domingo, 15 de septiembre de 2019

Respuesta a una pregunta por dm de Twitter.

Sobre la Unidad y la multiplicidad.



Va a ser un poco largo. Los capítulos 15, 16 y 17 del Evangelio de Juan tratan de explicar esto de la unidad. Pero si puede seguir leyendo trate de leer por lo menos Juan 17, 20-23. El tema de la unidad que usted trae es esencial. Pues esa unidad es la que trae Paz sobre el alma y por esa Paz que intuían, los antiguos profetas daban hasta la propia vida. Isaías dice:
¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el Brazo del Señor?
(todo ese pasaje de Isaías 53, 1-12 es impresionante, léalo si puede)
El Brazo del Señor, es el Logos, es Jesús, Palabra de Dios por la que fue hecho todo. Lo que sucede es que los distintos seres tienen distinto grado de libertad, en una diversa jerarquía, con un diferente grado de obediencia, está obediencia al Creador es lo que hace que el amor aumente. Jesús viene a enseñar la verdadera obediencia al Padre (si puede lea Hebreos 5, 5-10. Es muy importante, enseña muchas cosas). Está obediencia es la que da esa unidad de Paz verdadera, eterna. Cuando comienza la desobediencia, comienza la multiplicidad, el laberinto. Las tentaciones vienen a romper esa unidad y armonía con Dios. Tres son los orígenes de la tentación el demonio en persona, el mundo (conocimiento parcial e idolátrico) y la carne (pulsiones especificas de supervivencia material, hambre sexo etc). Esa tres tentaciones son las que Jesús vence en el desierto, y en el Génesis son representadas primero la tentación de la serpiente (el demonio), luego el arca de Noé y la torre de Babel (el mundo) y finalmente todo lo que viven Sara y Abraham la circuncisión, y sodoma y gomorra (la carne).
Hasta ahora estuve rodeando su pregunta, creando el marco, ahora comienzo a contestar. Lo malo de la tentación es la idolatría, poner en lugar de Dios algo que no lo es. Eso es lo que quita la Paz, porque comenzamos a Esperar cosas que nunca van a llegar (es importante entender Romanos 8, 18-25). La tentación del demonio es el poder material, siempre perecedero y sujetó a accidentes y a la desesperación y el desamor. La tentación del mundo y la carne son idolatricas en el sentido que obedecen a algo perecedero. Es decir, si ponemos en el lugar del absoluto algo perecedero estamos idolatrando. Este mundo, está materia como la conocemos va a desaparecer, ya lo descubrió la ciencia el siglo pasado y ya lo habían dicho Enoc, Jesús, san Pedro (2da carta de Pedro 3, 11-12) y san Pablo "todo será salado por el fuego", (por eso es el día de san Pedro y Pablo). Por lo tanto todo conocimiento de este mundo es en cierto sentido vanidad, nos desgastan, y sólo nos sirve este conocimiento en tanto podemos trazar analogías para conocer el mundo perfecto, Uno. La carne es idolatrica por naturaleza, es decir, nuestra carne obedece al genio de la especie, a los genes y en esos mismos genes está programada la muerte para que los individuos más viejos de la especie tengan que morir así dan lugar a nuevos individuos aumentando la variabilidad y adaptación, es decir, evolución, carne=mortalidad, siempre está sujeta a accidentes pues así evoluciona. Pero como acabamos de decir la evolución material no tiene tanto sentido si entendemos que el universo va a desaparecer. Y acá se pone interesante la cosa, algo que no muchos saben o por lo menos no lo tienen fresco. (Si puede lea esto antes de seguir:
https://elvientosopladondequiere.blogspot.com/2014/02/el-genesis-y-la-evolucion.html?m=1
)
Lo que no saben es justamente esto (la carne nos da la individualidad pero también la mortalidad pero también por la carne existimos), y es lo que le dice Jesús a Pilatos y puede ser uno de los pasajes más irónicos sino hubiese sido el acontecimiento más trágico de la historia. Jesús dice a Pilatos: "mi reino no es de este mundo". Es irónico, porque Jesús nunca había tenido intenciones de poder mundano (Juan 6, 14-27) y lo matan porque creían que sí las tenía. Lo que no entienden es justamente esto, el reino de Dios no tiene mucho que ver con este mundo finito y confuso, y estamos aquí porque desobedecimos y caímos aquí, donde todo es borroso. Jesús viene a rescatarnos del mundo, su multiplicidad y confusión. Hay muchos pasajes que hacen entender esto la parábola de la cizaña, de la red, luego cuando dice "servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he exparcido, y luego lo que dice en Mateo 12,28-29 y más.
Sobre la unidad de las tres personas es así. Jesús es el brazo Creador del Padre, su Lenguaje, el Logos como dice al principio del evangelio de Juan. En arjé en ho Logós, la arjé es el Logos está diciendo Juan, y sigue diciendo: "El logos estaba con Dios y el Logos era Dios". Escribe esto en Efeso, tierra de Heraclito. Jesús en el Evangelio de Juan dice "el Padre es mayor que yo" Juan 14, 28. Esto lo puede decir Jesús pero a nosotros se nos reveló Dios a través de su Brazo, como dice Isaías, por lo tanto nuestra alma, al menos en este mundo, no puede contemplar la diferencia. El Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, es el lazo de Amor que unió a Jesús al Padre durante su vida terrestre, y ese lazo de amor es el que ha quedado a disposición nuestra desde que Jesús se entregó por nuestra salvación y resucitó. Es decir, las Tres Personas para nosotros son la mismas, pues no podemos distinguir Su Sustancia. Su sustancia es el amor incondicional e inmortal. Como Juan dice en su primera carta Dios es Amor. En este lado todo es confuso, múltiple, aparente. Como dice Pablo en la primera carta a los Corintos:
"ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra ahora existen tres cosas: Fe, Esperanza y Amor, pero la más grande de todas es el Amor"
Parmenides tuvo una inspiración de este mundo perfecto e ideal y esa intuición nos sirve para guiarnos acá. Pero acá las cosas no son tan así.

Para quitarnos a Freud: aquí hay super yo, yo y ello o consciencia, preconsciencia e inconsciencia. En el Cielo sólo hay Presencia.
Un saludo.
(recién saqué lo de Platón, porque lo escribí mal, y porque confunde las cosas) 

domingo, 1 de septiembre de 2019

Comentario a columna de Sarlo 1/9/19


Sarlo venía bien hasta que habló de la Fe. Y es que no entiende algo, y es algo común que no se entienda. La Fe es es un fenómeno personal, de cada uno. Pero, si generalizamos, vamos a ver que se distinguen dos tipos de Fe. Hay una fe meramente formal, fe en la supuesta autoridad humana-mundana, fe que cruza todos los ámbitos, el militar, el político, el deportivo, el académico, familiar hasta el religioso etc. Es una fe "porque", es decir, debo creer porque alguien con supuesta autoridad lo dice. Nace únicamente del miedo y la coercion física o simbólica de lo material. Esta es la fe que origina profecías autocumplidas, es una fe por conveniencia grupal, que sigue al conductor o a la ideología o al ídolo o a la objetividad científica, o a la formalidad del lenguaje histórico, filosófico o religioso y nada más. Una fe solipsista en la que idealizamos el objeto deseado y nos identificamos superficialmente con los otros que persiguen la misma zanahoria idealizada. Por eso esta fe es completamente absurda pues únicamente cree en signos exteriores, es decir, signos subyugados al materialismo y sus símbolos, y por eso no puede liberar nada y sólo aumenta el control y la ignorancia e ignominia a través de comparaciones, envidias, proyecciones y difamaciones. Esta fe es incapaz de crear nada, pues al entender la libertad como algo abstracto, algo externo siempre depende de la determinación material. Esta es la fe totalitaria de la que Sarlo habla y todos los hombres viven aunque sea un poco a través de esta fe mediocre, pues ninguno está en posesión del Lenguaje. Pero hay otra Fe. Es una Fe distinta que no nace del control conductista para adaptarse a la masa. Esta Fe no nace del miedo sino del amor, no entiende la libertad como algo abstracto o externo, como "la posibilidad de" sino que sabe que la libertad nace de sentirse amados por Dios y no tiene que obedecer ningún porque sino que obedece para darle gloria a Dios, aunque eso signifique el martirio. Por eso esta Fe es una Fe libre, que puede mirar al futuro sin miedo, es una Fe que libera a uno y libera a los otros, ejerce un efecto multiplicador y no tiene necesidad alguna de barullo o efectismo ni victoria. Es la Fe mansa que no necesita idealizar nada ni tampoco necesita identificarse superficialmente a algo, pues siente interiormente el amor de Dios y su Paz. Esta Fe es una Fe "para" es decir una Fe para que Dios obre en nosotros y para así nosotros poder obrar algo nuevo en la creación y no sólo repetir falsamente por miedo al mundo. Es una Fe que inviste, que regala al otro, que da a la autoridad y no sólo se sirve de esta. Esa Fe al nacer de la certeza del amor de Dios, un Dios que al haberse entregado, morir y resucitar por nosotros hace que esa certeza la podamos imitar, transitar, vivir. Para eso fuimos concebidos y nacimos. No hay que confundir la Fe Sarlo, hay que leer los Evangelios, lea el Evangelio de Juan. Un saludo.