miércoles, 23 de septiembre de 2020

Sobre el narcisismo y el sentido común. Tres frases.


(leyendo el texto veo que una aclaración hace falta, y es que lo que traté de hacer desde un primer momento en este escrito es usar el sentido común para justificar mi afirmación de dos escritos atrás en "Sobre el narcisismo, ahora una mirada en clave teológica", de no escribir más en redes. Obviamente mi posición (en referencia a "no quieren tu opinión sino tu posición") es la de creyente, soy católico, y automáticamente por serlo y debido a este fenómeno del narcisismo que describí (sobre todo las grietas y el embrutecimiento que produce: los buenos y los malos, luego los obedientes y los desobedientes, finalmente los que creen que "entienden" (los cooptados por este relajamiento narcisista) y los que no, los no cooptados - los no cooptados serían los que todavía se animan a buscar algo más allá de sí mismos y su espejo de seguridades vacuas) , por un lado, los posibles lectores no creyentes leerán con prejuicios o, peor - lo que sopeso y me lleva a no escribir- malinterpretaran lo que diga, escriba lo que escriba, así que creyentes no creo que gane.
Por otro lado - lo que más me lleva a no escribir- es que algunos posibles lectores católicos, debido quizás a mis descuidos, soy así nomás, me leerán fariseicamente, es decir: literalmente, sin buenas intenciones, tomando únicamente cosas para justificarse y justificar su cómoda posición sistemática de detentadores de la salvación o de la Verdad, cuando la Verdad justamente está fuera de toda abstracción, jerga o teoría o teología justificadora hecha por hombres, no entendiendo que el sistema, método o lo que sea no salva ni refugia, sino que apenas indica. El sistema no justifica, ni dice la Verdad, solo Dios lo hace. Por eso siempre hay que tener presente el temor y temblor, la piedad, y sobre todo recordar la palabras del Evangelio:

"Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!». Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza»." Lucas 9, 57-58. 


Teniendo en cuenta estas dos posibles confusiones que podría crear, tanto en católicos como los que no lo son, por eso, es que voy a evitar escribir. Les debía una aclaración. Un saludo) 


De los últimos escritos sobre el narcisismo, el "esquema 1", y "sobre cómo el intelecto puede producir arrogancia en lugar de sabiduría", voy a tratar de retratar con tres frases como el sentido común de la época se ha desbarrancado y no tiene nada de sentido ni de común, como en Babel.
Las tres frases son:

El que calla otorga.

Lo cortés no quita lo valiente.

No quieren tu opinión quieren tu posición.

La primera frase del sentido común es la que es completamente errónea.

"El que calla otorga", esta frase, de primera mano, nos muestra lo equivocada que está pues siempre estaríamos obligados a decir ante cualquier ganzada, perdiendo tiempo, libertad, cosa nada buena en el murmullo anómico que nos circunda, sin permitirnos llegar a entender que quien calla puede elegir callar, y sin recordar ese otro dicho: "uno es esclavo de sus palabras y dueño de su silencio". Pero vamos a los errores que induce la frase. 

Lo que implica el que calla otorga es que cada cosa que se dice tiene que ser rebatida por "las buenas conciencias". Esta cortesía del rebatir o de la no indiferencia estaría patrocinada por una especie de espíritu igualitario donde no tomarnos en serio al otro nos condenaría al ostracismo de una aristocracia idealista, rebuscada o elitista, fuera de "la calle" o fuera del "sentido común"... Pero no hay nada tan equivocado como pensar así, es un gran error.
El primer error que se le escapa al que no calla para no otorgar es el de no querer reconocer las intenciones del otro. Como sabemos, las intenciones no siempre son honestas y si sólo por nuestro ego o narcisismo decidimos contestar algo malintencionado sólo aumentamos la corriente del error, pues al malintencionado no le interesa la respuesta sino aumentar la vacua telaraña de la argumentación sin fin, no quiere un intercambio, sólo le interesan telarañas para solventar su posición secando sus heridas.
El segundo error es no cuestionar, no poder ver quien patrocina esta complacencia igualitarista que nos dice que no debemos callar. Y es que esta intuición está bancada directamente por nuestro narcisismo herido, y la lógica de la redes sociales y los medios de comunicación no hacen más que aumentar la desesperación por decir, hiriendo y sanando el narcisismo en un círculo vicioso nos hacen sentir obligados a opinar, a aparecer, y ya cuando no podemos ver que estas redes y estos medios se manejan a través de algoritmos y poderes que son quienes verdaderamente permiten que aparezca lo dicho - a quien, como, cuando, y si aparece o no lo dicho- sino vemos esto el latiguillo de "el que calla otorga" nos esclavizó a la anomia, ya activa o ya pasivamente.
El tercer error, y para esto me voy a ayudar con la figura histórica de Jesús, siempre me impresionaron dos silencios de Él, es que decir muchas veces no sirve, pues no hace más que acelerar hacia el error la libertad perdida del que supuestamente obliga a decir.
Hay dos personajes a los que Jesús no habla, o no habla directamente, uno es Judas y el otro Herodes.
Cuando ve su traición, Jesús no lo manda al frente, ni siquiera le habla aparte, ante la delicada situación del discípulo traidor, Jesús hace una velada alusión, pues es posible que considerara que cualquier otra afrenta, por el orgullo de Judas, sólo potenciaría su ceguera.
Con Herodes es peor. A diferencia de Pilatos, a Herodes no le dirige la palabra más allá de sus pedidos de milagros y esto es porque Herodes se encuentra enceguecido por el poder, ve todo como un espectáculo estético e inmanente y una sola intervención, un solo gesto de Jesús lo hubiera confundido aún más. Tanto Judas como Herodes no terminaron bien (Hechos 1, 18-20 y Hechos 12, 20-23)


Lo que sucede con la segunda frase es que es muy verdadera pero a la vez también es muy mal interpretada hoy, la frase es "lo cortes no quita lo valiente".

La primera malinterpretacion sucede a raíz de la frase errónea que primero describí "el que calla otorga". Y es que a partir de "el que calla otorga" está cementada en el "sentido común", y aparece como cortesía callar justamente cuando no es pertinente hacerlo. La cortesía así dispuesta se convierte en una especie de obsecuencia al poder material, se disfraza como cortesía la cobardía endémica que no permite cuestionar la convención del enfermo sentido común circundante.
Y, sucede al revés, al no entenderse la naturaleza de la verdadera cortesía esta es menospreciada o vista como cobardía cuando verdaderamente se comporta valientemente. La cortesía entonces es denostada cuando intenta desanudar conflictos entre grietas discursivas, cuando reformula un discurso recibido para intentar rescatar algo bueno, cuando se retracta por haber hecho un juicio apresurado, cuando se arriesga a intentar explicar un fenómeno en la picota. Todas estas características esenciales de la cortesía son vistas como condescendencia, concesiones, tibieza y miles bajezas más en un "sentido común" cebado y embrutecido por el narcisismo. Y así nos quedamos sin entender que la cortesía es la primera ayuda, la primera forma del amor para salir y romper el loop del discurso narcisista de siempre lo mismo.


Y la tercera frase a la que llegamos no es errónea ni malinterpretada, es algo contemporánea, yo la tomo del Filósofo español Javier Gomá Lanzón. La frase es

"no quieren tu opinión, quieren tu posición"

Esta frase es moneda corriente para el verdadero sentido común, es algo con lo que te cruzas constantemente.
En una sociedad donde el "sentido común" está hinchado por un narcisismo desbordante todos ya creen saber todo sobre todos, todo aparece como trillado, nadie espera nada de nadie y si algo nuevo quieren - no esperan- son argumentos para mantener su endeble posición a flote, por eso cualquier cosa que desestabilice esa posición es vista como el enemigo, "satanás", y por eso no esperan, simplemente quieren cotejar inmediatamente si lo que uno dice está bien o está mal y eso lo creen averiguar creyendo saber tu posición. Por este falluterismo es que hoy abundan los argumentos, las falacias ad hominen y los discursos se vacían más y más, cada vez más atrás de consignas, primero la consigna y luego el discurso, el embrutecimiento es explícito, primero tu posición y luego vemos si te escuchamos, es muy extraña la cobardía que rodea al sentido común hoy.

Con esto termino, lo escribí para ver, mostrar como es que a través de estas pequeñas frases que se esconden como latiguillo en nuestra conciencia, muchas veces estas frases son las que hacen que hacen se mantenga y acrecienten los malentendidos en la burbuja de un sentido común que ya no puede explicar más nada. Y a su vez este agotado sentido común hace que aparezcan otras frases que enseñan mejor que hacer.

Un saludo.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Esquema 1


 Mañana explico el esquema aquí o en los comentarios. Por ahora me limito a decir que cada concepto no está separado, sino que la separación conceptual que realizo es para mostrar como avanza el intelecto humano, ascendiendo o descendiendo. Un saludo.

Voy a explicar el esquema. Primero, lo que estos conceptos hacen referencia no se encuentra dividido en el ámbito humano y esta división que realicé la hice con fines pedagógicos. Segundo debo aclarar que el movimiento, el desplazamiento de nuestra conciencia sobre ellos es continuo y dinamico, nunca se detiene en esta vida. Dicho esto, lo tercero que debo señalar, y esto es medio obvio, es que los tres escalafones pueden identificarse sucesivamente de abajo para arriba con la consciencia animal, luego la humana y finalmente la consciencia más divina o eterna. 

Empiezo


La consciencia humana constantemente va de la multiplicidad que nos muestra la actualidad a la unidad que necesitamos en la verdad, para obtener conocimiento y así poder afirmar algo queriendo ser libres. Pero lo mismo para avanzar en el conocimiento, en el "exorcismo del mundo" - para "vencer al mundo" ("no teman yo he vencido al mundo") por decirlo de algún modo-, para su encadenamiento, para darle una dinamica continua a dicha unidad, se debe descender de esa Verdad a la actualidad. Obviamente para hacer este descenso uno primero tiene que ser libre, tiene que haber ascendido a la Verdad para decidir bajar o no bajar a actualidad que nos ha sido dada, para ver, atar o desatar en nosotros lo que consideremos de esa actualidad vale la pena. Tanto lo que motoriza el ascenso como el descenso es el amor.


En el escalafón de la carne, lo que nos asemeja al mundo animal, fenomenológicamente hablando, nos enfrentamos a la actualidad o el estar fuera de esa actualidad, la nada, el yerro sistemático, nos referimos a nuestros instintos o sistema de creencias o fe, este sistema a la vez es inmediato, se ve enraizado en nuestra necesidad material.


En el escalafón del alma, del yo, de lo humano, el apremio de está necesidad material disminuye pues tenemos conciencia de elección y si elegimos aceptar esta alma y este yo, decidimos aceptar que esta elección la hacemos nosotros y salimos de la contingencia , la necesidad material pasa a ser necesidad existencial, y el alma le da status real a lo que vivencia esperando que se haga realidad lo que vive. En este escalafón hacemos la realidad esperándola, le damos espacio en nuestro yo para que aquello que se nos mostraba contingente lo esperemos real.


En el escalafón del Espíritu todo cambia. Pues ya nada depende de nosotros y de nuestras fuerzas, ni de nuestro intelecto ni de nuestro instinto o intuiciones. Apenas podemos elegir: si eso que quisimos esperar real lo podemos ofrecer a la Verdad, al Espíritu, o a eso que esperamos real lo mantenemos como una mera posibilidad sólo para nosotros y no nos animamos a este arrojo, a esta entrega a este consagrar lo que somos y es nuestra realidad en el Espíritu. Solo aquí cotejamos si eso que creíamos y esperábamos era real, salimos verdaderamente de nosotros pues este movimiento se da gracias a la entrega y el arrojo que posibilita el Amor. Una vez aceptados y consagrados en este Espíritu diferenciamos que parte de esa realidad verdaderamente coincide con la verdad del amor del Espíritu y una vez consolidado esto decidimos bajar o no bajar y, en caso de bajar, elegimos como bajar a la actualidad que nos toca, para otra vez sumergirnos nuevamente en millones de realidades propias y ajenas que otra vez vamos a tener que elevar al altar del Espíritu.


A medida que pasa el tiempo y estamos presentes, materialmente presentes aquí, está dinámica de la vida, de los tres escalafones se vuelve cotidiana y constante aunque todavía no sepamos describirla ni pensarla. Y puede que estemos atascados en un punto, puede que estemos heridos, pero solamente nombrandolo, reconociendo el Espíritu de Dios, creyendo, esperando, Él solo nos lleva, nos arrastra lleno de amor a recorrer la vida a nuestro tiempo y a nuestra manera. Un saludo.