sustantivos más abstractos. Por ejemplo “el amor” para algunos es el sentimiento más grande que existe, es cuidar de tus hermanos, darles un beso a tus hijos cuando están dormidos. Para otros el amor es llegar hasta chupar un culo sucio.

-jajaja pero que raro diciendo malas palabras vos.

- fue para dar un ejemplo, Ana. La definición de un sustantivo se da según lo que creemos o sabemos de ese sustantivo, como bien dijiste vos recién. En el caso de los nombres o sustantivos más abstractos tipo Dios o Amor, nuestra definición siempre está ligada a una creencia. Por ejemplo Santiago Festa a vos te parece esto y aquello, para mí esto y esto otro.  

- ayer lo fuiste a ver a Santiago, ¿no? Se tomaron varios whikeys, pude olerte cuando ni bien te vi. ¡Te dije que no tomes más en la semana, boludo! Y no te juntes más con ese, seguro te habla mal de mí.

- buen, buen. Para la moto. Y Santiago no habla mal de vos, le caes bien. Ya estamos hablando de otra cosa ¿ves? no me interrumpas más Anita, dale.

- Esta bien amor.

-Recién definiste correr, la acción de correr muy bien. Buen, ahora defíneme un verbo más abstracto, que se refiera a sentimientos, el verbo amar por ejemplo.

- bueno: “amar es chupar un c…”

- jajjjaaj, pero no, no, ahí lo estas sustantivando. Estas diciendo “el amar es chupar un” etc. Estas describiendo solo acciones y el amar es un sentimiento concreto que se siente o no, no es una acción externa.

- A ver, déjame pensar un poco. Ya voy a encontrar una definición.

Pasaron cinco minutos, llegaron al monumento a Güemes. Y cruzaron a la plaza. Subieron el puente que va para ciudad universitaria por el caminito al costado de la ruta. Frenaron arriba del puente, se sentaron en la loma y miraron alrededor.

-a ver, genio. Decime tu definición de amar, del sentimiento de amor. De lo que sentís cuando me amas a mí por ejemplo.

- ese era un secreto que no quería decirte. Te acordás ese billete que escribí el día que te conocí, cuando le deje la propina al mozo. Te pedí que no miraras. Te acordás.

- sí que me acuerdo. Me cruzaste cuando salía del hospital alemán, me hablaste pidiéndome que te de sólo 15 minutos para conversar. Nos tomamos un café en esa esquina que está frente al hospital, Doors se llamaba el lugar. Ahora cambio el nombre, creo. Pero ¿cuál es el secreto? ¿lo que estaba escrito?

- no.

- pero, ¿que habías escrito en el billete?

- la definición de amar, del sentimiento de amar.

-  ¿porque no me dejaste verla?

- porque prometí no decirte nada de esto, ni hablarte de estas cosas hasta que ese billete me volviera.

- estás loco.

- un poco, no digas obviedades entre nosotros Ana.

- jajaja ¿ese el secreto? ¿Que el billete de san Martín volvió a vos?

- no te voy a decir cuál es el secreto.

-buen, jajaja, sos un mentiroso, como no sabes la definición de amor me estás dando vueltas para que me olvide. Siempre haces lo mismo.

- mentira, nunca hago eso.

- entonces decime la definición.

- amar, el sentimiento que significa amar, es el poder gustar dar valor a las cosas que creemos merecen ese valor.

- che, es complicada la frase. Tres verbos en infinitivo metiste ¿Que queres decir con gustar? ¿Con con chupar mierda de un culo por ejemplo? Jajaja.

- jajaja. Pero no, jajaja, poder gustar es poder sentir eso en el pecho cuando amas algo o a alguien.

- ahhh. Pero ¿Que tiene que ver esto con lo que ibas a decir de las religiones y la paz?

- ya vamos a llegar. Si esperas y me tenés paciencia. Porque amar, el sentimiento que significa estar amando significa que podes gustar dar valor a las personas, si podes hacerlo sos libre y si sos libre tenés paz. Hay conceptos que solo nos enseñan los sentimientos, no hay fórmulas cientificas, pastillas, o dogmas que te puedan decir eso. Quizás ayudan, quizás no. Porque la paz viene de ese sentimiento interno, no viene de poseer cosas o personas. El amor es una sensación expansiva y no está determinado por lo que nos venden los sentidos directos que determinan todo el tiempo nuestra sensibilidad, el amor no es esclavizante.

-buen, basta. Ya te entendí. Suspende esa jerga. Ahora conecta esto que decís con las religiones, la paz y los extraterrestres por favor. Deja de chamuyarme porque además que no tenes un pelo de romántico, yo ya soy tu novia y te conozco. Vos tenés poco de ese poder dar valor que andas diciendo. Te pareces mas al caballo alado y desbocado que tira del carro en el Fedro. ¿Vos crees que podes amar así, a completa voluntad como decís?

- No Ana, ojala pudiese. Pero voy aprendiendo.

-Pero por eso, vas a aprender más si conectas. Yo creo que no conectas un pedo todo eso que dijiste del amor con el tema de las religiones, la paz y los extraterrestes. ¿A que vienen todas estas definiciones sobre el amor?

- lo que quiero decir es que quizás conocemos la palabra amor, el verbo amar. Pero no comprendemos su verdadero significado pues nunca lo sentimos plenamente, no sabemos en verdad que es. Lo mismo pasa con muchos conceptos o palabras. Por ejemplo Dios. Dios en primer lugar es una palabra que me han dicho y que estructura una trama mental, social y espiritual de personas que creen y buscan la concepción de esa palabra en ellos, buscan el sentimiento. O no lo buscan, y esa trama es ajena a su concepción. San Juan en sus cartas dice que “Dios es el amor” por ejemplo.

- uuhhh. Ya empezaste con tu delirio místico. No des ejemplos de santos y esas cosas. Pero entonces para vos los que no creen en Dios no aman digamos. O sea yo no..

- no, al revés Anita, los que aman de verdad y son libres al hacerlo y gustan de ese poder dar valor a las cosas que ellos creen lo merecen, esos sí conocen a Dios por más que ni siquiera conozcan la idea de un Dios único. Porque cuando vos das valor te das a vos mismo a los demás, te entregás  y si gustás, disfrutás de esa entrega es porque crees en el amor, y sabes lo que es de verdad. No importa lo que digan los conceptos o las tramas conceptuales en las que esté inmersa la cultura de un hombre: el hombre que ama así conoce a Dios.

- bien Juan, creo que ahora sí intuyo algo de lo que vas a decirme.

El sol ya estaba en la línea del horizonte.

Saludando a M.M. Güemes decidieron emprender la retirada.

Caminaron un rato sin hablarse. Estaban tranquilos. Ana había sido la única novia de Juan, la única novia de verdad. La única que lo había soportado. Ana, en cambio no, había tenido tres novios antes que apareciera Juan.

Juan después de veinte minutos de caminata silenciosa, arriesgó unas palabras.

-¿querés que te siga contando?

- buen dale, pero trata de ser lo más sintético posible porque creo que no hace falta que me digas más nada, y creo ya entender por donde viene tu idea.

- te parece que vos ya la sabías a esa idea, ¿no? y yo lo que hice fue una especie de reformulación

- sí, porque me decis eso? Como te diste cuenta?

- porque te conozco. Igual no nos desviemos, quiero terminar de decirte porque es tan importante esa paz que hoy se encuentra tan devaluada.

- dale Johnny paz.

- sos pesada como tractor a pedal Anita, ni si siquiera cuando es un tema serio me dejás de gastar.

- bastante que te dejo hablar. ¿Cómo es esa  frase? dice que lo que digas tiene que ser mejor que el silencio que rompiste, o algo así.

-sí, sí, esa frase. Basta de frases, dejame redondear la idea ya son las siete y media, vamos a llegar a la misa y no vamos a ver terminado de hablar. Pero si queres no hablo más.

- no, no, buen, dale hablá. ¿Qué tienen que ver las religiones y la paz?, ¿sobre todo que tienen que ver con las paz este trio de religiones belicosas y monoteístas?

- las religiones vienen a enseñarnos esas tramas conceptuales que hace un rato cuando hablábamos del amor nombramos, no?

-  y?

- las religiones, además, abarcan con esa trama conceptual mundos o lugares que permanecen velados u ocultos a nuestra sensibilidad o inteligencia, ¿no?

- sí. No me preguntes más, te entiendo. Lo que no significa que te tenga que creer.

- está bien Ana. Esos lugares o mundos que no percibimos y que se encuentran engarzados a la trama de las religiones nos dicen o tratan de enseñar que todo no se termina acá, que al revés, todo comienza acá, para seguir hasta la eternidad, para siempre.

- está bien. ¿Pero que tiene que ver esto con la paz? si culpa de esa supuesta vida eterna nos matamos como locos acá, por “la salvación eterna de almas” hubo cruzadas, inquisiciones, quema de brujas, guerras santas y quien sabe cuántas cosas más.

- esas cosas fueron políticas, no religiosas. Ya te lo dije hace un rato. Si no hubiesen existido las religiones las guerras hubieran existido igual y hubiesen sido más cruentas.

- eso lo decís vos Juan.

- eso es lo que creo y por eso lo digo. Lo creo de verdad y no lo repito tipo autómata, como un fanático pegado a una ideología. Pero buen, a lo que voy es que si uno hace el intento de creer eso que dicen las religiones, en este caso voy a hablar de mi religión, el catolicismo, porque las otras no las conozco tanto. Pero buen, si uno comienza a creer de verdad lo que dice esa trama conceptual comienza a vivenciar de a poco todo eso que dice la trama. Y esto sólo sucede si uno es sincero con lo que está haciendo, o sea no es porque espera algo por lo que hace sino porque primero obedece y cree, Cree, que eso es lo mejor para uno aunque en ese momento, quizás, no se vean los frutos. O sea, si vos practicas lo que dice esa…

- para, para. Vos con tu gloriada obediencia estas diciendo que, por ejemplo, si un cura te dice vamos a matar moros, vos tenés que ir y matar.

- No, no entendes, todo lo contrario. El ejemplo del cristianismo es la cruz, no?, sabes?

- sí, pero no me gusta todo eso del sufrimiento y esa historia con la que te quieren domesticar.

- es que no la entendés. Jesús padeció la cruz por amor a nosotros, por los que sabía le iba a suceder lo mismo que a Él.

-Mmmmhh?

- Claro Anita, Jesús padeció para enseñar a los hombres que entendieran que animarse a ser obedientes al Dios viviente y verdadero iba a entrar en contradicción con las miles de tramas conceptuales que los hombres inventan sobre la supuesta cultura, sus dioses y toda esa historia. Y que esa desobediencia al mundo de los hombres les podía hacer sufrir la más ignominiosa de las muertes. O sea que la trama y la entrada a esa vida eterna se consigue si aprendés a ver por encima de la obediencia humana, pero no para quedarte solo con tu propio mandar, tipo tu amado Nietzsche. ¿No es tan difícil de entender, o no?

-No, ahora que lo decís, no es difícil de entender. Pero si debe ser difícil de practicar.

- depende de la sinceridad de tu obediencia. Si te cuesta obedecer, Dios te va ir purgando. Pero no importa ahora este tema. A lo que iba es que si vos comenzás a vivenciar esa trama a través de la fe, vas a tener más esperanza, porque vas a comenzar a vivenciar de verdad que existe una vida eterna. No todo va a tener que ser aquí y ahora, instantáneamente, no vas a necesitar más ver enseguida que las razones que tenés se contrasten con la realidad. Más si entendimos bien que la última razón es no violentar la paz inútilmente, aceptar que la última realidad es la Cruz.

- Y la gente que se mata y mata a los demás en nombre de Dios?

- no, no entendieron que Dios no exige la vida por una especie de formulismo mágico, y menos exige que una vida mate a otras vidas. La entrega de la vida es voluntaria, libre, no por una especie de formula en mi cabeza, hago esto, aquello, lo otro y listo. Pero dejame terminar, sí.

-bueno, dale.

- gracias. Bueno, lo que quiero decir es que si, como hace un rato, cuando hablamos del amor, vos empezás a vivenciar los conceptos que se te enseñan, a todo lo que vivencies y veas le vas a empezar a encontrar sentido, le vas encontrar sentido a lo que vos quieras de eso, y esto te va a dar paz, paz de verdad. Para eso sirven las religiones. Esa paz es una sensación que trasciende el momento presente, es una paz trascendente que rompe las estructuras del tiempo y el espacio, es una paz para siempre.

- te entendí. ¿Pero qué tiene que ver esto con el desarrollo de la inteligencia y que podamos llegar a otros mundos  través de nuestra paz?

- Ana toda inteligencia que se digne de ser verdadera y pueda durar para siempre debe tener anteriormente, como condición de existencia, esa paz. Y lo que hoy te decía es que esa paz, la libertad para que esa paz florezca, se dio sobre todo en el occidente cristiano, a pesar de todo. Por eso nuestras instituciones político-económicas, funcionando bien o mal, son las que pueden ejercer su poder en el mundo.

- sí, pero hoy por más avanzados que estemos en cuanto a inteligencia, no podemos siquiera salir del sistema solar.

- es que no avanzamos en inteligencia Ana. Lo único que sucedió hasta ahora fue una correlación histórica de invento sobre invento y una pequeña paz que permitió poder dar un poco de continuidad a los tesoros culturales que supimos conseguir (Por ejemplo uno invento la rueda, el otro el eje, y uno al final hizo un carro, y así). Esa pequeña paz, o adaptación cultural se dio, como en ninguna otra cultura, en el cristianismo.

- Me haces acordar a “el hombre que fue jueves”, la paz de Dios.

- Claro, es que Chesterton basa ese libro es una cita de san Pablo a los filipenses 4, 7: “Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Nuestra inteligencia o evolución espiritual no vario nada Ana, ¿qué diferencia para vos hay entre un Platón  o un Nietzsche? Todos dependen de la muerte, que su cuerpo no se enferme, que no tengan ningún accidente. En general nadie que no sea catalogado de loco de anima enfrentar, cuestionar ciertas tendencias culturales hoy. ¿Te acordás del pasaje del loco de la gaya ciencia? Buen, ahí Nietzsche está preguntando algo importante aunque sus conclusiones para mi sean erróneas.

- olvidemos a Nietzsche, a ver. ¿Qué opinas de Platón? Él decía que vivíamos muchas veces, que reencarnábamos y eso. ¿Vos que decís de eso?

- Para mi Platón decía que conocer era recordar, lo del rio leteo y todo eso por esto: cuando lees algo o escuchas a alguien y te das cuenta que ese mensaje es completamente cierto y pasa sin ninguna crítica por tu consciencia, la sensación que te da no parece ser que estas aprendiendo algo nuevo, la sensación que te agarra es que eso que oíste o leíste tan cierto vos ya lo sabias, solo que no lo podías tener tan claro y eso que recibiste como mensaje no fue más que una formulación mejorada de eso que vos ya sabias. Esa sensación se llama concordia y trae paz al alma y por eso de esa sensación viene pensar que ya habíamos vivido antes otras vidas, porque tiene que ver con la Eternidad. No sé si hay otras vidas. Pero no lo creo. Sí creo en verdad que todos podemos saber todo, el tema es alcanzar ese saber a nivel consciente porque nuestra consciencia apremiada por tantos sentidos, sin paz, en este presente simple se engaña a si misma con facilidad y le hace creer, por ejemplo, eso que plantea Platón como hipótesis: que todo esto ya lo hemos vivido cuando se logra cierta paz.

- Juan, ahora que sacamos el tema Platón y el recuerdo y estas cosas, así como venimos hablando hoy me hace recordar a cuando lo estudiábamos a este griego en primer año. ¿Vos lo estás haciendo a propósito?

- quizás, un rustico homenaje al griego de anchas espaldas. Gracias Ana, te quiero sabes.

- yo también amor, ahora creo que te entiendo un poco más.

Entraron a la misa en la iglesia del Carmelo.

 

lunes, 14 de febrero de 2022

más sobre el problema de Aristóteles, escrito 2014 no conocía la filosofía de Javier Gomá, él lo explica mucho mejor.

... Gracias a Platón, por contraste, entendí mejor la Fe en la que creía, la entendí por su contraste con Aristoteles: Por eso Platón merece una defensa, una quijotesca defensa. 

(un poco menos de la mitad de lo que sigue ya lo tenía escrito, una vez en defensa de Platón) 

Platón escribe lo que escribe, cambia de rumbo de manera brusca en su vida conmovido y motivado hasta el tuétano por el proto-martirio que sufrió su contemporáneo Sócrates. Socrates “ el hombre del daimon”, “el hombre más sabio del mundo” según el oráculo de Delfos:  el oráculo de Delfos no era poca cosa para estos griegos.

Aristóteles esto no entendió la raíz de este impulso creador en Platón, no entendió la raíz -quizás para el mismo platón permaneció desconocida la raíz, pero sí contempló su praxis-, que no consistía en el conocimiento por el conocimiento en sí, sino en el mismo ejemplo, en la impresión del modelo de sabio que es capaz de abandonar su misma vida por no traicionar la verdad, una verdad que custodiada así puede alumbrar conocimiento al hombre practico y mundano, verdad que fuerza a caminar al hombre sin doblez para regresar y sumergirse de nuevo en la caverna. Verdad que no solo consiste en escribirla y detallarla, sistematizar, petrificar el conocimiento (el sabio aristotélico se hubiera quedado afuera mirando el sol, no hubiera bajado a la caverna, no se hubiera comprometido del todo).Para Sócrates la verdad se vivía, y Platón algo de esto captó.

Por ejemplo, según Platón, Sócrates le hace descubrir a un esclavo de Menón los principios de la geometría. Más allá de la didáctica del dialogo, con la decisión de haber elegido un esclavo para que descubra los principios cuasi sagrados de la geometría genera un mensaje que nos está diciendo algo que  iba totalmente en contra de lo que se consideraba bueno creer: que los esclavos están en igualdad de condiciones para alcanzar cualquier verdad. A Sócrates lo mataron acusándolo de asebeia, no creer en los Dioses, y por estimular a los jóvenes a no respetar a sus mayores y sus costumbres. Justamente Anito, quien en el dialogo Menón, arriba referido, se va ofendido de la escena luego de que Sócrates le muestra que la virtud puede ser enseñada a un esclavo, buen justamente ese mismo Anito es uno de los tres acusadores que condena a Sócrates a muerte. (Es curioso cómo muy pocos o casi nadie no se hacen estas relaciones y esto es porque leemos a Platón en un registro Aristotelico, y ahora voy a explicar el porqué de esto)

Aristóteles no tiene nada que ver con esto. Aristóteles clasifica a los hombres de manera rigurosa, según su clase, según su género. Y hasta según su carácter, es una risa, como si los hombres no pudieran cambiar y fueran siempre de una manera, una aberración como aplicar los tipos ideales de weber  a cada hombre particular… por ejemplo está el epeikes, “el justo”, el fronimos “el prudente”, el akratico “el inconstante” etc. Es un macaco Aristoteles, un tipo que solo quiso mantener y justificar el establishment conseguido en el conocimiento griego… pero establishment para un rey macedonio, para una tiranía.

Por eso, esta diferencia se da en el lenguaje entre Platón y Aristóteles, diferencia radicalmente opuesta, diferencia en por qué hicieron lo que hicieron y escribieron lo que escribieron, distinta impresión del impulso creador entre uno y otro se da porque Aristoteles no entendió a Sócrates como sí lo había hecho su propio maestro, el divino Platón. 

De la ignorancia de esta diferencia, del problema semántico que esa ignorancia confiere devino toda la filosofía occidental posterior. Nosotros siempre leímos a Platón en un registro Aristotélico. La escolástica existe hasta hoy, el repetir como loros clasificaciones, definiciones, normas, sin entender los fundamentos ni la raíz de nada. Todo este humo, esta jerga de necios, charlataneo inútil, pura propaganda del relato burgués o pseudo humano, lo único que busca es consolidar un poder factico ciego, busca consolidar esa estructura ajena al hombre, oprimiendo la creatividad y el espíritu de cada persona.

Y acá van flores para el dialogo.

De Platón se han dicho muchas cosas, como que era un tragedista frustrado y por eso su supuesto odio a los poetas que los echa de la república y esas cosas (La republica era una hipótesis teórica nomás, y Platón se refiere sobre todo al daño que ejercía en el pueblo la parte supersticiosa de los poemas de homero). Pero en verdad él escribe en forma de dialogo para mostrar como la dialéctica va iluminando cosas que uno sabe pero que todavía no puede deducir, no las puede decir del todo y claramente. Además gracias a los diálogos puede hacer ver muchas situaciones y reacciones de los interlocutores, reacciones que dicen mucho más que largas y prosaicas descripciones. Platón conocía la prosa de los presocráticos, de muchas no han quedado fragmentos pero si testimonios de que si las hubo. O sea, Platón no desconocía el género “ensayo” filosófico –por llamar a esas especulaciones que tenían los presocráticos. Otros escribían en poemas, o sentencias-. Platón escribe en dialogo para ser fiel a la sentencia que dice Heráclito sobre el Oráculo de Delfos: “El Señor, cuyo oráculo está en Delfos, no dice ni oculta, sino indica por medio de signos”. Platón a través de los diálogos hace eso mismo, indica algo, demuestra hechos, situaciones, signos pero no demuestra definiciones abstractas, Platón a través de los diálogos solo señala, sugiere unas posibilidades distintas a las creencias que abundaban en la sociedad griega. Creo que Platón entendió muy bien la riqueza de la dialéctica, y el peligro de las definiciones dogmáticas, por eso todo lo escribe en dialogo, son sugerencias, caminos posibles de la razón y no afirmaciones categóricas.

Aristóteles en cambio no.  La genial pero asfixiante prosa del estagirita, el sistema fabricado por él cristalizo más tarde en un imperio totalitarista que perseguía las diferencias culturales (basta leer el libro de los macabeos, y Antíoco Epífanes instalando en el templo judío “la abominación de la desolación”). De este totalitarismo cultural se preño un poco-bastante occidente con la reaparición de Aristóteles. La escolástica, el enciclopedismo, el academicismo, el cientificismo son todos virus consecuentes de la pretensión de objetividad que “pretendió” en su momento el sistema aristotélico. Las supuestas objetividades que supimos conseguir generan un virus semántico que es manipulable por los hombres para obtener poder, y por eso se contagian con él. Jesús los llamó fariseos a los hombres contagiados por esto (Mateo 16, 11) y significa algo así: cuando la palabra se encuentra pendiente de las muertas e infinitas objetividades que devienen de la materia y, por esto, pierde de vista la fuerza del Espíritu que origina a esa palabra que podemos decir. Nosotros perdimos mucho por no haber valorado la dialéctica Platónica. La dialéctica hegeliana nada tiene que ver con la magia que genera Platón en sus diálogos. Hegel es un definidor como Aristóteles, ambos justificadores, apañadores del relato del poder de turno. Occidente ha perdido mucho leyendo aristotélicamente a Platón. Basta.