martes, 26 de octubre de 2010

FRAGMENTO SOBRE NIETZSCHE: del ultimo hombre y la misericordia mal entendida.

“…Nietzsche ataca el cristianismo porque cree que por culpa de los que se aprovechan de esa compasión, que el cree cristiana, se genera el código social del “ultimo hombre”. Nietzsche caracteriza a este tipo de hombre en el que llama el primer discurso del Zarathustra:
(Los últimos hombres son los que hablan)

“¡no haya pastores ni rebaños! Todos son iguales; y quien no se conforme al manicomio. “en otros tiempos todos parecían locos” dicen los mas sutiles de los últimos hombres entre gesticulaciones y guiños…
Son prudentes, y saben todo lo que ha ocurrido: por eso sus burlas no tienen fin. Todavía disputan, pero para reconciliarse pronto: lo contrario estropea la digestión.
Se tiene pequeños placeres para el día y para la noche; pero hay que respetar siempre la salud.
“hemos descubierto la felicidad” se repiten los últimos hombres, entre gesticulaciones y guiños.
Y así termino el primer discurso de Zarathustra, también llamado “el prologo”. Pues en aquel momento le interrumpió el griterío y el regocijo de la multitud…
“¡dadnos de esos últimos hombres, Zarathustra! –Gritaban a coro-¡haznos como ese ultimo hombre y quédate tu con tu superhombre”-
Y todo el pueblo reía a carcajadas, emitiendo extraños ruidos con la lengua.
Entonces Zarathustra, muy entristecido, dijo a su corazón:
“no me entienden. No soy boca para esos oídos. Sin duda he vivido demasiado tiempo en las montañas, y he escuchado demasiado tiempo a los arroyuelos y a los árboles ahora les hablo como si también fueran ellos cabreros.
Mi alma esta empapada de placidez, radiante y sosegada como los montes por la mañana. Pero ellos piensan que yo soy frió, un bufón que usa ironías siniestras.
Me miran y se ríen; y, mientras se ríen me odian. En esa risa hay hielo.

domingo, 24 de octubre de 2010

Sobre como el intelecto puede producir arrogancia en lugar de sabiduría: el problema de lo sistémico y el dualismo de la memoria.

Se produce un estimulo inteligente: alguien me cuenta una historia, me enseñan una teoría, leo un libro, aprendo a hacer algún deporte o cualquier actividad que involucre mi intelecto.

Si se esta algo de acuerdo con el estimulo inteligente -es decir: se le presta atención- entonces surgen dos reacciones como respuesta a este, se pueden elegir dos posturas formativas. La formación estructural donde se mueve toda inteligencia, la memoria, genera dos posibles respuestas ante el estimulo inteligente, una reacción consciente con dos caras posibles, podemos elegir y hacer real una postura de dos posibles; en palabras sintéticas la respuesta consiste en una decisión o elección interior, siempre interior, libre, que nos conduce a mas libertad o a la no-libertad.
La reacción que conduce a mas libertad, la mas profunda y la que reconoce implícitamente que existe algo mas allá de lo material y algo mas fuerte que lo material (tanto mas fuerte que hasta lo termina determinando), consiste en profundizar dentro nuestro a partir del entendimiento del estimulo y, a partir de dicha profundización, ser mas conscientes de nuestras posibilidades y limitaciones y actuar consecuentemente con ello, es decir, ser mas humildes.
Pero existe otra reacción. Es una reacción más externa, estéta, “cáscara”, la cual a su vez puede generar una cadena de “cascaras”, cascadas al infinito, como un abismo. Esta reacción silenciosa pero siempre presente como posibilidad debido a la estructura de nuestra memoria no consciente (¿inconsciente?) consiste en que después de la reacción autentica de descubrimiento y recogimiento interior, en lugar de seguir profundizando en este sentimiento donde verdaderamente estamos y “somos” nosotros, reencontrandonos con nuestros limites espirituales, en lugar de hacer esto al revés nos alejamos, nos miramos desde lejos como desde un espejo (como narciso), especulamos, comenzamos a auto-contemplarnos no como ser vivo sino como una cosa a la que hay que adornar, nos cosificamos controlandonos sin limitaciones a nosotros mismos pero, así también, nos dejamos sin posibilidades de otra manera de vernos, de otro punto de vista sobre nosotros.
En esta reacción en lugar de aprender como ser mejores para sentirnos mejor nos olvidamos de esto porque sentimos que esto nos compromete, y enseguida preferimos vernos de lejos, bajo control, des-comprometidamente, como si ya fuéramos así, según una sola mirada, según lo que el sistema dice es lo que somos, desde afuera. Eso si: como tenemos esta aparente sensación de control, nos suponemos sin limites, y para aumentar esta sensación nos sentimos obligados –y así perdemos la libertad- a tener que aprender para “ser” mas, para "ser mas” inteligentes o vivos, mas actualizados, mas informados porque así podemos, decimos, actuamos y/o nos imponemos; pero lo malo es que nosotros no somos los que hacemos eso porque "el sistema" de la memoria, de información externa, hace rato que ya se nos impuso a nosotros, y nosotros lo que hacemos es simplemente seguirle la corriente.
Ahora quizás ya se entiende porque digo que esta reacción externa puede extenderse al infinito, como un abismo. Porque sobre esto que dije en estos tres últimos párrafos podemos tomar de nuevo una de esas dos reacciones y, si elegimos la externa, podemos continuar haciéndonos este autoengaño al infinito, siempre creyéndonos más y olvidándonos de lo que significa ser mejores. Si sigo creyendo que con solo estar advertido por una formula de la inteligencia no voy a especular perdiéndome de nuevo, sigo preso de la actitud de “yo soy mas” porque “ya se” de esto, y, al creer ya saber de esto podemos caer otra vez y así seguir para siempre. No es una cuestión de “soy mas” (que antes, que el, que todos) sino de soy mejor porque me siento mejor y eso depende de mi y no de cómo vea-vean desde afuera, no es una cuestión de cantidad cosas para verme mejor sino es poder dar un salto de calidad hacía mi.
Por eso el ser mejor, el sentirnos mejor, no depende de una formula externa y la reacción interna frente a lo que aprendemos da cuenta de una realidad mucho más potente que la material que conocemos. Porque la verdadera existencia nace de nuevo y constantemente desde el interior, de adentro, lo de adentro es lo único que se sabe en contacto con algo, un Espíritu mejor de lo que uno es, y que nos puede renovar constantemente.

viernes, 22 de octubre de 2010

El efecto de la arrogancia en el lenguaje: Nietzsche como destino histórico.

Hay un problema en el lenguaje que usamos los hombres y es que no existe una correspondencia directa entre las palabras y las cosas. Este problema es la razón por la cual es posible la mentira, el engaño. El hombre puede decir cosas que no son. El hombre no tiene el poder directo en la palabra, no ordena la creación desde la palabra, en la mayoría de los casos su palabra se encuentra desconectada de la creación, pero esta falta de conexión no impide que pueda usar la palabra para entenderse entre si mismos. Usa otros lenguajes para “entender” la creación, como el matemático y el científico, pero este no es un lenguaje propiamente dicho pues no se habla con el objeto analizado, es el único lenguaje que no representa sonidos, por eso no se puede mezclar con el movimiento, con la vida, y por eso no se puede compartir. El conocimiento científico para conocer necesita analizar, dividir, aislar, disecar su objeto de estudio, "matarlo" por decirlo de una manera mas llana.

Esta capacidad delimitada del lenguaje le sirve al hombre para comunicarse con otros hombres pero esta delimitacion le hace comunicarse de varias maneras divididas, atravesado por distintas maneras de poder, positivos o negativos.
El problema del lenguaje para el hombre se genera cuando, a raíz de experiencias consideradas poco buenas para nosotros, lo usamos para escondernos de la realidad, cuando lo usamos para negar la realidad.
El libro el señor de los anillos usa una metáfora impresionante. Dice como todos fueron engañados, se les dio un anillo a todos pero otro anillo fue forjado “en secreto” el anillo de sauron que es el que controla a todos. Lo que significa para mi es que a cada raza se le dio una cultura, una manera especial de ver, encarar y controlar la realidad. Pero el conocimiento o manera que controlar todas las demás culturas es una que no se conoce pues no se habla, es el anillo único sin piedra, sin adornos que le pertenece a un espíritu destruido hacia mucho pero que nuevamente esta retomando el poder en forma escondida. El anillo de sauron corresponde a los inicios de la cultura, al control por el control mismo, a la abstracción pura vacía de sentimientos, al único lenguaje que no se puede hablar, que es auténticamente cerrado.

Es impresionante lo bien que describen las sensaciones los personajes que portan el anillo. Por ejemplo cuando frodo le dice a sam que ya no recuerda los olores de su comarca, ni los gustos, ni los sonidos ni nada? esa frase representa la sensación del abismo del lenguaje muchas veces nos esconde de nosotros mismos. La invisibilidad que otorgaba al portador… los miedos propios hacen que usemos el lenguaje para justificarnos y las justificaciones no explicitadas a los demas nos vuelven invisibles a los Otros, y el circulo termina de cerrarse cuando nos volvemos invisibles para nosotros mismos.
Cuando uno empieza a dejar de sentir, a privilegiar sus pensamientos sobre sus sentimientos, queda atrapado en la circularidad del discurso dialéctico del “conocimiento de lo que me conviene” o “anillo”, de a poco empiezan a cerrarse los recuerdos de todo, porque cada vez más te vas alejando de lo que sos en verdad, de tu sentimientos mas personales quedan en segundo lugar y lo mas importante empieza a ser ese conocimiento, idea, o “tesoro” nuevo. Entonces hay que justificar ese conocimiento cada vez más hasta que todo queda arrastrado por esa necesidad de justificar, de control, de seguridad, y el abismo a medida que pasa el tiempo se va haciendo más grande y mas vacío. Lo único que puede romper todo eso es la fe.
En la Biblia a la primer persona que esto le sucede es a Cain.
La arrogancia de la bestia, su fuerza de poder material sumerge en un silencio espiritual que produce un daño muy grande a las personas. Es el silencio de Caín, es ese no poder escuchar, no poder comprender la voz de Dios. Tiene que ver con el lenguaje, con no comprender más el sentido original del lenguaje.

Caín tenía mucha vergüenza, muy humillado se sentía, tanto, que bajaba la cabeza y ni a Dios quería escuchar. Rechazaba la vergüenza que sentía, no entendía que ella le indicaba algo y en lugar de intentar cambiar, como Dios le pedía, prefirió eliminar lo que el interpretaba como motivo de su vergüenza: su hermano Abel.
La vergüenza es una de las cosas mas humanas que existe y es lo que Jesús decidió soportar al enfrentar su pasión y así salvarnos. Acepto eso El para enseñarnos que nosotros, para salvarnos, debemos hacer lo mismo.
Hay una frase que leí en un libro de C. S. Lewis, muy buena la frase, la transcribo:

“al tratar de extirpar la vergüenza hemos demolido uno de los baluartes del espíritu humano, regocijándonos insensatamente en nuestra hazaña como los troyanos se regocijaban insensatamente de haber introducido de sus murallas el famoso caballo. No se nada que se pueda hacer en cuanto a esto, excepto reedificar lo antes posible. Es obra de insensatos eliminar la hipocresía mediante el procedimiento de eliminar la tentación a la hipocresía: la “franqueza” de la gente hundida mas allá de la vergüenza es una franqueza muy barata”
Eso que Lewis señala tan bien, ese intentar extirpar la vergüenza, es lo que intenta hacer Caín, y es en lo que caen los hombres que utilizan el lenguaje- código del “sistema social” de hoy. Adán cuando sintió vergüenza se oculto de Dios. Pero no fue por la vergüenza por lo que quedo excluido del paraíso. Dios conoce que Adán probo lo que no tenia que probar porque Adán pensó que podía ocultar algo a Dios, que se podía "esconder" de Dios. Caín directamente tanta vergüenza sentía, tan humillado en sus creencia se sentía, que en lugar de reconocer su vergüenza “levantar la cabeza” como Dios le pide (génesis 4, 6-7), en el corazón de Caín el odio le gano al amor, desconoció a su hermano, lo mato y le contesto a Dios."Acaso yo soy el guardián de mi hermano"... Lo que no entendía Caín era que en la palabra "hermano" va algo mucho más grande que ser un simple "guardián". Dios, entonces, comprendió automáticamente que Caín no podía comprender no solo la palabra de Dios. Ahora también, en el lenguaje de Caín, el significado del segundo nombre mas importante después de Dios, "hermano", el sentimiento que evoca "hermano", ya no existía para el. No lo comprendía mas a su hermano, la tierra, el mundo se lo había tragado para Caín.
En verdad el mundo y su vanidad se habían tragado a Caín. Se confundió tanto que confundió a la única persona que lo podía reconocer como semejante, su hermano, con el mundo. (Los hijos de Jacob, desterrados a Egipto, la falta a su hermano José)
Y así Caín se confundió, se perdió dentro del mundo para Dios, Caín pierde parte de su identidad.
O como Dios le dice:

“ por eso maldito seas lejos del suelo que abrió sus fauces para recibir la sangre de tu hermano derramada por ti. Cuando lo cultives no te dará mas su fruto, y andarás por la tierra errante y vagabundo” (génesis 4, 11-12)

Hoy la “estructura” en que funciona la sociedad favorece a que pensamos así como Caín, el funcionamiento en las ciudades, “la gran babilonia”, “nos alejan de la tierra del señor”. Es una sociedad cainita la de hoy. La creacion ya no nos es mas fertil, perdimos el contacto con ella.
Al “hermano” no lo matamos, directamente no existe, la indiferencia es algo tan común que ya no nos damos ni cuenta que es algo antinatural, es mas, las personas que no son indiferentes empiezan a parecer “antinaturales”. “ya van a caer” se dicen los “vivos”, lo dicen para justificar sus miserias, y los tratan injustamente diciéndose que lo hacen para ayudarlos a “que vean la realidad”. En verdad les pasa que les molesta su manera de ser, les recuerda que ellos también podrían ser así, solo tendrían que animarse a confiar un poco mas y renunciar a su soberbia que todo lo tiene que controlar.
Nuestro hermano no nos importa, “que cada uno se haga cargo de si mismo” si, pero también necesito a mi hermano y como tengo que aparentar ser autosuficiente, necesito también que no se den cuenta que lo necesito, entonces tengo necesidad de aprender a “utilizarlo” sin que se de cuenta, eso si, “simpáticamente”.
Esa necesidad de aparentar autosuficiencia, “no necesitar”, hace que empecemos a “utilizar” el lenguaje con las personas, a manejarlas solo como medios, sin darnos cuenta, de que por esto, de a poco caemos en “el único fin soy yo”.
Si yo me transformo en el único “fin”, el lenguaje que originariamente sirve para comunicar experiencias, para unirnos mas a través de el, empieza a ser visto solo como una “herramienta útil” para conseguir algo, algo “solo para mí”. Y el hermano, visto a través de esta forma de lenguaje no se diferencia de este, se cosifica y pasa a convertirse en lo mismo. Ver a nuestro prójimo así, a través de esta clase de lenguaje, como una herramienta, hace que ya no podamos verlo, no vemos más sus particularidades, no distinguimos mas como en verdad es.
La presión que genera esa manera de utilizar el lenguaje hace que solo podamos ver lo “útil” de el. De esta manera morimos a lo que cada uno significa pues ya no podemos escuchar sentimientos, ni escuchar nuestros sentimientos. “Por tus palabras serás juzgado” dice Jesús en el evangelio. Creo que se refiere a esto.
Lo esencial del lenguaje ya no es compartir un sentimiento, compartir una experiencia, compartir “mi verdad”. El testimonio se acabo.
Esta manera de aparentar a través del vocabulario desgasto al lenguaje de una manera en la que hoy se hace muy difícil poder volver a confiar en la palabra.
En el lugar donde más claro se ve esto que digo es en los pueblos, en las ciudades. En las ciudades todos son indiferentes por acostumbrarse a esa presión de competencia que se expresa mediante la palabra. Por esa competencia la palabra se desgasta, al desgastarse la palabra se desgasta también la confianza, y cuando los hombres pierden la confianza, su misma identidad se deja ser “amasada” por el “parecer colectivo”, se termina “vendiendo”. Esta competencia debilita a las personas, las vuelve esclavos de todos códigos superficiales, de todo lo que “parece”. Y así, como Caín, los hombres solos nos vamos mutilando nuestros verdaderos sentimientos, vamos perdiendo nuestra identidad.
Cuando no hay más sentimientos verdaderos nadie sabe lo que siente, entonces nadie se puede jugar por lo que siente, y eso provoca que no nos quede otra que elegir “disfraz”, quedamos subordinados a solo hacer divertida y linda la elección del disfraz que vamos a usar por el resto de nuestra vida. La vida se hace un disfraz donde en verdad lo único que verdaderamente rige al hombre son “las leyes del mercado”. Jesús ya nos había advertido: “ningún servidor puede servir a dos señores… no se puede servir a Dios y al dinero…”(LUCAS 16, 13)
El ejemplo de lo que les paso a los griegos es ideal para representar esto. En la época de Sócrates y Platón, surgió un problema en su sociedad ateniense. Había surgido un grupo de personas, los sofistas, que envilecían el orden establecido a partir de las ventajas que poseía el sistema democrático de Atenas. Estos sofistas estaban subvencionados por la nueva clase portuaria que representaba una nueva fuerza político-económica frente a la vieja aristocracia ateniense.
Gracias a la democracia, para defender sus causas en el ágora (plaza publica) tan solo utilizaban discursos con los cuales vencían sin problemas, ya que ellos se habían especializado y entrenado en el lenguaje. Los sofistas fueron los primeros en descubrir la causa del “embrujo” de la palabra. El lenguaje despojado de una base en la fe, es relativo, tiene dos caras, se vuelve falso, aparente, y la verdad pasa a depender de la forma y elocuencia del discurso. Vieron que se podía vencer desde cualquier posición, no hacia falta que sea verdad lo que decían, lo que importaba era que “aparentara” ser verdadera así la gente daba el si a su posición.
Por esta ventaja que habían descubierto en el lenguaje, los sofistas eran muy temidos y respetados, eran los “capos” de la época, y así fueron contagiando a todos los demás ciudadanos hasta que la vieja tradición política de Atenas(que no tranzaba con estos personajes), su fuerza y personalidad basada en años de historia, fue puesta en cuestión. De esta manera la fuerza política ateniense perdió en medio siglo nomás, su independencia, la democracia, y encima quedaron bajo el yugo de un pueblo ajeno. Este privilegiar el dinero por sobre la base de su cultura, sus dioses y héroes (las familias aristocráticas descendían de estos), hizo que en menos de 50 años decayeran en tal forma que perdieran su independencia. Sócrates y luego Platón trataron de conciliar los dos bandos, el de los aristócratas con el de los portuarios. Enseñaban a discernir, abiertamente, mediante el dialogo, y a la vez sin caer en la relajación del relativismo sofista, porque por un lado tenían a la aristocracia con sus principios cerrados y por el otro a los sofistas con su relativismo vació, predispuesto solo a los capitalistas que no respetaba ninguna verdad o tradición. Ellos con sus doctrinas trataron de conciliar esas dos posiciones.
En su época no tuvieron mucho éxito, pero hoy esos son los dos nombres mas conocidos de todos aquellos personajes.
Volviendo a lo que iba, por este comportamiento simulador socialmente establecido producto del desgaste de la confianza en la palabra, se destroza la personalidad del individuo hasta quebrarlo o dejarlo muy empequeñecido, y la persona se convierte entonces en un simple esclavo, servidor de lo que la convención le indica. Y digo esclavo porque esa persona, a no ser que tenga fe de nuevo, no puede “ser” nada, perdió su originalidad, la esencia de ser hombre, su personalidad se esfumo dentro del “parecer” colectivo.
Puede ser un medico, barrendero, presidente, o peluquero, lo mismo da, la persona ya “no es”, pierde su verdadera capacidad de decisión. La persona se trasforma en una simple herramienta utilizada por la convención, no puede decidir mas, decide lo que parece “conveniente”, lo que aparenta ser “negocio”.
El valor de la persona deja de ser dado por la dignidad en si de ser hombre, la dignidad que Jesús nos dio y la dignidad pasa a ser designada por la convención según el lugar que ocupemos en ella. Una vez que la persona ya no es útil a la convención, es desechada por esta. (el ejemplo mas claro de este desechar por “inutilidad”, esta en los asilos de ancianos )
El efecto catastrófico de este proceso despersonalizador producto de una construcción social basada en reglas de simulación de “algo conveniente” o de “ideales colectivos-prácticos”, se vio muy bien en los países “fascistas” y “comunistas”.
“Fascistas” viene del latín fas, que significa expresión de la voluntad divina o de lo que es licito, de lo que es justo. De creerse lo que es justo, lo que es bueno…
El discurso fascista se basaba fundamentalmente en un cambio en los adornos diplomáticos de la alta burguesía, a la expresión de una sinceridad popular basada en el resentimiento de la clase baja. Por esta causa en la Alemania nazi fascista todo conjugaba en una armonía de “decir y hacer” y se enorgullecían por esto. Hitler y sus brillantes discursos que movilizaban a las masas y les daban una fuerza capaz de armar una guerra contra todo el mundo (Alemania se reconstruyo después de la primera guerra mundial en 20 años y casi vencen después del destrozo que habían sufrido en la primera guerra mundial).
La unión tras un único discurso en una ideología basada en la fuerza y el dominio, supuestamente libre de todo artificio superfluo, representaba el hartazgo y la confusión de siglos de “contranaturalaza”. Nietzsche cuatro décadas antes había descubierto la causa de esta contranaturalaza y todos los efectos negativos que esta había acarreado. Nietzsche habla de una moral cristiana decadente: habla de “las tonterías que cometieron los misericordiosos”, pero ¿a que se refería con todo esto? Nietzsche se quejaba que al exaltar y hacer modelos de los ideales cristianos; las personas ya no eran misericordiosas, humildes de corazón, algunas se obligaban a hacerlo, pero otras se copiaban de ese comportamiento, solo lo simulaban porque socialmente estaba bien visto y les convenía. Basta leer libros como “la ética protestante” de Max Weber para dar cuenta de esto.
Cuando Nietzsche vio que ese comportamiento simulador había generado una contranaturalaza, una corrupción y una falsedad en los discursos y la palabra, que la sociedad ya no podía salir por ella misma, Nietzsche entendió que nunca existió la posibilidad de un dialogo racional y al no tener una fuerte fe, desespero.
Todo su Zarathustra, no es más que una dialéctica que se va agudizando, en la que primero destruye los estereotipos culturales de su época, denuncia esa simulación, esa hipocresía. Luego denuncia todos sus propios prejuicios culturales, hasta sacarse el último, su “misericordia por el hombre superior” (yo no se si Nietzsche alguna vez se pudo sacar ese pensamiento “aristocrático”).

Sobre la arrogancia y la humildad

(al principio voy a escribir algo sobre el peligro de la arrogancia y despues pongo como la traccion hacia la arrogancia es casi siempre inherente al desarrollo de la inteligencia. Su relacion con el lenguaje, lo voy a escribir mejor en otro post bien proximo porque este ya se me hizo muy largo.)
Las advertencias mas claras sobre el peligro de la arrogancia están en el evangelio de Lucas, por el capitulo 16.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Creer en Dios 2

COMENTARIO AL POST DE ALEJANDRO ROZITCHNER DE SU BLOG “100 VOLANDO” TITULADO “CREER EN DIOS”, DE NOVIEMBRE DEL 2009

...“A quienes somos ateos los creyentes nos dicen: "bueno, pero en algo debés creer, en la naturaleza, en el hombre, en vos". La respuesta es: no creo, no tengo la estructura de sentido de la fe. Existo, quiero, vivo, siento la vida, mi vida tiene sentido, pero no interviene la "fe". El creyente supone que la estructura de la fe es universal, y ahí es donde más se equivoca.”...

Creo que este párrafo (que recorte de tu post) contiene un error muy común hoy día. El hombre “CREE” hasta para ir al baño. Si el hombre no creyera no podría siquiera moverse. En el fondo, y bien en el fondo, el hombre mientras es hombre nunca puede librarse de la estructura de la creencia porque, exactamente, ella es la que lo hace libre. El problema es que el hombre tiende a formar dentro y fuera de si estructuras mentales del saber -que generalmente se denominan sistema- que lo hacen sentir seguro pensando que “sabe” cuando en realidad no sabe sino que simplemente “cree saber”.
Voy a dar un ejemplo: voy a retiro y necesito tomar el colectivo 61 y para ello me encamino hacia la esquina de pacheco de melo y pueyrredon porque “SE” que por ahí va a pasar el 61 que me va a llevar al centro. Hago la distinción: Yo no “SE”, yo “CREO” que el 61 me va a llevar a retiro. Primero llego a la parada y me entero que el 61 hoy esta de paro. Segunda posibilidad: libertador esta cortada así que el 61 no me lleva a retiro. Tercera: al subir al colectivo este se rompe y llego caminado desde la facultad de derecho, etc. Conclusión yo no se si el 61 me va a llevar a retiro, creo que si lo va a hacer, y confió, “creo” en el sistema, pero “saber” a ciencia cierta “no lo se”.

En una pregunta en formspring lei que te preguntaron sobre el sistema y vos contestaste que el sistema es la sociedad. Yo creo que es más o menos así. Al sistema, los hombres, lo generan tratando de ocultar o mitigar los “no-saberes” incómodos para la conciencia del hombre. Los hombres generan un disfraz y luego buscan ocultarse con el como con miedo de darse cuenta quienes son, de lo responsables que son y para luego poder a ese manto echarles las culpas de lo que les pasa y llamarlo “sistema”. (la desnudez de Eva intentando ser tapada y Caín ¿acaso yo soy el guardián de mi hermano? Genesis 4, 9)

Otro ejemplo: yo voy a la facultad a aprender, no?
Pero antes de dar este paso todos hacemos una elección consciente o inconsciente que consiste en CREER que lo que me van a enseñar es valido, vale la pena aprenderlo. ¿Como? Claro: lo que yo voy a aprender, lo que me van a enseñar para después yo “saber”, yo tengo primero que CREER que eso va a ser valido para mi, tengo que CREER que va a servir verdaderamente en la realidad, tengo que CREER que me va ayudar para desenvolver mi vida, tengo que CREER que lo que voy ahí a aprender va a ser algo útil en mi vida. En la realidad nosotros no nos planteamos todas estas posibilidades y todas estas cosas las CREEMOS implícitamente, inconscientemente y cuando aceptamos estudiar esta o aquella otra cosa, simplemente aceptamos que estudiar “esta bien” y confiamos, “CREEMOS”, en el sistema, dejamos que el mismo sistema -y nuestra inconsciente adaptación a el- adopte la decisión de si estudiar y que estudiar, de si esta bien o esta mal para nosotros. Por eso, CREO que si no nos animamos a CREER libremente conscientemente, el sistema entonces, de a poco, va tomando control sobre todo en nuestra vida y no nos va dando otra opción mas que la de adaptarnos a el. Saludos Alejandro y perdón por el largo.

Poder

¿Hay algún poder que sea verdadero, que verdaderamente no “dependa” de nada, que sea un poder en si mismo? ¿Los humanos tenemos acceso a un poder así? Hoy podemos decir muchas cosas de la humanidad, logró mucho en apariencia, tiene mas poder que antes: pero es así en realidad? No estamos en verdad siempre dependiendo del sistema? podemos viajar mucho mas rapido pero dependemos del avión, del auto, del tren, estos a su vez dependen de combustibles. Podemos cocinar mucho mejor, pero dependemos de la luz, el gas y el agua. Podemos ir al baño más cómodos pero dependemos de sistemas clocales. Y así seguimos. A cada poder le depende un servicio.
Y en caso que el sistema funcione: ¿no seguimos dependiendo de la naturaleza? De que no llueva, que haya buena marea, que no este nublado, que no haya catástrofes naturales, de vacunas y enfermedades, no seguimos dependiendo del nacer y del morir? ¿Existe alguna acción que sea verdaderamente independiente?
Yo creo que sí y empieza por preguntarnos profundamente que vamos a hacer acá, con esta vida. Y creo que vamos a ver que lo único que podemos respondernos sin caer en esa dependencia, y tiene poder por si mismo, es poder servir, aprender a servir – no solo ser útil, porque podes ser útil pero no te puede “utilizar” nadie-. Poder servir a la creación y a los demás, aprender a hacer eso nos a va llenar de gratitud hacía con la vida porque por fin vamos a estar seguros, nos vamos a hacer dueños de un sentir verdadero que no depende de nada, y que es el único verdadero poder que todos los hombres pueden llegar a alcanzar.

escrito 6 de octubre 2010

martes, 5 de octubre de 2010

Democracia y los griegos.

El problema que existe hoy cuando se encara el tema de la democracia entre los griegos es que cosa era lo que significaba esta forma de gobierno para ellos. Es un tema bastante hablado y trillado, pero me parece que no tan bien pensado.
Para un griego común todos los hombres no eran iguales. Esto es un hecho. No eran iguales los hombres no solo en cuanto a lo que implicaba la existencia de esclavitud, sino, sobre todo, no eran iguales para ellos por una cuestión casi racial, que se enmarcaba en la cultura y aunque la diferencia exterior quedaba delimitada por algo que parecía circunstancial, en verdad, no lo era. Ese algo era que se hablara el idioma griego.
Para el griego la democracia era una forma de gobierno constitutiva de ellos, de su raza y su cultura helena: jamás imaginarían a un persa o mismo a un macedonio como una persona capaz para la democracia. Hasta algunos mismos griegos, como Platón, dudaban de la idoneidad del sistema democrático rigiendo entre sus patriotas.
Lo que quiero decir con esto es que el mundo moderno y postmoderno –burgués- adopto un sistema de gobierno que en si mismo no significa ni cerca lo que significaba originalmente para sus creadores

El problema que tenemos hoy es el prejuicio moderno de pensar la democracia como un bien absoluto, incuestionable, porque a partir de esta premisa absolutista es desde donde se genera la demagogia e hipocresía que sí conduce finalmente a regimenes absolutistas puros o totalitarios. Porque cuando deja de regir el espíritu de la ley, y se especula sobre ella, rige su forma, y las formas se mantienen principalmente a base de cuestiones económicas y ya no sociales. Yo, personalmente, pienso que la democracia es el mejor sistema para una sociedad en formación como la nuestra. Pero también considero que, como todo sistema, sino se le permite una evolución consensuada – y para esto sirve fundamentalmente la democracia, para que cada uno alcance el lugar que siente que le corresponde-, la evolución va a ser forzada y en el caso de la democracia -donde ya el concepto de fuerza sobre el de inteligencia se transforma en algo obsoleto- este tipo de evolución, sería una evolución por corrupción, donde el sistema en verdad muere y nada se conserva para los hombres por lo tanto no hay ninguna evolución.
Voy a dar un ejemplo, idea, “utópica” de cómo esto se podría llegar a cambiar.

ESCRITO 5 DE OCTUBRE 2010

domingo, 3 de octubre de 2010

Sobre los errores de un filósofo: ¿Que importancia tienen la fe y el conocimiento en la vida del hombre?

(pensando en Nietzsche)
El conocimiento surge de la posibilidad que el hombre posee para generalizar relaciones a partir de hechos o situaciones. De esta manera se conoce mas, se es más “consciente” de los hechos o situaciones. Esta “conciencia de la situación”, esta generalización, se convierte automáticamente en un error cuando nosotros la queremos hacer absoluta.
El pecado del filósofo, su error capital, es su tendencia a hacer absolutas sus generalizaciones. Y más aun cuando generaliza un sentimiento de tipo religioso. La fe no es un concepto intelectual que surge de lo que la mayoría entiende por fe, la fe es un sentimiento, es algo completamente individual que pone en relación al hombre, como ser individual, con lo que es creído por el. El hombre elige que creer, y puede y debe luchar con el mismo por esta elección. Esto es lo importante. Que el hombre no dé la verdadera importancia a lo que significa la fe, es también una cuestión personal porque el hombre nunca puede dejar de creer en algo. Es fácil, casi un juego de palabras que disfraza con inocencia el mismo futuro del propio hombre.
Por ejemplo cuando hoy alguien dice que no cree, en verdad se refiere que no cree en lo que se le mostró, en lo que el pudo ver hasta el momento. “No cree” en eso que vio hasta ahora, pero no sabe si mas adelante creerá. Este es el gran dilema: mientras el tiempo nos afecte (la muerte), siempre “creeremos” nunca “sabremos” pues lo que para nosotros hoy “Es”, o sea lo que hoy sabemos, mañana o dentro de diez segundos puede cambiar.
En todo caso este hombre cree que “no cree”.

Esta creencia en la no-creencia, el error de este hombre (este hombre soy yo), nos pone en una búsqueda consciente (en el caso del no-filosofo esta búsqueda generalmente es inconsciente). Damos vuelta todo en una crítica feroz que no tiene ningún tipo de consideración sentimental. Toda la importancia reside en “la verdad”, el conocimiento es lo más importante. Desarrollamos toda la fuerza de nuestra especulación. Si uno es constante en esta búsqueda la desesperación se te hace carne, entonces, así, de un día para otro, sentimos una intuición sobre el macrocosmos (Nietzsche la llama el “eterno retorno”). Esta intuición no es un pensamiento, es un sentimiento y nos muestra que toda esta realidad responde a una misma cosa, la realidad del mundo responde a un tipo de “saber” dual: un saber“de cambio”, “de movimiento”: “vida-muerte”, “de lucha y unión de contrarios”, “de opuestos”, " de materia y vacío", “sujeto-objeto”, “acto-potencia”, “de carne y espíritu”, “de bien y mal”, “ de Ser o no ser” o como mejor les guste llamar a cada uno. Este sentimiento nos enseña como todo el universo se encuentra conectado de manera tal que es imposible separarlo, no hay negación, todo es unidad.
Nos damos cuenta de la falta de realidad del tiempo y la muerte se trasforma solamente en un concepto vació, no nos asusta mas. Sentimos que podemos entender todo…
Entonces, este sentimiento bien definido nos coloca en una situación muy especial con respecto a lo que significa el conocimiento para nosotros.
Para conocer con certeza la realidad el hombre necesita definir lo que quiere conocer. Definir la realidad significa establecer el límite de “lo que es” esa realidad. Crear este límite para permitirnos conocer la realidad implica a su vez crear un concepto completamente abstracto, que forma la otra cara del límite: lo que “no es la realidad”, el no ser, la nada, algo no real, una abstracción pura. El hombre crea el limite que implica “la nada” para apoyar su conocimiento en algo “concreto”, en una definición, en una teoría, en una ley.
Para controlar la realidad el hombre necesita meter en el medio algo que “no es” y de esa abstracción hacer el límite, el marco, donde se apoya un conocimiento seguro, una ley, un teoria. Se hace evidente entonces que la realidad “dual”, “binaria”, es solo un producto de nuestra necesidad de conocer, nada más que eso: surge de nuestra necesidad de división para hacer un análisis que explique los fenómenos. Surge de nuestra necesidad de definir, de controlar la realidad.
Nos damos cuenta que la víbora (la especulación) nos ofreció el fruto del árbol de la ciencia (el conocimiento) y nosotros “inocentemente” lo aceptamos.
Por fin descubrimos entonces que este saber “real”, esta dualidad, no es más que un reflejo de nuestra limitada capacidad de conocer. Es un engaño de nuestra soberbia tendencia a controlar.

La realidad es una y responde a una sola cosa: a eso que “Es”, no a lo que “no es”. Lo que “no es” es una invención del hombre para que la realidad responda a su limitada capacidad de conocer. Por esta falta de realidad en nuestro conocimiento es que no le podemos dar una importancia “absoluta”, no podemos “saber realmente”. Creámoslo o no, siempre creemos, nunca sabemos “realmente”.

El poder, según el mundo, es poder controlar. Controlar es lo contrario a la libertad. Si queremos controlar hay que saber “realmente”. Entonces el problema se presenta cuando queremos conocer para controlar. Vimos recién que esta clase de saber “real”, de conocimiento no existe, no tiene realidad. Nuestra falta de confianza al enfrentar la realidad hace que la queramos controlar antes de haberla conocido. Y esto es ridículo: si no conocemos lo que vamos a controlar, ¿como vamos a querer controlarlo igual? ¿Como vamos a considerar que lo podemos controlar? (a esto se refería Platón cuando daba a entender en sus diálogos que la naturaleza es incognoscible. Es incognoscible si entendemos conocimiento como control; de alguna forma el principio de indeterminación de Heisenberg eso nos dice.)
Si hacemos esto, si queremos hacer esto, es porque en verdad estamos ciegos.
Si no vemos todas estas cuestiones empezamos a engañarnos, nos hacemos inválidos a nosotros mismos. El ansia de poder, de control, nos ciega.
Cuando juntamos conocimiento y poder sin entendernos a nosotros, sin ser libres nosotros, es muy posible que quedemos esclavos de una fantasía enceguecedora. Eso es lo que le pasa al mundo de hoy como nunca antes pues el poder que otorga la ciencia la hace a esta incuestionable. Todas las fuerzas de los hombres le dan poder. La tecnología se sirve, en última instancia, a costa del miedo de los hombres a la guerra. (p.j: la carrera espacial entre EUA y la URSS, con la guerra fría de fondo, se puede llegar a interpretar como una propaganda para que la población del mundo entero justifique los gastos por temor al poder de la mayor tecnología del enemigo).
A la larga o a la corta si no tenemos Fe, el conocimiento abstracto se hace absoluto, los hombres pierden las fuerzas en ellos mismos concediéndola a liberarse del miedo mediante un cuento que mantenga su vida estable. No entienden que la vida del cuerpo no es tan importante como la del alma y entregar sus fuerzas a ese cuento que a la larga justifica la maquinaria de guerra, ayuda de manera indirecta a que su alma no se desarrolle mas, que no crezca, que en vez de vivir mas empiece a morir. Entonces: ¿para que estamos vivos?
El conocimiento científico, la capacidad de conocer “ideal” del hombre de hoy, necesita definir y crear estructuras. Definir es dividir: “divide y reinaras”. ¿Pero reinaras sobre que? Sobre este mundo, señores, solo sobre este mundo y a costa de un engaño en el que perdemos el sentido de estar vivos. Mantener esto nos hace perder el alma de a poco.

Me fui por las ramas. Sigamos ahora con lo que nos pasa cuando tenemos este sentimiento nuevo.
El problema está en que cuando sentimos que podemos entender todo también sentimos por esta ultima causa que entre nosotros y los demás se abre un abismo que parece imposible de llenar.
En este nuevo estado la víbora asquerosa que habíamos generado antes, la especulación, se nos viene en contra y nos complica. La serpiente nos trata de ahogar, trata de nublarnos la claridad, que ahora tenemos, sugiriéndonos realidades falsas, nos busca confundir llenándonos de miedo, inmovilizándonos, matándonos en vida.
No tenemos que perder de vista que ante esa sensación de abismo con los demás solo se nos plantean esas dos opciones que descubrimos antes.
Desenredamos todo y por ultimo nos enteramos que era tan simple como al principio. Nos damos cuenta que lo que inicialmente sabíamos era todo lo que había que saber: Que El “saber” solo es una cuestión de “saber” decir “Sí” a lo que creemos.
Decir “Sí”, distinguir y aceptar lo nuevo, lo distinto, las diferencias y desde nuestro lugar vivir para luchar por una mayor unión y comprensión con los demás.
O el otro camino, es el decir “No”. Y este puede tomar varias formas, acá es donde todos los conceptos se enrriedan, es donde se genera la división.
El camino este del “No” se divide a su vez en dos, y esa división en dos también y así al infinito porque seguimos todavía en esta lógica de enredo y falsa de las apariencias. Si decimos “No” esta nueva sensación no nos sirve de nada y se nos viene en contra porque pensamos que vimos “algo”, que “salimos”, cuando en realidad estamos mas enredados que nunca. No salimos de ningún lado porque no le pudimos decir que no a esas sugerencias que la víbora nos hace. Todo lo que sentimos se nos da vuelta y se transforma de a poco en resentimiento.
En este camino lo primero que hacemos es negar las diferencias. Negamos las diferencias viéndolas como negativas o, directamente, las negamos ni queriéndolas ver, no las aceptamos. En el primer caso se vive en un estado de guerra con la realidad, en una tensión terrible. El otro es un estado de total fantasía, es un engañarse, negando toda diferencia, por no querer distinguir lo malo terminamos negando lo bueno cuando nos hacemos indiferentes a “todo”.
En cualquiera de estos dos estados la actitud esencial es la que surge del miedo de mostrarnos interiormente, nos justificamos con que todo es apariencia y que no vale la pena correr ningún riesgo, solo hay que vivir lo mas que podamos y de la mejor manera posible cada uno, así individualmente, total no podemos hacer nada si todo es apariencia. Si somos pacíficos, lo mejor para nosotros va a ser vivir pacíficamente, si somos belicosos lo mejor va a ser belicosamente, y así cada uno se arma su mundo a su manera.
Pero pasa algo: si no nos mostramos, confiando y comunicando nuestras verdaderas inquietudes no intercambiamos verdaderamente. Los humanos somos seres que estamos irremediablemente en relación por lo tanto necesitamos de confianza entre nosotros para lograr una comunicación sincera que nos haga vivir en armonía. Para que la comunicación sea eficaz, debemos elegir el riesgo que implica el confiar en el otro, si no hacemos esto, elegimos de a poco perder esa posibilidad de comunicación, esa posibilidad de intercambio armónico. Esto hace que en verdad terminemos no pudiendo elegir de que manera vivir pues evidentemente el hombre se encuentra en contacto en la realidad y si la realidad, a falta de comunicación, empieza a dejar de ser armónica, el hombre empieza a estar de nuevo en “guerra”. El hombre vuelve, entonces, a sentirse obligado, resignado, a la guerra. Si no luchamos por la paz no se la puede elegir. Si no luchamos por la paz esta de a poco deja de existir.
Esto nos demuestra el error de permanecer pasivos encerrados dentro de nuestra “fe”.
Si vivimos debemos estar abiertos mostrando todo el tiempo el sentimiento que obedece nuestra fe, ese sentimiento es, esencialmente, un sentimiento de amor.
Si no nos abrimos, irremediablemente, caemos presa de esa vanidad de la apariencia que tan soberbiamente descubrimos e hicimos nuestro tesoro intocable, pensamos que porque “sabemos más” y hacemos lo que “sabemos” (o sea no nos equivocamos), nadie nos puede decir nada, podemos estar tranquilos. Quedamos esclavos de la conciencia soberbia del “conocer” que es lo bueno para mí.

La otra opción, la del “Sí”, es un riesgo, no “sabemos” si es buena, la creemos y nos hace sentir mejor y por eso sentimos la necesidad de compartirla. No hay formula que la justifique, por eso no “sabemos”: con nuestra vida la tenemos que justificar. Es un riesgo porque nos ponemos en juego a nosotros, si decimos “Sí” y le damos vida en nosotros a eso que aceptamos.
Si nos pasa todo esto nos damos cuenta que la fe es algo que nace como una respuesta interior a “algo”.
Nace de lo interior porque lo interior, es lo que es enteramente nuestro, es en donde podemos elegir que ver, es desde donde decimos si o no a lo que vemos. La mirada es nuestra mirada, nuestro punto de vista.
Siempre somos en verdad libres, siempre se empieza desde adentro, por eso lo primero es cambiar la mirada.
Y nace como una respuesta a “algo”. En un primer momento ese “algo” significa la necesidad de dar sentido a nuestra existencia. Es cuando surge el sentimiento “cultural”. Antiguamente y hasta hace siglo y medio, la religión se respetaba como la base de la cultura. Religión y cultura eran inseparables. Hoy en el mundo occidentalizado eso esta dejando de suceder.
Nietzsche ve el proceso y lo denuncia: “Gott ist tot” (Dios ha muerto).
El sentimiento religioso es el que mas liga al hombre a la tierra, a lo real, es el sentimiento que nos liga a nuestros antepasados. Significa nuestras raíces. También nos muestra la muerte y esto nos liga directamente al ansia de inmortalidad.
Hoy la cultura, alejada de este sentimiento religioso original llena, como nunca antes, de signos nuestra realidad. El sentido de nuestra cultura se transformo en algo puramente formal, vació de sentimiento, totalmente abstracto. La cultura ya no llena ningún contenido, solo nos llena con la vorágine del “hacer algo”, del “ser productivo”.
Este funcionamiento puramente formal de la cultura tiende a provocar un efecto. Este efecto consiste en una pregunta, la cual es inevitable que un alma de filósofo se la formule. Esta pregunta complica, y llenarla se vuelve una carga muy pesada. Si uno mira la historia de la filosofía, la cantidad de sistemas filosóficos, extensos y complicados, la cantidad teorías sobre el origen del ser, sobre como hay que vivir… ¿para que? , ¿Para que “todo”? Esa es la pregunta. La pregunta que la cultura de hoy busca tapar: ¿para que? Si al final es la muerte. Para que “todo”? Si, como dijo Nietzsche, “Gott ist tot”.
Hoy el tema esta más mezclado que nunca, difícil será desenredarlo.
¿Para que “todo”?...nada me lo responde, Entonces… la “Nada”. Empieza el nihilismo.
Para que gozo hoy, si mañana, cuando deje de gozar sufriré de alguna manera al no seguir gozando y viviré desesperado buscando gozar de nuevo (eso es hoy) y si encima al final nos ponemos viejos y sufrimos la muerte. Para que la vida? Para que he nacido si después voy a morir. Lo mejor es no desear más y apaciguar los sentidos dijeron algunos. No entendían que vale la pena el intento.
Hoy, la incapacidad de sentir esa pregunta o el terror y el escape que genera, hace que casi nadie mas pueda pensar, crecer espiritualmente hablando. Del miedo y la imposibilidad de formularnos seriamente esa pregunta es de donde nace la necesidad de aturdirse y olvidarse de uno “amando la vida”. Ese desenfrenado y miedoso tipo de amor por la vida, por “el momento”, nace de la desesperación de la incapacidad de defenderse de uno mismo. Del miedo y la incapacidad del alma de enfrentar la pregunta. Todo esto genera justo lo contrario a la vida, la muerte sin retorno.
¿Para que? Esa pregunta no se responde con una formula, una teoría o aturdiéndonos con sensaciones. A esa pregunta se responde con nuestra vida, con como respondemos.
La famosa esfinge pregunta; responde o muere: Vale la pena vivir para mi? Me siento agradecido de tener vida? Que hago para responder a esa gracia?
El “para que” lo contesto viviendo de manera que sienta la gracia de poder expresar con todo lo que soy eso que creo y que me hace sentir vivo. Y a eso que creo no lo conozco todo pues no lo paro de descubrir, a cada segundo busco mas, sentirlo, ese entusiasmo que genera descubrir cada vez mas eso que me da vida es lo que me mueve cada vez mas hacia afuera. Es una fuerza que hace inevitable que lo busque compartir con todos. Esa fuerza es la que responde a la pregunta: ¿para que todo? Porque quiero todo.
¿que significa ese “algo”, ese “todo”?
Como alcanzar la respuesta depende de mí, de mi Fe.
A cada instante, en todo momento. Eso, es siempre lo nuevo. Yo elijo como responder.



La falencia de Nietzsche se explica por una falencia en su fe, en la fe general de su pueblo y de su época. Por eso es que comienzo criticando la generalización de un sentimiento. “La fe como lo que la mayoría entiende por fe”.
Es para mi evidente que la fuerza de donde nace su discurso es la fuerza de fe. Pero esa fuerza se vuelca contra su misma interpretación errónea, contra las confusiones que ella misma género. El resentimiento que genero un malentendido de su fe hizo que Nietzsche gastara todas las fuerzas que había recibido en negarla. Nietzsche, intelectualmente, explica la fe en lo que es para el la “voluntad de poder”.
Nietzsche es de una sociedad protestante donde estado y religión se identifican, además por ser hijo de pastor protestante carece de la posibilidad de conocer la devoción a Maria.
Esa falta de sentimiento de valoración de lo "femenino", de su sociedad, parece llevarlo al máximo de especulación, de enfrentamiento entre lo particular y lo general sin ningún tipo de mediación ni esperanza. Esta posición lo lleva a generar una gran soberbia para poder soportar ese sentimiento así de solo.
La búsqueda que le mueve la desesperación causada por la falta de valor intelectual (que el siente como el valor mas importante), que tiene el sentimiento materno-femenino es impresionante.
Ningún hombre fue capaz de generalizar un sentimiento y de soportarlo. El peso que elige soportar, consciente o inconscientemente, de alguna manera, termina por ahogarlo en su propio mar de soberbia.

Escrito en marzo del 2005