martes, 14 de enero de 2020

Sobre el tiempo, el Logos y Su Presencia (trabajo de principios de noviembre)

Introducción:
En el presente ensayo en primer lugar voy a intentar demostrar como es que se desarrolla y que fases sigue en un momento inicial lo que se nombra en las diapositivas como energía teleonómica. Para esto voy a tener que discutir con tres conceptos de las diapositivas, el primero es el problema de aplicar el concepto tiempo a procesos simplemente físicos, el segundo concepto que quiero rever es algo que está constantemente en las diapositivas y que hace referencia a la noción de que esto material o físico no fue creado con esa energía teleonómica, y que sólo la vida biológica tiene ese fin (digo biológica diferenciando vida biológica de vida espiritual que es desde donde voy a tratar de demostrar viene esta teleonomía). El tercer concepto que quiero pensar es este mismo de teleonomía ya que aunque es cierto que la inteligencia para crear el ADN no existe en la materia inanimada, también es cierto que esa teleonomía es en parte absurda si no se concibe un Dios creador -con un Telos que desconocemos y apenas vislumbramos-, pues todas las especies con su ADN desaparecen y hasta la tierra tiene fecha de caducidad. Dicho esto arranquemos.

Desarrollo:
Vamos de lo más sencillo a lo más complejo.
El primer concepto que pienso que es discutible es el de tiempo en relación a procesos físicos y meramente materiales. Pero primero voy a aclarar, el tiempo es muy importante para la vida. Las especies se adaptan y evolucionan según el tiempo en que viven, se comportan distinto según si es de día o de noche, si es verano, otoño, invierno o primavera, y también regulan sus ciclos vitales según las fases de la luna. El humano ya tiene mayor conciencia del tiempo y no sólo es regulado por el tiempo sino que el humano se organiza y dispone del tiempo para hacer lo que él puede y ya no está tan determinado por una cuestión hormonal-ambiental. El tiempo también es  importante para las especies pues gracias él se manifiestan  la vejez y muerte, y las especies aprenden y utilizan esta variabilidad etaria donde esta muerte aparece como necesaria para la adaptación de la especie y se encuentra en los genes, pues si no existiese la vejez y la muerte los individuos primeros no dejarían desarrollarse a los póstumos (como sucede en algunos saurios actuales como el cocodrilo) y esto provocaría un muy lento o nulo recambio genético, no habría variabilidad, entonces al menor cambio de ecosistema la especie entera no tendría capacidades de adaptación y perecería (como quizás sucedió con los dinosaurios).
Pero el tiempo, la categoría tiempo es inútil pensarla para especular con procesos ajenos a la vida biológica. Los elementos meramente materiales, físicos, los átomos y la energía que los constituyen no se modifican según el tiempo y sólo pueden cambiar en una fusión nuclear que suceden sólo en una estrella o, en estos últimos siglos, con los experimentos nucleares. A un átomo le es indiferente si es el solsticio, si es primavera, si es verano, si es de día o de noche. Lo mismo podemos decir de una piedra o un volcán en mercurio, o un planeta entero. Si una piedra se desintegra no va a suceder nada con los elementos que la componen, el mero paso del tiempo no va a alterar la estructura del átomo. Sí van a alterar al átomo las fuerzas que interactúan con él, que también determinan a los seres vivos, y hay una que es la que produce las fusiones nucleares en los soles: la gravedad. Pero sin irme por las ramas, a lo que voy con esto es demostrar que ya es incorrecto pensar el posible pasaje de materia inanimada a la vida biológica como una cuestión de tiempo y probabilidades temporales, pues lo temporal en nada afecta a los elementos y sus átomos y a los demás compuestos que de ellos devienen. Es decir el tiempo es una mera probabilidad, una probabilidad de relación material, y una probabilidad no es nada en si sino que depende completamente de fuerzas que hacen que el mismo tiempo exista, fuerzas que pueden ser conocidas, o no, por el hombre.

De este primer concepto en el que critico el tiempo y su supuesta influencia sobre los elementos también se puede vislumbrar lo siguiente que voy a criticar de las diapositivas. Entendiendo que la creación es un proceso inteligente, entendemos que nada de lo creado puede escapar a estas fuerzas, energía, inteligencia, o mente teleonómica: quiero decir todo el diseño de un creador –sobre todo del Creador- tiene un Telos, sólo que quizás es difícil descubrirlo (aunque quizás no, y el tiempo este con el que tanto especulamos probabilidades sólo es el tiempo que tenemos como individuo y especie para descubrir esta inteligencia: el Logos de Heráclito o el Logos del principio del Evangelio de Juan (no es coincidencia, creo, que Juan se haya mudado a Éfeso, de donde era Heráclito. Y tampoco creo coincidencia que Heráclito también llamo fuego al logos y Jesús y luego Pablo nos dicen que Dios es fuego en Hebreos 12, 28-29)). Lo material también tiene un diseño teleonómico, y este diseño está pensado justamente para que existan seres vivos. Los ejemplos de las diapositivas son muy buenos para entender que es lo que sucede en un planeta con la materia inerte y los distintos elementos. Pero los ejemplos no están tan ajustados para ver lo que sucede en el sol o en una estrella. Como dice una diapositiva los átomos del cosmos son casi todos átomos de hidrogeno, y luego helio. Estos átomos al concentrarse en cantidades astronómicas, por efecto de la gravedad comienzan a fusionarse generando reacciones nucleares, radiación hacia afuera y otros elementos de átomos distintos y más pesados hacia adentro y así nace una estrella. Se supone que cuando la gravedad de la estrella se hace más fuerte que sus explosiones nucleares, la estrella explota en una supernova lanzando todos los elementos de su interior al espacio para formar luego planetas, lunas, asteroides, meteoros y polvo interestelar, que giraran luego alrededor de otra estrella y así. (si la estrella era muy masiva, por su propia gravedad, en lugar de estallar, la estrella colapsa formando un agujero negro). Resumiendo, la estrella es el sustrato de los planetas, o la condición para que ellos existan, y la misma lógica de esta muerte estelar para dar nacimiento a otros cuerpos celestes, y en el caso de la tierra ser el sustrato para la vida, digo esta misma lógica o teleonomía siguen muchas plantas, animales y hasta en cierta manera el hombre con sus hijos, también lo dice Jesús “Les aseguro que si el grano de trigo que cae en tierra no muere; queda solo, pero si muere da mucho fruto”. Hasta ahora, es cierto, esto de la estrella y el sol es incomprobable, sólo es una teoría, y en todo caso más que una teleonomía, lo que existe es una analogía entre los descubrimientos de la ciencia sobre la “vida” de una estrella y lo que pasa con los seres vivos. Pero veamos el punto: en una estrella el orden físico-químico no varía tanto del orden biológico. En la estrella la fuerza de gravedad provoca un desequilibrio constante, asimetría y diferenciación lo que hace muy difícil de predecir sus movimientos pues su masa y gravedad interaccionan con todo el sistema solar, el resto de la galaxia y el universo. En una estrella hay fusión de los elementos que hacen nuevos elementos hacia el interior de la estrella, los seres vivos fusionan sus gónadas dando luz a nuevos seres genéticamente distintos. Esta fusión origina una impulsión o radiación de luz al exterior de la estrella, los seres vivos de esta fusión logran concebir un ser que comienza a impulsar vida nueva. La radiación de la estrella, su luz y sus ondas electromagnéticas son las que  impulsan, diferencian, individualizan, relacionan, ordenan y finalmente unen a través de las ondas gravitatorias generadas en ella a todos los cuerpos de su propio sistema solar o estelar. Lo mismo vale para un ser biológico. De la fusión o la unión de dos gametos comienza una impulsión indiferenciada de multiplicación celular formando la mórula, luego se diferencia por su posición en blástula gástrula, luego nace y el ser se individualiza, individualizado se relaciona en el ecosistema, se ordena y finalmente forma parte de este en una simbiosis. Luego se vuelve a reproducir-fusionar creando un nuevo ser y así se sostiene el círculo de la vida.  Este proceso de siete fases: impulsión, diferenciación, individuación, relación, ordenación, unión, creación, y creación que una nueva impulsión en un próximo plano es lo que se repite constantemente en todos los ámbitos de la creación tanto el físico, como el biológico, hasta el espiritual me animaría a decir. Las fases que describe el génesis de cómo fue creado el mundo son siete (y digo fases y no días porque dice que al cuarto día se crearon los astros que “ellos señalen las fiestas, los días y los años”, evidentemente no son días como nosotros los comprendemos), en el Apocalipsis están las siete iglesias, luego están “…los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra”, “los siete sellos” (Apocalipsis 5, 5-6). Luego todo se desarrolla en siete sucesos: las siete trompetas, las siete plagas, las siete copas. El siete es el número de Dios pues significa perfección, lo pleno, lo terminado.
Pero no me explayo más, sólo quería significar que esta teleonomía o esta fuerza o energía teleonómica, se manifiesta según creo en todo el cosmos pues viene del Logos, por Él se creó todo y por eso todo responde a Él. Esto es lo que dije en la introducción, lo que iba a intentar demostrar en primer lugar: cómo es que se desarrolla y que fases sigue en un momento inicial lo que se nombra en las diapositivas como energía teleonómica

Pero vamos al tercer concepto que creo es el mas interesante. Me parece necesario desarrollar este concepto tan interesante de teleonomía, pues me parece que queda sino lesionado, sí un poco mezquino para acercarnos a la inteligencia Creadora de vida. Como dijimos en la introducción esta teleonomía pareciera ser absurda si esta vida fuese meramente material, pues las especies desaparecen, los hombres y mujeres mueren, y la misma tierra tiene fecha de vencimiento: esto es reconocido por la ciencia, Jesús en los evangelios, san Pedro y san Pablo entre otros. Pero esta teleonomía no es nada absurda si entendemos la cuestión de la poca relevancia del tiempo para esta fuerza teleonómica que determina desde el principio las cosas. Explico con un ejemplo: como este planeta tierra es el sustrato para la vida, el tiempo es apenas un sustrato para que esta energía o fuerza teleonómica se haga manifiesta a alguien: el humano. Y afino todavía más el razonamiento: el tiempo, nuestra contemplación de él, nuestra organización en torno al tiempo sólo tiene sentido e inteligencia para que se haga consciente o haya conciencia de la Presencia de esta Inteligencia superior, el Logos, Jesús, Dios. Es decir, lo que aparentemente es absurdo y va a perecer, morir o no va estár más para nosotros puede que sí esté en esa Presencia pues como Jesús les dice a los saduceos “Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes, todos, en efecto, viven para Él” (Lucas 20, 37-38) y no tiene tanto sentido preguntarnos nosotros por el objeto de esa teleonomía, pues nosotros estamos dentro de esa causalidad recíproca (como aparece en la diapositiva), por lo tanto no lo podemos saber y contemplar en esta vida al menos, pues el Creador es quien crea esta causalidad recíproca. Como dice el Apocalipsis: “Yo hago nuevas todas las cosas… Yo soy el Alfa y el Omega, el principio y el fin” (Apocalipsis 21, 5-6). Y para finalizar quiero remarcar que en esa frase Jesús no sólo está diciendo que hay una teleonomía y que existe esa causalidad recíproca, sino también arranca diciendo que Él puede resignificar todo, hace nuevas todas las cosas, como lo hizo con las escrituras y por lo tanto no es lo más importante tener en conciencia todo esto, controlado como una teoría sino que, justamente, al tener conciencia y conocimiento de esto, lo importante y el objetivo de esta conciencia es poder llegar a Su Presencia.