lunes, 27 de julio de 2020

Sobre el Narcisismo, ahora una mirada en clave teológica


Voy a escribir esto después de haberlo pensado mucho. Creo que es lo último que voy a escribir. No tenía ganas de escribir mucho, pero luego de los dos escritos anteriores sobre el narcisismo y las redes sociales me había quedado pendiente "traducir" esos textos a un contexto más teológico, y luego de un tuit que hice hace unas semanas sobre la frustración y su desplazamiento en la sociedad, eso más el mensaje del 25 de julio de la Virgen en Medjugorje me decidieron a hacer el escrito.

Voy a tratar de exponer y relacionar como este creciente blindaje del narcisismo - crecimiento facilitado por las redes, pero ellas no son las responsables sino la misma naturaleza humana- se relaciona con un rechazo a la frustración o ese exceso de positividad que conceptualiza Byung Chul Han. Y esta exposición, ahora, va a estar cruzada con un contexto escritural, para hacer un discernimiento sobre los signos de los tiempos.

Empiezo.

La radicalidad del mensaje de Cristo, en contraste con el sentido común de esta época, se puede sintetizar en el evangelio de Lucas todo el capítulo 16, en ese capítulo toda la mundanidad se pone patas para arriba y Cristo enseña cual es la economía de la salvación. En ese capítulo Jesús llama al dinero, lisa y llanamente "dinero de la injusticia" y si contextualizamos para entender porque lo llama así veremos que en la primera parábola "del administrador deshonesto", Jesús va contra la lógica del mundo nos está diciendo que el que se piensa dueño, y no un simple administrador, irremediablemente va a administrar mal. Y esta administración le va a ser quitada. Y que la opción que le queda al hijo de este mundo es hacerse amigos con el dinero de la injusticia. Pero ¿por qué de la injusticia? Porque el dinero es la abstracción que nos hace creer que controlamos algo, que somos dueños de la creación que Dios nos concedio y esto es un gran error y por eso la mala administración: "cavar, no tengo fuerzas y pedir me da vergüenza" dice el mal administrador, pues por eso mismo, porque es malo, no puede "cavar" ni "pedir". Pero aunque tangencialmente esto toca el tema del narcisismo del mal administrador, lo más novedoso que Jesús declara es lo que está unos párrafos más adelante. En lo que parece ser un misterioso párrafo Jesús dice:

"La ley y los profetas llegan hasta Juan, desde ahora se proclama el reino de los cielos y cada uno se esfuerza - se hace violencia dicen otras traducciones- por entrar en él. Es más fácil que dejen de existir cielo y tierra, antes de que desaparezca una coma de la Ley. (Lucas 16, 16-17)


Acá Jesús nos está enseñando sobre el poder de la Cruz. Nuestra Fe está unida íntimamente al misterio de la Cruz - como el mensaje de Nuestra Señora de Medjugorje de este 25 de julio quizo dar a entender-. La Cruz es la puerta del reino de los cielos y cada uno se esfuerza por entrar. La Ley nos condena - como dice San Pablo- pues somos pecadores pero la Fe nos salva, la entrega y el arrojo, la disposición que implica el misterio de la Cruz es la que nos hace participar anticipadamente del futuro Reino con todos sus frutos espirituales. Pero esto de la Cruz va totalmente a contracorriente a lo que el mundo y su cada vez más cebado narcisismo exige. El mundo exige que nos creamos dueños, que seamos malos administradores pero que encima ni podamos reconocer que somos malos pues eso nos dejaría mal parados. La Cruz es la que frena que la frustración se desplace buscando chivos expiatorios. 

En el último escrito sobre el narcisismo y redes traté de explicar cómo este narcisismo cebado, cuando se vuelve grupal, busca saciarse - cegarse y cebarse- en la novedad. La novedad, que es lo que podría cambiar las cosas, se vuelve algo frívolo, una cuestión de modas, de ideologías que lo único que hacen es repetirse cambiando de ropajes según la época para la satisfacción del narcisismo del consumidor.
En Apocalipsis dice que el dragón le cede su poder y su trono con un inmenso imperio a la bestia del mar (apoc 13, 2). El pecado del Ángel caído justamente es este narcisismo, esta soberbia que lo ciega y lo aleja del poder de Dios. Y los recovecos de este narcisismo y sus engaños parecen ser inmensos.
Pero sigamos.

Jesús justamente no se contenta sólo con decir parábolas, no es solamente un sabio o un profeta. Jesús viene a instaurar el reino de los cielos en la tierra y esto lo puede hacer porque tiene autoridad para ello pues es Dios y está autoridad se ve reflejada en Su arrojo, en Su pasión por la salvación de las almas (Mateo 20, 24-28).
Jesús no es meramente un predicador es Dios y como Dios tiene el poder de instaurar el reino, Él le quito el poder a los poderosos según el mundo y generó un reino Eterno para todos los mortales que lo acepten.
Mateo 11, 12 y Mateo 13, 31-35.
En esos pasajes Jesús ilustra como el reino de los cielos es combatido y como la mansedumbre de una mujer - la Virgen- sembró levadura - Cristo- para que fermente "toda la masa". Hoy día muchas personas nos indignamos cuando vemos ejercer ese desplazamiento de la frustración sobre los más desvalidos de la sociedad o la creación. Pero esa indignación era impensable antes de Cristo, por ello mismo Él se hizo víctima de esa cobardía masificadora. Hoy día parece haber un retorno a los tiempos antes de Cristo, el mainstream del mundo se encuentra muy lejos del misterio de la Cruz, todos se quieren aprovechar de las circunstancias, todos quieren sacar tajada, todos quieren ser o aparentar que son "vivos" pero esta viveza lejos de llenarlos de paz los va volviendo cada vez más necios, ciegos y desesperados por el mundo y sus circunstancias.

Jesús en cambio viene a declarar la auténtica Novedad, el Evangelio, la buena nueva "yo hago nuevas todas las cosas" dice en Apocalipsis 21,5. De nuestra realidad caída y todos sus imaginarios imponiéndose y desesperando entre sí, Jesús hace real a Dios, antes un símbolo que era prácticamente inaccesible (Juan 1, 17-18), un Dios que se manifestaba como símbolo lejano, ahora se hace una realidad en Él, y salva a todos aquellos que le den lugar en su alma.


Juan dice "Al principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios", el Logos, al comienzo de su Evangelio. Luego, en el Apocalipsis en la carta a la Iglesia de Laodicea habla de "el Principio de las obras de Dios" y luego en el capítulo 20 cuando aparece el jinete en corcel blanco que sale a vencer dice "lleva escrito un nombre que solamente él conoce y está vestido con un manto teñido de sangre. Su nombre es:" La Palabra de Dios".

Jesús en el Evangelio dice claramente "por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado".
La Novedad que instaura Cristo y que rememoramos en cada misa tiene que ver con este permitir fundir la débil voluntad humana con la grandeza de la Voluntad Divina, en Cristo el misterio del Reino de los Cielos se abre para todos aquellos de buena Fe.
En la entrega, en el amor de darse a sí mismo encarna el misterio de la Cruz que lejos de querer  blindarse y asegurarse en un tibio y monótono Narcisismo con garantes mundanos como jerarquía,  dinero, fama, títulos etc, todo lo contrario, como el pobre carpintero de Galilea, Cristo nos viene a mostrar la novedad Radical del Reino de los Cielos. Y Cristo sabía que el hombre es corruptible y por eso una mera enseñanza no alcanzaba, y viene el mismo a entregarse para romper constantemente todas las telarañas que teje el Narcisismo, a renovar constantemente todas las cosas, y esto es lo que escandalizó al mundo. Vuelvo a repetir la frase y la escribo un poco más.


"Yo hago nuevas todas las cosas. Y agregó: Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. ¡Ya está! Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida." Apocalipsis 21, 15-17


(Y aclaro - ya que pasé por Lacan- : esto no es un intento de racionalizar o cientifizar el misterio de Cristo. Hay cosas que han quedado sepultadas y ocultas en las racionalidades controladoras e indiferentes de la modernidad y pos modernidad. Ojalá alguna vez podamos como sociedad humana contemplar toda su grandeza, pues a algo que está por encima de uno no se lo puede controlar sólo se lo contempla con Amor. Y por esta ansiedad narcisista, controladora o indiferente, al mainstream cultural de hoy le es inasequible el misterio de la Inmaculada Concepción, de la Encarnación de Cristo, de Su Transfiguración y Su Resurrección.
Lo quise resaltar es la primacía a la Palabra, pero no como palabra escrita ni lenguaje hablado. Digo la Palabra como algo más allá del tiempo, la Palabra como signo o símbolo de una dinamica iniciadora  donde todas las Voluntades pueden reunirse en Paz. Un saludo.)