viernes, 17 de diciembre de 2010

Sobre el pecado original, el lenguaje y las escrituras.

1- ¿Qué significa el misterio del pecado original?

Pecado original se llama al momento histórico en el que el primer hombre y la primer mujer, Adan y Eva, fueron tentados, inducidos por una potencia creada por Dios, de gran pero desviada inteligencia -que el relato del génesis denomina serpiente-, a desobedecer el mandato de Dios.

todo esto parece muy dogmatico muy alejado de la racionalidad, pero la consecuencia directa de este desajuste es que el hombre, a pesar de supuestamente "conocer" sus actos, jamas puede conocer a ciencia cierta las consecuencias de dichos actos.

El género humano, a causa de esta desobediencia a Dios, permitió que se le planteara un poder que, en ese momento, lo superaba en inteligencia y, por ello mismo, lo seducía. Pero este poder no era caritativo con la humanidad sino que, más bien, en su funcionamiento la subyuga, la esclaviza inmovilizándola, inmanentizandola para su propio uso y forma.

Este poder que se nos plantea consiste en un exceso de sensibilidad, pero una sensibilidad en sentido externo, en el sentido de sentir el si mismo como algo separado de la realidad natural en la que se encuentra inmerso. Desde los comienzos el hombre abandono el equilibrio con la naturaleza, no es cosa de ahora nomas, todos los nuevos descubrimientos de arquelogía antropologica eso demuestran: como el hombre desertificó la isla de australia, la cantidad de animales que extiguio cuando los primeros hombres cruzaron el estrecho de bering, etc. la teoría del hombre natural tan proclamada por rousseau es un fiasco. todos estos descubrimientos nos dicen que existe una tendencia inmanente e inevitable que el hombre padece, tendencia que lo aleja y aliena de su propia naturaleza, y esto demuestra, creo, que no es una cuestión de llevar a cabo políticas o soluciones externas para mitigar el efecto de las innovaciones y cambios que generan los hombres en si mismos y en el mundo natural, ya que estos hombres antiguos no eran conscientes de llevar acabo ningún cambio planificado, -sino que simplemete hacían lo que les resultaba- por lo tanto menos acaso una política planificada. Esta “política planificada” debería ser instintiva en el hombre, espontánea: es decir natural no política, debería estar en los genes si fuéramos iguales a los animales… pero no está…

O capaz sí está, pero quizás también la mayoría de los hombres responden antes de poder “oír” esta carga genética a otro poder que se les ha planteado frente suyo, una posibilidad que otro animal no posee y que el hombre difícilmente puede dejar de admirar . Esta posibilidad, este poder es la mismidad, el si mismo, y embelesados frente a este poder perdemos de vista el verdadero llamado a lo distinto, nos alienamos de a poco y dejamos de “oír” esa voz.

A raíz de este hecho el género humano, algo dentro de el, su inteligencia y espíritu, quedaron ofuscados, dañados, permitiendo que su alma sufra y se dañe, se corrompa también, y “queden sujetos a la muerte”.

Por eso para un creyente, el misterio del pecado original significa que el principal problema del poder, no es algo exterior, sino que se plantea en una la lucha dentro de uno mismo de Dos potencias, la de Dios y la demoníaca. Una lucha en la que se plantea eso que con el fruto del árbol del conocimiento quisimos resolver “por nosotros mismos”: ¿que es lo verdaderamente bueno para mí?


Esta lucha entre esas dos potencias, hoy en día, la mayoría de las veces es desapercibida en los hombres, pero que sea desapercibida no significa que no exista.

Como dice san Juan Bosco: “el mayor éxito del diablo es hacer creer que no existe”. lo mismo se podría decir del pecado original.

y acá voy a parar un poco, voy a tratar de demostrar este poder en el hombre, como este poder lo saca de su naturaleza, lo aliena hasta de su misma naturaleza.

Esta lucha como hombres no entendemos porque sucede, ¿que culpa tenemos nosotros? O ¿porque tenemos que luchar? Lo bueno esta afuera, nos lo dice saber lo de afuera, lo que la epoca-moda de hoy, el estado, las costumbres de mi pueblo, de mi familia, aprender todo esto nos hace entender, para nosotros que es lo bueno. Pero acá hay un problema.

Si vemos la realidad humana, veremos que además de “cosas buenas”, también esta plagada de errores y horrores, sufrimientos vanos, y cosas sin sentido. Estos últimos suponemos, en un primer momento, existen porque existe la ignorancia, y cuando esa ignorancia desaparezca tendera a desaparecer esa gama de eventos desagradables para la vida. Pero esto es fácil. Siempre creemos que los otros son ignorantes y listo, hay que enseñarles a la fuerza o, sino, los suprimimos por necios. Pero además nos queda algo sin poder obviar, ni ignorar verdaderamente y ese algo es la muerte, nuestra muerte.

Y el que no quiere morir? Y el que ama vivir? Y si quiero seguir viviendo para siempre? Este deseo de querer vivir para siempre y, aparentemente, no poder inevitablemente me trae una impotencia, un dolor, un miedo.

Por eso para el creyente ese mal no es solo por la “ignorancia”, sino que también, es producido por una potencia, no tan poderosa como Dios, pero si lo bastante para confundirnos y engañarnos. El creyente cree que el hombre quedo enredado con esa potencia a partir de un hecho que la fe denomina “pecado original”.

Con el pecado original, con el ofrecimiento, la tentación, que nos sugiere la serpiente, se nos plantea un poder delante de nosotros, una visión grandiosa de las cosas -“seréis como Dioses”-, y esta clase de poder, aunque la desconozcamos y no sepamos bien que es, nos atrae.

En esta atracción esta la tentación. Si la atracción vence a lo que nosotros somos en el momento presente, ya no nos podemos ver más y desesperamos, quedamos a merced de las palabras de serpiente, la posibilidad de ser como Dioses, de conocer lo que esta bien y lo que esta mal, la posibilidad de juzgar objetivamente, la posibilidad de que nuestra visión de la realidad sea la realidad.

Entonces el hombre de esta forma, solo el, por la soberbia de mantener “su” realidad como “la” realidad, se escinde de la única posibilidad verdadera que lo conduciría a una realidad eterna con el Ser que lo creo. El hombre engañado y auto-escindido cognocitivamente, espiritualmente, decide, conciente y/o hereditariamente, mantener su realidad hasta la realidad final que es la muerte.

Este poder de “la posibilidad de” nos ciega de nosotros mismos, ofusca la visión de lo que nosotros somos y nos lleva a interpretar la realidad, nuestra realidad, de manera dañada, influida por un poder que, al ser superior a nuestras verdaderas posibilidades, seduciéndonos nos ciega cada vez mas, alejándonos de nosotros mismos, buscando donde no deberíamos.


Cuando personas cristianas, católicas, hablan de individuo o individualismo, lo hacen en este sentido de sentir que es lo que somos nosotros mismos, hablan de saber encontrarse a uno mismo, poder dar cuenta de uno, hablan de responsabilidad de conciencia, hablan de interioridad, interioridad espiritual, aprender a sentir Lo Uno en uno para poder reconocerlo en lo Otro. Si no acallamos “nuestras posibilidades de”, y nos centramos en nosotros y tratamos de oír esa única voz o manifestación de Lo Uno en nosotros, difícilmente la reconozcamos en los demás.

Por eso este momento, es un momento delicado. Acá no hay “bien común” que valga, no hay regla externa en la cual apoyarnos, no hay seguridades ni objetividades ni justificaciones. Y esto es así porque tenemos que estar atentos, claros, sin miedo, entregados a Uno solo.

Solo esta El, y a donde El nos quiera llevar.

El poder de Dios, a través de Cristo y el Espíritu Santo, vino en ayuda del hombre, que había creado a Su imagen y semejanza, para liberarlo de este perverso funcionamiento en el que había caído. El costo de esa ayuda fue doloroso a Dios, por eso doloroso es también, generalmente, para nosotros transparentar ese mundo de posibilidades para llegar a ser uno con el que Es Uno. Para liberarnos y acabar con ese poder externo y tiránico, que funciona por la desesperación que nos genera la posibilidad que uno mismo pueda ser otra cosa, Dios mismo decidió hacerse uno como nosotros y, para los que lo aceptáramos, Uno con nosotros.

sábado, 27 de noviembre de 2010

SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE INDIVIDUALIDAD Y EGOTISMO

hoy estuve leyendo un articulo sobre la individualidad...
Ojala hoy existiera una verdadera formación de la individualidad, de lo original. En general lo que la sociedad formo en estos últimos años es un Egotismo recalcitrante e infranqueable. Este egotismo en el que caemos casi involuntariamente a causa de la cantidad, la velocidad de la información y la competencia en la que se mueve el mundo de hoy, hace que sintamos como prioridad establecer limites, queriendo hacer de nuestro punto de vista, gracias a la cantidad de comunicaciones y ciencia, algo absoluto para sentirnos asegurados a no se que cosa.

viernes, 26 de noviembre de 2010

DEL ETERNO RETORNO DE NIETZSCHE Y DE "EL LUNA"...

Y sigo con Nietzsche. Este hombre se confundió mucho. Culpa de esa confusión confundió mucho también a las demás personas, y cuando creyó “despertarse” de estas cosas, era grande, vio las hipocresías y las confusiones terribles del código de contranaturaleza moral que, durante siglos, se fue creando entre los hombres por creer necesitar convivir dentro de un código o lenguaje social.
Creyó en un cambio pero, creyó también que, para que ese cambio se de, además de su denuncia, tenía que pasar “algo” que deje al descubierto ese abismo, esa mentira, esa contranaturaleza en la que quedo envuelta la sociedad europeo-occidental. Ese “algo” que el preveía que iba a pasar pasó: la primera y la segunda guerras mundiales.
Para Nietzsche esa falsa línea recta histórico-temporal, basada en la confianza total en el progreso de la humanidad en un mas adelante, es producto de la secularización de la idea de un “mas allá”, del cielo cristiano.

martes, 2 de noviembre de 2010

continua fragmento sobre el Zarathustra: problemas de la tergiversación del lenguaje

(Continua a lo del post anterior. Es algo escrito por marzo-abril del 2005))

…Nietzsche alcanza ver el abismo en el que esta el código de su sociedad porque se comprometió con su vida y sintió el peso del código social y de su abismo, y su propio abismo, “su sombra” como el la llama, la enfrento casi toda su vida y lo denuncio, en un discurso que se llama “entre las hijas del desierto”. En este discurso Nietzsche hace una mirada retrospectiva a su vida. Es terrible. Este es el poema que recita la Sombra de Zarathustra.


Entre las hijas del desierto

El desierto crece; ¡desgraciado quien cobija desiertos!

¡Ah!
¡Qué solemnidad!
¡Digno comienzo
de una africana solemnidad!
Digno de un león
o de un predicador moral...;
..mas no para vosotras,
amigas deliciosas,
a cuyos pies
está permitido sentar
bajo las hojas de las palmeras
a un europeo. Selah.
¡Extraño, en verdad!
Que aquí esté yo sentado,
tan cerca del desierto y, sin embargo,
tan lejos a la par; devorado
por el oasis más pequeño,
pues bostezando abría
precisamente ahora su diminuta boca encantadora,
de todas las boquitas la más perfumada;
¡y al fondo he caído, al pasar...
entre vosotras, mis deliciosas amigas! Selah.
¡Gloria, gloria a aquella ballena
que con su huésped quiso ser tan buena!
¿Comprendéis mi erudita alusión?...
Gloria también a su vientre
si fue, como éste,
vientre de un oasis encantador;
pero lo pongo en duda,
pues vengo de Europa,
que es más incrédula que todas las esposas de cierta edad.
¡Qué Dios la mejore!
¡Amén!
Heme, pues, aquí, sentado,
de todos los oasis, en el más pequeño,
semejante a un dátil,
dorado, dulce, moreno,
sediento de una boca redonda de doncella,
y más aún de dientes caninos,
de dientes femeninos,
cortantes, como la nieve blancos,
como la nieve fríos,
pues por ella languidecerá
de los ardientes dátiles el corazón. Selah.
Semejante a estos frutos tropicales.
Demasiado semejante,
estoy aquí acostado,
de pequeños insectos halados rodeado,
y también de ideas y deseos,
todavía más pequeños,
pero más perversos y más locos;
rodeado por vosotras, jovencitas,
por vosotras, gatitas,
mudas y llenas de temores,
Dudu y Suleika
—ensphinxé, si en una nueva palabra
muchos sentimientos quiero expresar.
(¡Que Dios me perdone
mi manera de hablar!)—
el aire más puro, aquí sentado, estoy respirando,
el aire del paraíso, en verdad,
aire ligero y transparente,
por dardos de oro surcado,
tan bueno como nunca
cayó de la luna...
¿Fue casualidad o fue presunción,
como cuentan los viejos poetas,
la causa de esta fortuna?
Pero yo, el escéptico, de ello he de dudar;
es que vengo
de Europa
que es más incrédula que todas las esposas de cierta edad.
¡Que Dios la mejore! ¡Amén!
Bebiendo el aire más bello
con la copa de mi nariz dilatada.
Así estoy aquí sentado,
deliciosas amiguitas,
sin porvenir, sin recuerdo,
y contemplo la palmera que,
cual una bailarina
se curva, se dobla y, sobre las caderas, se cimbrea
...¡se la imita, cuando mucho se la contempla;
como una bailarina que, tal vez,
se ha mantenido en peligro, demasiado tiempo
sobre un pie!;
...¡ella olvidó, éste es mi parecer, el otro pie!
Pues en vano he buscado
el tesoro hermano
bajo el flotante abanico
de sus faldas de andrajos.
¡Oh bellas amigas, creedme lo que os digo:
os digo que ella lo ha perdido!...
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
¡Este pie
para siempre
se ha debido marchar!
Para el otro pie, tan gracioso, qué gran daño;
¿dónde podrá detenerse, en su tristeza abandonado,
este pie solitario?
¿A un monstruo perverso, a un rubio león
de melena de oro, temerá quizá?
¡Mascado, roído,
suciamente roído, quizás está ya! Selah.
¡Oh, no lloréis más,
tiernos corazones,
corazones de dátil, senos de leche,
corazones de regaliz,
no lloréis más!
¡Suleika, sé hombre! ¡Valor! ¡Valor!
¡Pálida Dudu,
no llores más!
O, quizás aquí,
¿tal vez convendrá
una embalsamada máxima,
una máxima solemne,
algo; con que el corazón tonificar?
¡Sube, sube, dignidad!
¡Sopla, sopla otra vez
fuelle de la virtud!
¡Ah!
¡Rugir una vez mas,
rugir moralmente,
como un león moral;
rugir entre las hijas del desierto!
Porque los rugidos de la virtud,
jovencitas deliciosas,
más que nada son
los ardores del europeo,
el hambre canina del hombre de Europa!
¡Heme aquí ya,
yo, el europeo,
no lo puedo evitar!
¡Dios me ayudará! Amén.

El desierto crece; ¡desgraciado quien cobija desiertos!

Rechina piedra contra piedra,
el desierto engulle y liquida,

Mira ardiente, parda la muerte colosal
Y mastica; su vida es masticar...
No olvidéis hombre; al que ha consumido el deleite;

tú eres la piedra, el desierto, eres la muerte...


Es impresionante, todo el poema es impresionante pero la última parte es pavorosa. Nietzsche describe de una manera terrible el cómodo oasis de la incredulidad europea donde el cayo. Cayó seducido por las hijas del desierto…
Al contrario de Jonás la panza de la ballena en la que el vivió Nietzsche, fue muy cómoda, tan cómoda como difícil de sacársela después. Termina diciendo: “¡Dios me ayudara! Amén”.
¿A cuantos de nosotros, occidentales, nos paso lo mismo? ¿No es exactamente lo que los musulmanes critican de nosotros? (igual los musulmanes no se que cosas entienden y no esta bueno generalizar). Estamos contaminados de esa mentalidad dudosa, “pilatesca” (de Pilatos), por la ciencia, las finanzas, y todas esas cosas que nos otorgan cierta seguridad sobre lo material, y toda nuestra vida nos la pasamos especulando en como acomodarnos y adormecernos mejor en el nuestro cómodo oasis de la incredulidad y la falsa seguridad…
Esta incredulidad, esta sensación de carecer de camino a seguir, sucede cuando los códigos de la sociedad se tergiversan tanto que dejan al hombre imposibilitado a animarse a discernir algo por el mismo, y dentro de ese caos solo ve la posibilidad de acomodarse mejor a lo que “el mundo” ofrece. Vencer, arrojar, animarse a ver con que mecanismos es el que actúa la tentación de “el mundo” hoy día es algo muy complicado.
Cuando esa sensación de imposibilidad frente a “el mundo” tiñe la mirada “social” de los hombres, entonces, comienzan de chiquitos nomás a optar por eso, a venderse a el. Y así, cuando los hombres optan por esta comodidad, se empiezan a mezclar cada vez más dos códigos diferentes del mundo, el masculino y el femenino. Cuando la tergiversación se hace muy grande, el hombre, para “no parecer” malo o lo que es peor para acomodarse mejor, comienza a entender, utilizar y aceptar “naturalmente” el código femenino. Y esto de alguna manera es necesario para el hombre, a causa del pecado original. Pero cuando la tergiversación es demasiado grande, ya los hombres pierden de vista de donde surge esta manera de actuar, de donde viene, y la comienzan a tomar por un comportamiento que “se debe” cumplir. Y acá estamos complicados. Esta manera de ser es desde donde surge el fariseismo.
Todas las mas grandes civilizaciones cuando llegan a su apogeo material, Grecia, roma, hoy, empieza a ser tan explicito este código que se comienza a expresar en el mismo comportamiento de las personas.
Las sociedades de homogeneizan, a los hombres y mujeres les empieza a costar querer aceptar lo que es diferente a ellos mismos, no pueden querer y no pueden aceptar y arriesgar con algo distinto a lo que son, solo aceptando la calidez de lo propio, de lo que aceptamos sin ser todavía conscientes, sin esfuerzo, tomándolo como natural. El hombre en este tipo de sociedad se ve tiranizado por la homogeinización ideológica adhiriendo a un credo, a un partido político o de un grupo minoritario relativista, lo que caracteriza a este tipo de adhesión es un fundamentalismo que no permite dialogo alguno con alguien diferente.
Como más arriba explique el hombre ya no esta más en armonía con Dios, no esta en armonía con la verdad, no puede ser más “natural”, el accionar del hombre corrompe la tierra, es un mal administrador. Tratar de hacer eso, de buscar solo ese camino natural seria engañarnos. Antes hay que buscar otras cosas, algo mas sustancioso, si no hacemos pie primero en algo concreto, buscando ser naturales caeriamos por un abismo infinito porque la mera sensibilidad se va agotando con los años, lo sensible hace agua despues de un tiempo. Lo natural viene como algo dado, como regalo de haber conseguido otra Cosa. Por ejemplo: ¿Vimos alguna vez un animal o una planta que “busquen” ser naturales? ¿Como podemos pensar que se puede buscar ser natural? : buscar tratar de ser yo natural seria artificializar lo natural. Y eso es pura estupidez, un camino infinito de necedad incontrastable, un abismo. De esto es sobre lo que Nietzsche nos habla, quizás propósito. Que quiere decir esta frase?


Rechina piedra contra piedra,
el desierto engulle y liquida,

Mira ardiente, parda la muerte colosal
Y mastica; su vida es masticar...
No olvidéis hombre; al que ha consumido el deleite;

tú eres la piedra, el desierto, eres la muerte...

(SIGUE)

martes, 26 de octubre de 2010

FRAGMENTO SOBRE NIETZSCHE: del ultimo hombre y la misericordia mal entendida.

“…Nietzsche ataca el cristianismo porque cree que por culpa de los que se aprovechan de esa compasión, que el cree cristiana, se genera el código social del “ultimo hombre”. Nietzsche caracteriza a este tipo de hombre en el que llama el primer discurso del Zarathustra:
(Los últimos hombres son los que hablan)

“¡no haya pastores ni rebaños! Todos son iguales; y quien no se conforme al manicomio. “en otros tiempos todos parecían locos” dicen los mas sutiles de los últimos hombres entre gesticulaciones y guiños…
Son prudentes, y saben todo lo que ha ocurrido: por eso sus burlas no tienen fin. Todavía disputan, pero para reconciliarse pronto: lo contrario estropea la digestión.
Se tiene pequeños placeres para el día y para la noche; pero hay que respetar siempre la salud.
“hemos descubierto la felicidad” se repiten los últimos hombres, entre gesticulaciones y guiños.
Y así termino el primer discurso de Zarathustra, también llamado “el prologo”. Pues en aquel momento le interrumpió el griterío y el regocijo de la multitud…
“¡dadnos de esos últimos hombres, Zarathustra! –Gritaban a coro-¡haznos como ese ultimo hombre y quédate tu con tu superhombre”-
Y todo el pueblo reía a carcajadas, emitiendo extraños ruidos con la lengua.
Entonces Zarathustra, muy entristecido, dijo a su corazón:
“no me entienden. No soy boca para esos oídos. Sin duda he vivido demasiado tiempo en las montañas, y he escuchado demasiado tiempo a los arroyuelos y a los árboles ahora les hablo como si también fueran ellos cabreros.
Mi alma esta empapada de placidez, radiante y sosegada como los montes por la mañana. Pero ellos piensan que yo soy frió, un bufón que usa ironías siniestras.
Me miran y se ríen; y, mientras se ríen me odian. En esa risa hay hielo.

domingo, 24 de octubre de 2010

Sobre como el intelecto puede producir arrogancia en lugar de sabiduría: el problema de lo sistémico y el dualismo de la memoria.

Se produce un estimulo inteligente: alguien me cuenta una historia, me enseñan una teoría, leo un libro, aprendo a hacer algún deporte o cualquier actividad que involucre mi intelecto.

Si se esta algo de acuerdo con el estimulo inteligente -es decir: se le presta atención- entonces surgen dos reacciones como respuesta a este, se pueden elegir dos posturas formativas. La formación estructural donde se mueve toda inteligencia, la memoria, genera dos posibles respuestas ante el estimulo inteligente, una reacción consciente con dos caras posibles, podemos elegir y hacer real una postura de dos posibles; en palabras sintéticas la respuesta consiste en una decisión o elección interior, siempre interior, libre, que nos conduce a mas libertad o a la no-libertad.
La reacción que conduce a mas libertad, la mas profunda y la que reconoce implícitamente que existe algo mas allá de lo material y algo mas fuerte que lo material (tanto mas fuerte que hasta lo termina determinando), consiste en profundizar dentro nuestro a partir del entendimiento del estimulo y, a partir de dicha profundización, ser mas conscientes de nuestras posibilidades y limitaciones y actuar consecuentemente con ello, es decir, ser mas humildes.
Pero existe otra reacción. Es una reacción más externa, estéta, “cáscara”, la cual a su vez puede generar una cadena de “cascaras”, cascadas al infinito, como un abismo. Esta reacción silenciosa pero siempre presente como posibilidad debido a la estructura de nuestra memoria no consciente (¿inconsciente?) consiste en que después de la reacción autentica de descubrimiento y recogimiento interior, en lugar de seguir profundizando en este sentimiento donde verdaderamente estamos y “somos” nosotros, reencontrandonos con nuestros limites espirituales, en lugar de hacer esto al revés nos alejamos, nos miramos desde lejos como desde un espejo (como narciso), especulamos, comenzamos a auto-contemplarnos no como ser vivo sino como una cosa a la que hay que adornar, nos cosificamos controlandonos sin limitaciones a nosotros mismos pero, así también, nos dejamos sin posibilidades de otra manera de vernos, de otro punto de vista sobre nosotros.
En esta reacción en lugar de aprender como ser mejores para sentirnos mejor nos olvidamos de esto porque sentimos que esto nos compromete, y enseguida preferimos vernos de lejos, bajo control, des-comprometidamente, como si ya fuéramos así, según una sola mirada, según lo que el sistema dice es lo que somos, desde afuera. Eso si: como tenemos esta aparente sensación de control, nos suponemos sin limites, y para aumentar esta sensación nos sentimos obligados –y así perdemos la libertad- a tener que aprender para “ser” mas, para "ser mas” inteligentes o vivos, mas actualizados, mas informados porque así podemos, decimos, actuamos y/o nos imponemos; pero lo malo es que nosotros no somos los que hacemos eso porque "el sistema" de la memoria, de información externa, hace rato que ya se nos impuso a nosotros, y nosotros lo que hacemos es simplemente seguirle la corriente.
Ahora quizás ya se entiende porque digo que esta reacción externa puede extenderse al infinito, como un abismo. Porque sobre esto que dije en estos tres últimos párrafos podemos tomar de nuevo una de esas dos reacciones y, si elegimos la externa, podemos continuar haciéndonos este autoengaño al infinito, siempre creyéndonos más y olvidándonos de lo que significa ser mejores. Si sigo creyendo que con solo estar advertido por una formula de la inteligencia no voy a especular perdiéndome de nuevo, sigo preso de la actitud de “yo soy mas” porque “ya se” de esto, y, al creer ya saber de esto podemos caer otra vez y así seguir para siempre. No es una cuestión de “soy mas” (que antes, que el, que todos) sino de soy mejor porque me siento mejor y eso depende de mi y no de cómo vea-vean desde afuera, no es una cuestión de cantidad cosas para verme mejor sino es poder dar un salto de calidad hacía mi.
Por eso el ser mejor, el sentirnos mejor, no depende de una formula externa y la reacción interna frente a lo que aprendemos da cuenta de una realidad mucho más potente que la material que conocemos. Porque la verdadera existencia nace de nuevo y constantemente desde el interior, de adentro, lo de adentro es lo único que se sabe en contacto con algo, un Espíritu mejor de lo que uno es, y que nos puede renovar constantemente.

viernes, 22 de octubre de 2010

El efecto de la arrogancia en el lenguaje: Nietzsche como destino histórico.

Hay un problema en el lenguaje que usamos los hombres y es que no existe una correspondencia directa entre las palabras y las cosas. Este problema es la razón por la cual es posible la mentira, el engaño. El hombre puede decir cosas que no son. El hombre no tiene el poder directo en la palabra, no ordena la creación desde la palabra, en la mayoría de los casos su palabra se encuentra desconectada de la creación, pero esta falta de conexión no impide que pueda usar la palabra para entenderse entre si mismos. Usa otros lenguajes para “entender” la creación, como el matemático y el científico, pero este no es un lenguaje propiamente dicho pues no se habla con el objeto analizado, es el único lenguaje que no representa sonidos, por eso no se puede mezclar con el movimiento, con la vida, y por eso no se puede compartir. El conocimiento científico para conocer necesita analizar, dividir, aislar, disecar su objeto de estudio, "matarlo" por decirlo de una manera mas llana.

Esta capacidad delimitada del lenguaje le sirve al hombre para comunicarse con otros hombres pero esta delimitacion le hace comunicarse de varias maneras divididas, atravesado por distintas maneras de poder, positivos o negativos.
El problema del lenguaje para el hombre se genera cuando, a raíz de experiencias consideradas poco buenas para nosotros, lo usamos para escondernos de la realidad, cuando lo usamos para negar la realidad.
El libro el señor de los anillos usa una metáfora impresionante. Dice como todos fueron engañados, se les dio un anillo a todos pero otro anillo fue forjado “en secreto” el anillo de sauron que es el que controla a todos. Lo que significa para mi es que a cada raza se le dio una cultura, una manera especial de ver, encarar y controlar la realidad. Pero el conocimiento o manera que controlar todas las demás culturas es una que no se conoce pues no se habla, es el anillo único sin piedra, sin adornos que le pertenece a un espíritu destruido hacia mucho pero que nuevamente esta retomando el poder en forma escondida. El anillo de sauron corresponde a los inicios de la cultura, al control por el control mismo, a la abstracción pura vacía de sentimientos, al único lenguaje que no se puede hablar, que es auténticamente cerrado.

Es impresionante lo bien que describen las sensaciones los personajes que portan el anillo. Por ejemplo cuando frodo le dice a sam que ya no recuerda los olores de su comarca, ni los gustos, ni los sonidos ni nada? esa frase representa la sensación del abismo del lenguaje muchas veces nos esconde de nosotros mismos. La invisibilidad que otorgaba al portador… los miedos propios hacen que usemos el lenguaje para justificarnos y las justificaciones no explicitadas a los demas nos vuelven invisibles a los Otros, y el circulo termina de cerrarse cuando nos volvemos invisibles para nosotros mismos.
Cuando uno empieza a dejar de sentir, a privilegiar sus pensamientos sobre sus sentimientos, queda atrapado en la circularidad del discurso dialéctico del “conocimiento de lo que me conviene” o “anillo”, de a poco empiezan a cerrarse los recuerdos de todo, porque cada vez más te vas alejando de lo que sos en verdad, de tu sentimientos mas personales quedan en segundo lugar y lo mas importante empieza a ser ese conocimiento, idea, o “tesoro” nuevo. Entonces hay que justificar ese conocimiento cada vez más hasta que todo queda arrastrado por esa necesidad de justificar, de control, de seguridad, y el abismo a medida que pasa el tiempo se va haciendo más grande y mas vacío. Lo único que puede romper todo eso es la fe.
En la Biblia a la primer persona que esto le sucede es a Cain.
La arrogancia de la bestia, su fuerza de poder material sumerge en un silencio espiritual que produce un daño muy grande a las personas. Es el silencio de Caín, es ese no poder escuchar, no poder comprender la voz de Dios. Tiene que ver con el lenguaje, con no comprender más el sentido original del lenguaje.

Caín tenía mucha vergüenza, muy humillado se sentía, tanto, que bajaba la cabeza y ni a Dios quería escuchar. Rechazaba la vergüenza que sentía, no entendía que ella le indicaba algo y en lugar de intentar cambiar, como Dios le pedía, prefirió eliminar lo que el interpretaba como motivo de su vergüenza: su hermano Abel.
La vergüenza es una de las cosas mas humanas que existe y es lo que Jesús decidió soportar al enfrentar su pasión y así salvarnos. Acepto eso El para enseñarnos que nosotros, para salvarnos, debemos hacer lo mismo.
Hay una frase que leí en un libro de C. S. Lewis, muy buena la frase, la transcribo:

“al tratar de extirpar la vergüenza hemos demolido uno de los baluartes del espíritu humano, regocijándonos insensatamente en nuestra hazaña como los troyanos se regocijaban insensatamente de haber introducido de sus murallas el famoso caballo. No se nada que se pueda hacer en cuanto a esto, excepto reedificar lo antes posible. Es obra de insensatos eliminar la hipocresía mediante el procedimiento de eliminar la tentación a la hipocresía: la “franqueza” de la gente hundida mas allá de la vergüenza es una franqueza muy barata”
Eso que Lewis señala tan bien, ese intentar extirpar la vergüenza, es lo que intenta hacer Caín, y es en lo que caen los hombres que utilizan el lenguaje- código del “sistema social” de hoy. Adán cuando sintió vergüenza se oculto de Dios. Pero no fue por la vergüenza por lo que quedo excluido del paraíso. Dios conoce que Adán probo lo que no tenia que probar porque Adán pensó que podía ocultar algo a Dios, que se podía "esconder" de Dios. Caín directamente tanta vergüenza sentía, tan humillado en sus creencia se sentía, que en lugar de reconocer su vergüenza “levantar la cabeza” como Dios le pide (génesis 4, 6-7), en el corazón de Caín el odio le gano al amor, desconoció a su hermano, lo mato y le contesto a Dios."Acaso yo soy el guardián de mi hermano"... Lo que no entendía Caín era que en la palabra "hermano" va algo mucho más grande que ser un simple "guardián". Dios, entonces, comprendió automáticamente que Caín no podía comprender no solo la palabra de Dios. Ahora también, en el lenguaje de Caín, el significado del segundo nombre mas importante después de Dios, "hermano", el sentimiento que evoca "hermano", ya no existía para el. No lo comprendía mas a su hermano, la tierra, el mundo se lo había tragado para Caín.
En verdad el mundo y su vanidad se habían tragado a Caín. Se confundió tanto que confundió a la única persona que lo podía reconocer como semejante, su hermano, con el mundo. (Los hijos de Jacob, desterrados a Egipto, la falta a su hermano José)
Y así Caín se confundió, se perdió dentro del mundo para Dios, Caín pierde parte de su identidad.
O como Dios le dice:

“ por eso maldito seas lejos del suelo que abrió sus fauces para recibir la sangre de tu hermano derramada por ti. Cuando lo cultives no te dará mas su fruto, y andarás por la tierra errante y vagabundo” (génesis 4, 11-12)

Hoy la “estructura” en que funciona la sociedad favorece a que pensamos así como Caín, el funcionamiento en las ciudades, “la gran babilonia”, “nos alejan de la tierra del señor”. Es una sociedad cainita la de hoy. La creacion ya no nos es mas fertil, perdimos el contacto con ella.
Al “hermano” no lo matamos, directamente no existe, la indiferencia es algo tan común que ya no nos damos ni cuenta que es algo antinatural, es mas, las personas que no son indiferentes empiezan a parecer “antinaturales”. “ya van a caer” se dicen los “vivos”, lo dicen para justificar sus miserias, y los tratan injustamente diciéndose que lo hacen para ayudarlos a “que vean la realidad”. En verdad les pasa que les molesta su manera de ser, les recuerda que ellos también podrían ser así, solo tendrían que animarse a confiar un poco mas y renunciar a su soberbia que todo lo tiene que controlar.
Nuestro hermano no nos importa, “que cada uno se haga cargo de si mismo” si, pero también necesito a mi hermano y como tengo que aparentar ser autosuficiente, necesito también que no se den cuenta que lo necesito, entonces tengo necesidad de aprender a “utilizarlo” sin que se de cuenta, eso si, “simpáticamente”.
Esa necesidad de aparentar autosuficiencia, “no necesitar”, hace que empecemos a “utilizar” el lenguaje con las personas, a manejarlas solo como medios, sin darnos cuenta, de que por esto, de a poco caemos en “el único fin soy yo”.
Si yo me transformo en el único “fin”, el lenguaje que originariamente sirve para comunicar experiencias, para unirnos mas a través de el, empieza a ser visto solo como una “herramienta útil” para conseguir algo, algo “solo para mí”. Y el hermano, visto a través de esta forma de lenguaje no se diferencia de este, se cosifica y pasa a convertirse en lo mismo. Ver a nuestro prójimo así, a través de esta clase de lenguaje, como una herramienta, hace que ya no podamos verlo, no vemos más sus particularidades, no distinguimos mas como en verdad es.
La presión que genera esa manera de utilizar el lenguaje hace que solo podamos ver lo “útil” de el. De esta manera morimos a lo que cada uno significa pues ya no podemos escuchar sentimientos, ni escuchar nuestros sentimientos. “Por tus palabras serás juzgado” dice Jesús en el evangelio. Creo que se refiere a esto.
Lo esencial del lenguaje ya no es compartir un sentimiento, compartir una experiencia, compartir “mi verdad”. El testimonio se acabo.
Esta manera de aparentar a través del vocabulario desgasto al lenguaje de una manera en la que hoy se hace muy difícil poder volver a confiar en la palabra.
En el lugar donde más claro se ve esto que digo es en los pueblos, en las ciudades. En las ciudades todos son indiferentes por acostumbrarse a esa presión de competencia que se expresa mediante la palabra. Por esa competencia la palabra se desgasta, al desgastarse la palabra se desgasta también la confianza, y cuando los hombres pierden la confianza, su misma identidad se deja ser “amasada” por el “parecer colectivo”, se termina “vendiendo”. Esta competencia debilita a las personas, las vuelve esclavos de todos códigos superficiales, de todo lo que “parece”. Y así, como Caín, los hombres solos nos vamos mutilando nuestros verdaderos sentimientos, vamos perdiendo nuestra identidad.
Cuando no hay más sentimientos verdaderos nadie sabe lo que siente, entonces nadie se puede jugar por lo que siente, y eso provoca que no nos quede otra que elegir “disfraz”, quedamos subordinados a solo hacer divertida y linda la elección del disfraz que vamos a usar por el resto de nuestra vida. La vida se hace un disfraz donde en verdad lo único que verdaderamente rige al hombre son “las leyes del mercado”. Jesús ya nos había advertido: “ningún servidor puede servir a dos señores… no se puede servir a Dios y al dinero…”(LUCAS 16, 13)
El ejemplo de lo que les paso a los griegos es ideal para representar esto. En la época de Sócrates y Platón, surgió un problema en su sociedad ateniense. Había surgido un grupo de personas, los sofistas, que envilecían el orden establecido a partir de las ventajas que poseía el sistema democrático de Atenas. Estos sofistas estaban subvencionados por la nueva clase portuaria que representaba una nueva fuerza político-económica frente a la vieja aristocracia ateniense.
Gracias a la democracia, para defender sus causas en el ágora (plaza publica) tan solo utilizaban discursos con los cuales vencían sin problemas, ya que ellos se habían especializado y entrenado en el lenguaje. Los sofistas fueron los primeros en descubrir la causa del “embrujo” de la palabra. El lenguaje despojado de una base en la fe, es relativo, tiene dos caras, se vuelve falso, aparente, y la verdad pasa a depender de la forma y elocuencia del discurso. Vieron que se podía vencer desde cualquier posición, no hacia falta que sea verdad lo que decían, lo que importaba era que “aparentara” ser verdadera así la gente daba el si a su posición.
Por esta ventaja que habían descubierto en el lenguaje, los sofistas eran muy temidos y respetados, eran los “capos” de la época, y así fueron contagiando a todos los demás ciudadanos hasta que la vieja tradición política de Atenas(que no tranzaba con estos personajes), su fuerza y personalidad basada en años de historia, fue puesta en cuestión. De esta manera la fuerza política ateniense perdió en medio siglo nomás, su independencia, la democracia, y encima quedaron bajo el yugo de un pueblo ajeno. Este privilegiar el dinero por sobre la base de su cultura, sus dioses y héroes (las familias aristocráticas descendían de estos), hizo que en menos de 50 años decayeran en tal forma que perdieran su independencia. Sócrates y luego Platón trataron de conciliar los dos bandos, el de los aristócratas con el de los portuarios. Enseñaban a discernir, abiertamente, mediante el dialogo, y a la vez sin caer en la relajación del relativismo sofista, porque por un lado tenían a la aristocracia con sus principios cerrados y por el otro a los sofistas con su relativismo vació, predispuesto solo a los capitalistas que no respetaba ninguna verdad o tradición. Ellos con sus doctrinas trataron de conciliar esas dos posiciones.
En su época no tuvieron mucho éxito, pero hoy esos son los dos nombres mas conocidos de todos aquellos personajes.
Volviendo a lo que iba, por este comportamiento simulador socialmente establecido producto del desgaste de la confianza en la palabra, se destroza la personalidad del individuo hasta quebrarlo o dejarlo muy empequeñecido, y la persona se convierte entonces en un simple esclavo, servidor de lo que la convención le indica. Y digo esclavo porque esa persona, a no ser que tenga fe de nuevo, no puede “ser” nada, perdió su originalidad, la esencia de ser hombre, su personalidad se esfumo dentro del “parecer” colectivo.
Puede ser un medico, barrendero, presidente, o peluquero, lo mismo da, la persona ya “no es”, pierde su verdadera capacidad de decisión. La persona se trasforma en una simple herramienta utilizada por la convención, no puede decidir mas, decide lo que parece “conveniente”, lo que aparenta ser “negocio”.
El valor de la persona deja de ser dado por la dignidad en si de ser hombre, la dignidad que Jesús nos dio y la dignidad pasa a ser designada por la convención según el lugar que ocupemos en ella. Una vez que la persona ya no es útil a la convención, es desechada por esta. (el ejemplo mas claro de este desechar por “inutilidad”, esta en los asilos de ancianos )
El efecto catastrófico de este proceso despersonalizador producto de una construcción social basada en reglas de simulación de “algo conveniente” o de “ideales colectivos-prácticos”, se vio muy bien en los países “fascistas” y “comunistas”.
“Fascistas” viene del latín fas, que significa expresión de la voluntad divina o de lo que es licito, de lo que es justo. De creerse lo que es justo, lo que es bueno…
El discurso fascista se basaba fundamentalmente en un cambio en los adornos diplomáticos de la alta burguesía, a la expresión de una sinceridad popular basada en el resentimiento de la clase baja. Por esta causa en la Alemania nazi fascista todo conjugaba en una armonía de “decir y hacer” y se enorgullecían por esto. Hitler y sus brillantes discursos que movilizaban a las masas y les daban una fuerza capaz de armar una guerra contra todo el mundo (Alemania se reconstruyo después de la primera guerra mundial en 20 años y casi vencen después del destrozo que habían sufrido en la primera guerra mundial).
La unión tras un único discurso en una ideología basada en la fuerza y el dominio, supuestamente libre de todo artificio superfluo, representaba el hartazgo y la confusión de siglos de “contranaturalaza”. Nietzsche cuatro décadas antes había descubierto la causa de esta contranaturalaza y todos los efectos negativos que esta había acarreado. Nietzsche habla de una moral cristiana decadente: habla de “las tonterías que cometieron los misericordiosos”, pero ¿a que se refería con todo esto? Nietzsche se quejaba que al exaltar y hacer modelos de los ideales cristianos; las personas ya no eran misericordiosas, humildes de corazón, algunas se obligaban a hacerlo, pero otras se copiaban de ese comportamiento, solo lo simulaban porque socialmente estaba bien visto y les convenía. Basta leer libros como “la ética protestante” de Max Weber para dar cuenta de esto.
Cuando Nietzsche vio que ese comportamiento simulador había generado una contranaturalaza, una corrupción y una falsedad en los discursos y la palabra, que la sociedad ya no podía salir por ella misma, Nietzsche entendió que nunca existió la posibilidad de un dialogo racional y al no tener una fuerte fe, desespero.
Todo su Zarathustra, no es más que una dialéctica que se va agudizando, en la que primero destruye los estereotipos culturales de su época, denuncia esa simulación, esa hipocresía. Luego denuncia todos sus propios prejuicios culturales, hasta sacarse el último, su “misericordia por el hombre superior” (yo no se si Nietzsche alguna vez se pudo sacar ese pensamiento “aristocrático”).

Sobre la arrogancia y la humildad

(al principio voy a escribir algo sobre el peligro de la arrogancia y despues pongo como la traccion hacia la arrogancia es casi siempre inherente al desarrollo de la inteligencia. Su relacion con el lenguaje, lo voy a escribir mejor en otro post bien proximo porque este ya se me hizo muy largo.)
Las advertencias mas claras sobre el peligro de la arrogancia están en el evangelio de Lucas, por el capitulo 16.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Creer en Dios 2

COMENTARIO AL POST DE ALEJANDRO ROZITCHNER DE SU BLOG “100 VOLANDO” TITULADO “CREER EN DIOS”, DE NOVIEMBRE DEL 2009

...“A quienes somos ateos los creyentes nos dicen: "bueno, pero en algo debés creer, en la naturaleza, en el hombre, en vos". La respuesta es: no creo, no tengo la estructura de sentido de la fe. Existo, quiero, vivo, siento la vida, mi vida tiene sentido, pero no interviene la "fe". El creyente supone que la estructura de la fe es universal, y ahí es donde más se equivoca.”...

Creo que este párrafo (que recorte de tu post) contiene un error muy común hoy día. El hombre “CREE” hasta para ir al baño. Si el hombre no creyera no podría siquiera moverse. En el fondo, y bien en el fondo, el hombre mientras es hombre nunca puede librarse de la estructura de la creencia porque, exactamente, ella es la que lo hace libre. El problema es que el hombre tiende a formar dentro y fuera de si estructuras mentales del saber -que generalmente se denominan sistema- que lo hacen sentir seguro pensando que “sabe” cuando en realidad no sabe sino que simplemente “cree saber”.
Voy a dar un ejemplo: voy a retiro y necesito tomar el colectivo 61 y para ello me encamino hacia la esquina de pacheco de melo y pueyrredon porque “SE” que por ahí va a pasar el 61 que me va a llevar al centro. Hago la distinción: Yo no “SE”, yo “CREO” que el 61 me va a llevar a retiro. Primero llego a la parada y me entero que el 61 hoy esta de paro. Segunda posibilidad: libertador esta cortada así que el 61 no me lleva a retiro. Tercera: al subir al colectivo este se rompe y llego caminado desde la facultad de derecho, etc. Conclusión yo no se si el 61 me va a llevar a retiro, creo que si lo va a hacer, y confió, “creo” en el sistema, pero “saber” a ciencia cierta “no lo se”.

En una pregunta en formspring lei que te preguntaron sobre el sistema y vos contestaste que el sistema es la sociedad. Yo creo que es más o menos así. Al sistema, los hombres, lo generan tratando de ocultar o mitigar los “no-saberes” incómodos para la conciencia del hombre. Los hombres generan un disfraz y luego buscan ocultarse con el como con miedo de darse cuenta quienes son, de lo responsables que son y para luego poder a ese manto echarles las culpas de lo que les pasa y llamarlo “sistema”. (la desnudez de Eva intentando ser tapada y Caín ¿acaso yo soy el guardián de mi hermano? Genesis 4, 9)

Otro ejemplo: yo voy a la facultad a aprender, no?
Pero antes de dar este paso todos hacemos una elección consciente o inconsciente que consiste en CREER que lo que me van a enseñar es valido, vale la pena aprenderlo. ¿Como? Claro: lo que yo voy a aprender, lo que me van a enseñar para después yo “saber”, yo tengo primero que CREER que eso va a ser valido para mi, tengo que CREER que va a servir verdaderamente en la realidad, tengo que CREER que me va ayudar para desenvolver mi vida, tengo que CREER que lo que voy ahí a aprender va a ser algo útil en mi vida. En la realidad nosotros no nos planteamos todas estas posibilidades y todas estas cosas las CREEMOS implícitamente, inconscientemente y cuando aceptamos estudiar esta o aquella otra cosa, simplemente aceptamos que estudiar “esta bien” y confiamos, “CREEMOS”, en el sistema, dejamos que el mismo sistema -y nuestra inconsciente adaptación a el- adopte la decisión de si estudiar y que estudiar, de si esta bien o esta mal para nosotros. Por eso, CREO que si no nos animamos a CREER libremente conscientemente, el sistema entonces, de a poco, va tomando control sobre todo en nuestra vida y no nos va dando otra opción mas que la de adaptarnos a el. Saludos Alejandro y perdón por el largo.

Poder

¿Hay algún poder que sea verdadero, que verdaderamente no “dependa” de nada, que sea un poder en si mismo? ¿Los humanos tenemos acceso a un poder así? Hoy podemos decir muchas cosas de la humanidad, logró mucho en apariencia, tiene mas poder que antes: pero es así en realidad? No estamos en verdad siempre dependiendo del sistema? podemos viajar mucho mas rapido pero dependemos del avión, del auto, del tren, estos a su vez dependen de combustibles. Podemos cocinar mucho mejor, pero dependemos de la luz, el gas y el agua. Podemos ir al baño más cómodos pero dependemos de sistemas clocales. Y así seguimos. A cada poder le depende un servicio.
Y en caso que el sistema funcione: ¿no seguimos dependiendo de la naturaleza? De que no llueva, que haya buena marea, que no este nublado, que no haya catástrofes naturales, de vacunas y enfermedades, no seguimos dependiendo del nacer y del morir? ¿Existe alguna acción que sea verdaderamente independiente?
Yo creo que sí y empieza por preguntarnos profundamente que vamos a hacer acá, con esta vida. Y creo que vamos a ver que lo único que podemos respondernos sin caer en esa dependencia, y tiene poder por si mismo, es poder servir, aprender a servir – no solo ser útil, porque podes ser útil pero no te puede “utilizar” nadie-. Poder servir a la creación y a los demás, aprender a hacer eso nos a va llenar de gratitud hacía con la vida porque por fin vamos a estar seguros, nos vamos a hacer dueños de un sentir verdadero que no depende de nada, y que es el único verdadero poder que todos los hombres pueden llegar a alcanzar.

escrito 6 de octubre 2010

martes, 5 de octubre de 2010

Democracia y los griegos.

El problema que existe hoy cuando se encara el tema de la democracia entre los griegos es que cosa era lo que significaba esta forma de gobierno para ellos. Es un tema bastante hablado y trillado, pero me parece que no tan bien pensado.
Para un griego común todos los hombres no eran iguales. Esto es un hecho. No eran iguales los hombres no solo en cuanto a lo que implicaba la existencia de esclavitud, sino, sobre todo, no eran iguales para ellos por una cuestión casi racial, que se enmarcaba en la cultura y aunque la diferencia exterior quedaba delimitada por algo que parecía circunstancial, en verdad, no lo era. Ese algo era que se hablara el idioma griego.
Para el griego la democracia era una forma de gobierno constitutiva de ellos, de su raza y su cultura helena: jamás imaginarían a un persa o mismo a un macedonio como una persona capaz para la democracia. Hasta algunos mismos griegos, como Platón, dudaban de la idoneidad del sistema democrático rigiendo entre sus patriotas.
Lo que quiero decir con esto es que el mundo moderno y postmoderno –burgués- adopto un sistema de gobierno que en si mismo no significa ni cerca lo que significaba originalmente para sus creadores

El problema que tenemos hoy es el prejuicio moderno de pensar la democracia como un bien absoluto, incuestionable, porque a partir de esta premisa absolutista es desde donde se genera la demagogia e hipocresía que sí conduce finalmente a regimenes absolutistas puros o totalitarios. Porque cuando deja de regir el espíritu de la ley, y se especula sobre ella, rige su forma, y las formas se mantienen principalmente a base de cuestiones económicas y ya no sociales. Yo, personalmente, pienso que la democracia es el mejor sistema para una sociedad en formación como la nuestra. Pero también considero que, como todo sistema, sino se le permite una evolución consensuada – y para esto sirve fundamentalmente la democracia, para que cada uno alcance el lugar que siente que le corresponde-, la evolución va a ser forzada y en el caso de la democracia -donde ya el concepto de fuerza sobre el de inteligencia se transforma en algo obsoleto- este tipo de evolución, sería una evolución por corrupción, donde el sistema en verdad muere y nada se conserva para los hombres por lo tanto no hay ninguna evolución.
Voy a dar un ejemplo, idea, “utópica” de cómo esto se podría llegar a cambiar.

ESCRITO 5 DE OCTUBRE 2010

domingo, 3 de octubre de 2010

Sobre los errores de un filósofo: ¿Que importancia tienen la fe y el conocimiento en la vida del hombre?

(pensando en Nietzsche)
El conocimiento surge de la posibilidad que el hombre posee para generalizar relaciones a partir de hechos o situaciones. De esta manera se conoce mas, se es más “consciente” de los hechos o situaciones. Esta “conciencia de la situación”, esta generalización, se convierte automáticamente en un error cuando nosotros la queremos hacer absoluta.
El pecado del filósofo, su error capital, es su tendencia a hacer absolutas sus generalizaciones. Y más aun cuando generaliza un sentimiento de tipo religioso. La fe no es un concepto intelectual que surge de lo que la mayoría entiende por fe, la fe es un sentimiento, es algo completamente individual que pone en relación al hombre, como ser individual, con lo que es creído por el. El hombre elige que creer, y puede y debe luchar con el mismo por esta elección. Esto es lo importante. Que el hombre no dé la verdadera importancia a lo que significa la fe, es también una cuestión personal porque el hombre nunca puede dejar de creer en algo. Es fácil, casi un juego de palabras que disfraza con inocencia el mismo futuro del propio hombre.
Por ejemplo cuando hoy alguien dice que no cree, en verdad se refiere que no cree en lo que se le mostró, en lo que el pudo ver hasta el momento. “No cree” en eso que vio hasta ahora, pero no sabe si mas adelante creerá. Este es el gran dilema: mientras el tiempo nos afecte (la muerte), siempre “creeremos” nunca “sabremos” pues lo que para nosotros hoy “Es”, o sea lo que hoy sabemos, mañana o dentro de diez segundos puede cambiar.
En todo caso este hombre cree que “no cree”.

Esta creencia en la no-creencia, el error de este hombre (este hombre soy yo), nos pone en una búsqueda consciente (en el caso del no-filosofo esta búsqueda generalmente es inconsciente). Damos vuelta todo en una crítica feroz que no tiene ningún tipo de consideración sentimental. Toda la importancia reside en “la verdad”, el conocimiento es lo más importante. Desarrollamos toda la fuerza de nuestra especulación. Si uno es constante en esta búsqueda la desesperación se te hace carne, entonces, así, de un día para otro, sentimos una intuición sobre el macrocosmos (Nietzsche la llama el “eterno retorno”). Esta intuición no es un pensamiento, es un sentimiento y nos muestra que toda esta realidad responde a una misma cosa, la realidad del mundo responde a un tipo de “saber” dual: un saber“de cambio”, “de movimiento”: “vida-muerte”, “de lucha y unión de contrarios”, “de opuestos”, " de materia y vacío", “sujeto-objeto”, “acto-potencia”, “de carne y espíritu”, “de bien y mal”, “ de Ser o no ser” o como mejor les guste llamar a cada uno. Este sentimiento nos enseña como todo el universo se encuentra conectado de manera tal que es imposible separarlo, no hay negación, todo es unidad.
Nos damos cuenta de la falta de realidad del tiempo y la muerte se trasforma solamente en un concepto vació, no nos asusta mas. Sentimos que podemos entender todo…
Entonces, este sentimiento bien definido nos coloca en una situación muy especial con respecto a lo que significa el conocimiento para nosotros.
Para conocer con certeza la realidad el hombre necesita definir lo que quiere conocer. Definir la realidad significa establecer el límite de “lo que es” esa realidad. Crear este límite para permitirnos conocer la realidad implica a su vez crear un concepto completamente abstracto, que forma la otra cara del límite: lo que “no es la realidad”, el no ser, la nada, algo no real, una abstracción pura. El hombre crea el limite que implica “la nada” para apoyar su conocimiento en algo “concreto”, en una definición, en una teoría, en una ley.
Para controlar la realidad el hombre necesita meter en el medio algo que “no es” y de esa abstracción hacer el límite, el marco, donde se apoya un conocimiento seguro, una ley, un teoria. Se hace evidente entonces que la realidad “dual”, “binaria”, es solo un producto de nuestra necesidad de conocer, nada más que eso: surge de nuestra necesidad de división para hacer un análisis que explique los fenómenos. Surge de nuestra necesidad de definir, de controlar la realidad.
Nos damos cuenta que la víbora (la especulación) nos ofreció el fruto del árbol de la ciencia (el conocimiento) y nosotros “inocentemente” lo aceptamos.
Por fin descubrimos entonces que este saber “real”, esta dualidad, no es más que un reflejo de nuestra limitada capacidad de conocer. Es un engaño de nuestra soberbia tendencia a controlar.

La realidad es una y responde a una sola cosa: a eso que “Es”, no a lo que “no es”. Lo que “no es” es una invención del hombre para que la realidad responda a su limitada capacidad de conocer. Por esta falta de realidad en nuestro conocimiento es que no le podemos dar una importancia “absoluta”, no podemos “saber realmente”. Creámoslo o no, siempre creemos, nunca sabemos “realmente”.

El poder, según el mundo, es poder controlar. Controlar es lo contrario a la libertad. Si queremos controlar hay que saber “realmente”. Entonces el problema se presenta cuando queremos conocer para controlar. Vimos recién que esta clase de saber “real”, de conocimiento no existe, no tiene realidad. Nuestra falta de confianza al enfrentar la realidad hace que la queramos controlar antes de haberla conocido. Y esto es ridículo: si no conocemos lo que vamos a controlar, ¿como vamos a querer controlarlo igual? ¿Como vamos a considerar que lo podemos controlar? (a esto se refería Platón cuando daba a entender en sus diálogos que la naturaleza es incognoscible. Es incognoscible si entendemos conocimiento como control; de alguna forma el principio de indeterminación de Heisenberg eso nos dice.)
Si hacemos esto, si queremos hacer esto, es porque en verdad estamos ciegos.
Si no vemos todas estas cuestiones empezamos a engañarnos, nos hacemos inválidos a nosotros mismos. El ansia de poder, de control, nos ciega.
Cuando juntamos conocimiento y poder sin entendernos a nosotros, sin ser libres nosotros, es muy posible que quedemos esclavos de una fantasía enceguecedora. Eso es lo que le pasa al mundo de hoy como nunca antes pues el poder que otorga la ciencia la hace a esta incuestionable. Todas las fuerzas de los hombres le dan poder. La tecnología se sirve, en última instancia, a costa del miedo de los hombres a la guerra. (p.j: la carrera espacial entre EUA y la URSS, con la guerra fría de fondo, se puede llegar a interpretar como una propaganda para que la población del mundo entero justifique los gastos por temor al poder de la mayor tecnología del enemigo).
A la larga o a la corta si no tenemos Fe, el conocimiento abstracto se hace absoluto, los hombres pierden las fuerzas en ellos mismos concediéndola a liberarse del miedo mediante un cuento que mantenga su vida estable. No entienden que la vida del cuerpo no es tan importante como la del alma y entregar sus fuerzas a ese cuento que a la larga justifica la maquinaria de guerra, ayuda de manera indirecta a que su alma no se desarrolle mas, que no crezca, que en vez de vivir mas empiece a morir. Entonces: ¿para que estamos vivos?
El conocimiento científico, la capacidad de conocer “ideal” del hombre de hoy, necesita definir y crear estructuras. Definir es dividir: “divide y reinaras”. ¿Pero reinaras sobre que? Sobre este mundo, señores, solo sobre este mundo y a costa de un engaño en el que perdemos el sentido de estar vivos. Mantener esto nos hace perder el alma de a poco.

Me fui por las ramas. Sigamos ahora con lo que nos pasa cuando tenemos este sentimiento nuevo.
El problema está en que cuando sentimos que podemos entender todo también sentimos por esta ultima causa que entre nosotros y los demás se abre un abismo que parece imposible de llenar.
En este nuevo estado la víbora asquerosa que habíamos generado antes, la especulación, se nos viene en contra y nos complica. La serpiente nos trata de ahogar, trata de nublarnos la claridad, que ahora tenemos, sugiriéndonos realidades falsas, nos busca confundir llenándonos de miedo, inmovilizándonos, matándonos en vida.
No tenemos que perder de vista que ante esa sensación de abismo con los demás solo se nos plantean esas dos opciones que descubrimos antes.
Desenredamos todo y por ultimo nos enteramos que era tan simple como al principio. Nos damos cuenta que lo que inicialmente sabíamos era todo lo que había que saber: Que El “saber” solo es una cuestión de “saber” decir “Sí” a lo que creemos.
Decir “Sí”, distinguir y aceptar lo nuevo, lo distinto, las diferencias y desde nuestro lugar vivir para luchar por una mayor unión y comprensión con los demás.
O el otro camino, es el decir “No”. Y este puede tomar varias formas, acá es donde todos los conceptos se enrriedan, es donde se genera la división.
El camino este del “No” se divide a su vez en dos, y esa división en dos también y así al infinito porque seguimos todavía en esta lógica de enredo y falsa de las apariencias. Si decimos “No” esta nueva sensación no nos sirve de nada y se nos viene en contra porque pensamos que vimos “algo”, que “salimos”, cuando en realidad estamos mas enredados que nunca. No salimos de ningún lado porque no le pudimos decir que no a esas sugerencias que la víbora nos hace. Todo lo que sentimos se nos da vuelta y se transforma de a poco en resentimiento.
En este camino lo primero que hacemos es negar las diferencias. Negamos las diferencias viéndolas como negativas o, directamente, las negamos ni queriéndolas ver, no las aceptamos. En el primer caso se vive en un estado de guerra con la realidad, en una tensión terrible. El otro es un estado de total fantasía, es un engañarse, negando toda diferencia, por no querer distinguir lo malo terminamos negando lo bueno cuando nos hacemos indiferentes a “todo”.
En cualquiera de estos dos estados la actitud esencial es la que surge del miedo de mostrarnos interiormente, nos justificamos con que todo es apariencia y que no vale la pena correr ningún riesgo, solo hay que vivir lo mas que podamos y de la mejor manera posible cada uno, así individualmente, total no podemos hacer nada si todo es apariencia. Si somos pacíficos, lo mejor para nosotros va a ser vivir pacíficamente, si somos belicosos lo mejor va a ser belicosamente, y así cada uno se arma su mundo a su manera.
Pero pasa algo: si no nos mostramos, confiando y comunicando nuestras verdaderas inquietudes no intercambiamos verdaderamente. Los humanos somos seres que estamos irremediablemente en relación por lo tanto necesitamos de confianza entre nosotros para lograr una comunicación sincera que nos haga vivir en armonía. Para que la comunicación sea eficaz, debemos elegir el riesgo que implica el confiar en el otro, si no hacemos esto, elegimos de a poco perder esa posibilidad de comunicación, esa posibilidad de intercambio armónico. Esto hace que en verdad terminemos no pudiendo elegir de que manera vivir pues evidentemente el hombre se encuentra en contacto en la realidad y si la realidad, a falta de comunicación, empieza a dejar de ser armónica, el hombre empieza a estar de nuevo en “guerra”. El hombre vuelve, entonces, a sentirse obligado, resignado, a la guerra. Si no luchamos por la paz no se la puede elegir. Si no luchamos por la paz esta de a poco deja de existir.
Esto nos demuestra el error de permanecer pasivos encerrados dentro de nuestra “fe”.
Si vivimos debemos estar abiertos mostrando todo el tiempo el sentimiento que obedece nuestra fe, ese sentimiento es, esencialmente, un sentimiento de amor.
Si no nos abrimos, irremediablemente, caemos presa de esa vanidad de la apariencia que tan soberbiamente descubrimos e hicimos nuestro tesoro intocable, pensamos que porque “sabemos más” y hacemos lo que “sabemos” (o sea no nos equivocamos), nadie nos puede decir nada, podemos estar tranquilos. Quedamos esclavos de la conciencia soberbia del “conocer” que es lo bueno para mí.

La otra opción, la del “Sí”, es un riesgo, no “sabemos” si es buena, la creemos y nos hace sentir mejor y por eso sentimos la necesidad de compartirla. No hay formula que la justifique, por eso no “sabemos”: con nuestra vida la tenemos que justificar. Es un riesgo porque nos ponemos en juego a nosotros, si decimos “Sí” y le damos vida en nosotros a eso que aceptamos.
Si nos pasa todo esto nos damos cuenta que la fe es algo que nace como una respuesta interior a “algo”.
Nace de lo interior porque lo interior, es lo que es enteramente nuestro, es en donde podemos elegir que ver, es desde donde decimos si o no a lo que vemos. La mirada es nuestra mirada, nuestro punto de vista.
Siempre somos en verdad libres, siempre se empieza desde adentro, por eso lo primero es cambiar la mirada.
Y nace como una respuesta a “algo”. En un primer momento ese “algo” significa la necesidad de dar sentido a nuestra existencia. Es cuando surge el sentimiento “cultural”. Antiguamente y hasta hace siglo y medio, la religión se respetaba como la base de la cultura. Religión y cultura eran inseparables. Hoy en el mundo occidentalizado eso esta dejando de suceder.
Nietzsche ve el proceso y lo denuncia: “Gott ist tot” (Dios ha muerto).
El sentimiento religioso es el que mas liga al hombre a la tierra, a lo real, es el sentimiento que nos liga a nuestros antepasados. Significa nuestras raíces. También nos muestra la muerte y esto nos liga directamente al ansia de inmortalidad.
Hoy la cultura, alejada de este sentimiento religioso original llena, como nunca antes, de signos nuestra realidad. El sentido de nuestra cultura se transformo en algo puramente formal, vació de sentimiento, totalmente abstracto. La cultura ya no llena ningún contenido, solo nos llena con la vorágine del “hacer algo”, del “ser productivo”.
Este funcionamiento puramente formal de la cultura tiende a provocar un efecto. Este efecto consiste en una pregunta, la cual es inevitable que un alma de filósofo se la formule. Esta pregunta complica, y llenarla se vuelve una carga muy pesada. Si uno mira la historia de la filosofía, la cantidad de sistemas filosóficos, extensos y complicados, la cantidad teorías sobre el origen del ser, sobre como hay que vivir… ¿para que? , ¿Para que “todo”? Esa es la pregunta. La pregunta que la cultura de hoy busca tapar: ¿para que? Si al final es la muerte. Para que “todo”? Si, como dijo Nietzsche, “Gott ist tot”.
Hoy el tema esta más mezclado que nunca, difícil será desenredarlo.
¿Para que “todo”?...nada me lo responde, Entonces… la “Nada”. Empieza el nihilismo.
Para que gozo hoy, si mañana, cuando deje de gozar sufriré de alguna manera al no seguir gozando y viviré desesperado buscando gozar de nuevo (eso es hoy) y si encima al final nos ponemos viejos y sufrimos la muerte. Para que la vida? Para que he nacido si después voy a morir. Lo mejor es no desear más y apaciguar los sentidos dijeron algunos. No entendían que vale la pena el intento.
Hoy, la incapacidad de sentir esa pregunta o el terror y el escape que genera, hace que casi nadie mas pueda pensar, crecer espiritualmente hablando. Del miedo y la imposibilidad de formularnos seriamente esa pregunta es de donde nace la necesidad de aturdirse y olvidarse de uno “amando la vida”. Ese desenfrenado y miedoso tipo de amor por la vida, por “el momento”, nace de la desesperación de la incapacidad de defenderse de uno mismo. Del miedo y la incapacidad del alma de enfrentar la pregunta. Todo esto genera justo lo contrario a la vida, la muerte sin retorno.
¿Para que? Esa pregunta no se responde con una formula, una teoría o aturdiéndonos con sensaciones. A esa pregunta se responde con nuestra vida, con como respondemos.
La famosa esfinge pregunta; responde o muere: Vale la pena vivir para mi? Me siento agradecido de tener vida? Que hago para responder a esa gracia?
El “para que” lo contesto viviendo de manera que sienta la gracia de poder expresar con todo lo que soy eso que creo y que me hace sentir vivo. Y a eso que creo no lo conozco todo pues no lo paro de descubrir, a cada segundo busco mas, sentirlo, ese entusiasmo que genera descubrir cada vez mas eso que me da vida es lo que me mueve cada vez mas hacia afuera. Es una fuerza que hace inevitable que lo busque compartir con todos. Esa fuerza es la que responde a la pregunta: ¿para que todo? Porque quiero todo.
¿que significa ese “algo”, ese “todo”?
Como alcanzar la respuesta depende de mí, de mi Fe.
A cada instante, en todo momento. Eso, es siempre lo nuevo. Yo elijo como responder.



La falencia de Nietzsche se explica por una falencia en su fe, en la fe general de su pueblo y de su época. Por eso es que comienzo criticando la generalización de un sentimiento. “La fe como lo que la mayoría entiende por fe”.
Es para mi evidente que la fuerza de donde nace su discurso es la fuerza de fe. Pero esa fuerza se vuelca contra su misma interpretación errónea, contra las confusiones que ella misma género. El resentimiento que genero un malentendido de su fe hizo que Nietzsche gastara todas las fuerzas que había recibido en negarla. Nietzsche, intelectualmente, explica la fe en lo que es para el la “voluntad de poder”.
Nietzsche es de una sociedad protestante donde estado y religión se identifican, además por ser hijo de pastor protestante carece de la posibilidad de conocer la devoción a Maria.
Esa falta de sentimiento de valoración de lo "femenino", de su sociedad, parece llevarlo al máximo de especulación, de enfrentamiento entre lo particular y lo general sin ningún tipo de mediación ni esperanza. Esta posición lo lleva a generar una gran soberbia para poder soportar ese sentimiento así de solo.
La búsqueda que le mueve la desesperación causada por la falta de valor intelectual (que el siente como el valor mas importante), que tiene el sentimiento materno-femenino es impresionante.
Ningún hombre fue capaz de generalizar un sentimiento y de soportarlo. El peso que elige soportar, consciente o inconscientemente, de alguna manera, termina por ahogarlo en su propio mar de soberbia.

Escrito en marzo del 2005

viernes, 25 de junio de 2010

Lugares del lenguaje: Sobre lo cómico.

Los hombres a lo largo de su vida desarrollan diversas concepciones particulares a partir de su contacto con el medio, este contacto con el medio es lo que denomino lenguaje. Estas concepciones se forman a partir de dos elementos necesarios anteriores al ser hombre, elementos que determinan lo que significa ser hombre, uno, es el elemento material, el otro, es el cultural.

La materialidad genera la particularidad debido a que ubica al hombre en una posición única diferente a las otras posiciones y le permite durante el transcurso de su vida procesar y emitir juicios sobre el medio desde distintos lugares (biológicos, sociales, psicológicos) pEj: niño, joven, adulto, viejo, estudiante, trabajador, jubilado, soltero, casado, separado, hijo, padre, hermano, obrero, empresario, empleado, rico, pobre, mujer, hombre, etc. Este movimiento es lo que le da al hombre su experiencia particular, su sentimiento individual. Como de todas las experiencias, el hombre, no puede ser consciente a la vez, estas pasarían a formar lo que se denomina, comúnmente,“inconsciente”. Este elemento, al ser no-consciente, estaría determinando al hombre desde su propio interior de manera imperceptible al mismo hombre.

La función del elemento cultural surge a partir de la necesidad del hombre de comprenderse y comprender el medio que lo rodea. Su función, entonces, es la de generar una relación ordenada y comunicable de todo lo que comprende de él mismo y del medio que esta a su alrededor. Para “estabilizar” y ordenar esta relación con el medio, el hombre, se crea convenciones. Una convención consiste en la generalización y aceptación de una determinada pauta, norma y/o concepción. Es el conjunto de estas convenciones lo que conforma el elemento cultural. Entonces, al estar conformado por las pautas, normas, leyes, conocimientos etc, a seguir para vivir ordenadamente con nosotros mismos, con los demás y con el medio que nos rodea, este elemento cultural-convencional es lo que determina conscientemente, exteriormente, al hombre.

La posición material-particular del hombre genera en el una concepción única de la realidad que lo rodea, sus sentimientos, intereses sobre los sucesos que lo rodean van a ser diferentes, en mayor o menor grado pero diferentes al fin, de los individuos que tenga alrededor. Esto contrasta o choca con el mandato cultural reinante el cual esta basado en la convención. Esta al ser la misma para todos provoca una tendencia a la igualdad en las concepciones, al contrario de la tendencia hacia la particularidad que genera la posición material del individuo.
Vemos entonces que el hombre se encuentra entre dos elementos, pareciera, antagónicos.
Uno con tendencia a la particularidad y otro con tendencia a la generalidad. En el choque de estas dos tendencias se encuentra la concepción del hombre.
El lenguaje trata de suavizar este enfrentamiento, tratando de adaptar y, así, armonizar estas dos tendencias.

Cuando se evidencia un choque, diferencia, y/o incapacidad de adaptación entre lo convencional y lo particular en un suceso (el hombre no comprende el lenguaje) se generan dos tipos de reacciones:
La trágica cuando la incapacidad de adaptación parece ser inevitable.
La cómica cuando la incapacidad de adaptación parece ser evitable y en lugar de evitarse se da una adaptación aparentemente absurda, tonta, inútil.

¿Porque y cómo sucede el hecho cómico?

Cuando la convención está tan arraigada que no tiene la necesidad de ser legislada, ritualizada, mantenida de alguna forma externa, sino que ya se hizo tan común que quedo oculta bajo la costumbre, esta queda, pues, adoptada inconscientemente por las concepciones particulares (ej: distintos comportamientos ante distintas situaciones, maneras de usar el idioma según el contexto, etc.). La costumbre hace que la concepción particular de los individuos queden como enmarcadas, “encarceladas” dentro de la convención general de la cultura dominante. Entonces sucede que las concepciones adquieren cierta rigidez contagiadas por esta tendencia invisible de la convención, generando en los individuos la incapacidad de poder cuestionarlas, revisarlas. Así nos damos cuenta que el hecho cómico es, en verdad, inevitable cuando el individuo ya no es consciente de la convencionalidad y la rigidez de su concepción.
(En cambio, en la reacción trágica, se es consciente de la convención. El choque de la convención general con la concepción particular es lo trágico porque aparentemente no se puede evitar siendo el individuo consciente de todo, todo el tiempo.)

Habiendo visto porque se da el hecho cómico (rigidez convencional) ahora vamos a ver como se da, es así:
Se produce un hecho que deja en evidencia la falta de adaptación entre la concepción particular del hecho y la convención.
Esto puede ser desde una distinta manera de hablar, una extraña manera de vestir, un tic nervioso, un defecto al caminar etc.
Esta falta de adaptación se da porque la convencionalidad del hecho particular es superflua, y por lo tanto torpe y absurda, o porque la convención general no puede explicar, no puede comprender en su singularidad a ese hecho particular (p.ej.: un doble sentido de palabras, un disfraz exagerado, hablar o caminar de una manera extraña etc)
Esto provoca una confusión momentánea en los individuos que se apoyan y se encuentran adaptados en la convención general. Esa confusión hace que estos permanezcan insensibles ante el suceso debido a su falta de comprensión de la inadaptación de este.
Esta falta de comprensión es provocada porque la convención general esta impidiendo, inconscientemente, a los individuos, ver la concepción particular del hecho.
Igualmente, aunque el hecho no este comprendido por la convención, este hecho particular sí afecta la concepción de los individuos que están experimentando el hecho, entonces los individuos reaccionan queriéndose liberar de la confusión, cuando les parece que ese hecho particular, supuestamente absurdo, no amenaza su concepción sino que solo hace evidente una rigidez en la adaptación entre la particularidad-convencionalidad de ese hecho. Esta reacción de supuesta liberación de los individuos en la risa es la que hace al hecho ser considerado como cómico (seria liberación a través del llanto en caso de ser un hecho trágico).
Se podría decir, entonces, que lo trágico demuestra la finitud del hombre y lo cómico pone en evidencia la imperfección de la convención que el hombre forma tratando de olvidar esa finitud inicial.

Hemos visto la importancia de lo cómico como informante de las fallas en la convención, del malentendido que esta a veces provoca en la concepción de los individuos. Esta función del hecho cómico de denunciar las asperezas o errores de la convención sumergidos en la costumbre es muy importante, ya que nos permite preguntarnos, cuestionar la rigidez de la convención, posibilitándonos comprender, si estamos atentos, que es lo que produce comicidad: Un error en el hecho particular, o un error en la pauta convencional de los individuos que están interpretando ese hecho particular. Con lo cual, en caso de ser un error en la pauta convencional, tendríamos que estar muy atentos, porque los individuos caerían inevitablemente en el error de parecerles cómica su inadvertida ignorancia, al ser inconscientes de la rigidez de su concepción por estar basados y apoyados sobre esa pauta convencional errónea a la que ya no pueden cuestionar.
Si esto sucede, el hecho no seria cómico, seria algo más que trágico, seria de una nueva categoría, diríamos “catastrófica”.
También lo cómico posee un efecto positivo como catarsis de todas las asperezas que podrían concentrarnos en un problema provocando quizás un enfrentamiento muy rígido que sería negativo. Pero si el tiempo que nos permite esa catarsis y liberación no lo utilizamos para ver donde se encuentra la aspereza y así ver como tratar de limarla, solucionarla, este efecto no sería positivo, tampoco negativo, sino decadente, relajante y paralizante, anonadador de la conciencia, produciría un efecto cada vez más nihilista, ya que al evitar el enfrentamiento se impediría a los hombres cada vez mas una autentica adaptación con el medio, lo que los terminaría cerrando y reduciéndolos a su propio circulo convencional. Si solo nos basamos en la convención, el lenguaje se vuelve inútil, ya no podemos formar una concepción particular sobre nada, y no hay más “hombre”.
Por eso considero que el hecho cómico tiene una radical importancia en la sociedad contemporánea y, aunque suene contradictorio, habría que tomar con más “seriedad” su rol de denunciante de fallas en nuestras concepciones culturales en lugar de acomodarnos indiferentes frente al hecho cómico solo porque nos podemos reír de el.

Trabajo de para materia semiologia. junio de 2005.

Sobre las palabras y los simbolos.


Vamos a arrancar con la palabra que más significa: Dios.
“Dios” es una palabra, las palabras sirven para excitar el entendimiento y/o evocar sentimientos. Ahora el entendimiento y los sentimientos son cosas reales porque nos llevan a la accion. Pero las palabras muchas veces pueden hacer referencia a cosas que no lo son. Como puede ser entonces que palabras que evocan sentimientos reales pueden venir de cosas que no son reales? Existen cosas que no son reales? Que es lo real? Importa lo real o lo verdadero? Importan los dos por igual? Enigmas difíciles de descifrar que dejaremos para otra ocasión.
Sigamos con el tema de Dios como palabra.
A un ateo la palabra “Dios” no lo hace sentir nada, al concepto Dios lo ve como la parte final de una trama de significaciones de una mente débil, que no se anima a ser libre, y que en el lugar de la temida libertad ubica el concepto Dios. Una leída de la parábola del hijo prodigo y la acción del hijo menor basta para comprender como entiende la libertad un ateo.
Dios como palabra solamente es un símbolo que representa un sonido. Pero Dios como verdad espíritu y sentimiento es igual a un amor expansivo que ama a todos y a todas las cosas hasta donde ellas se dejan ser amadas.
Primero habria que aclarar una cosa muy importante con respecto al conocimiento. Uno puede tener mucho contenido, mucho conocimiento, mucho saber, pero lo que sirve de todo ese conocimiento son las relaciones que vos hagas, las conexiones que ese conocimiento tiene con tus sentimientos y con lo que Dios sentís te ordena. Y uno, independientemente, solo, es el que tiene que aprender a hacer las conexiones.
El sentido de mis palabras, o de las imágenes que se formen de la lectura de esto, el sentido de las palabras que se lean en cualquier lugar, el sentido y la verdad de cada palabra que cada uno lea, de cada símbolo que miremos, de cada experiencia que tengamos, se lo damos nosotros. Siempre. Tu esencia, tu yo es el que lo registra, y lo registra a tu propia manera particular y única. No hay regla, ley, convención que nos pueda quitar esa libertad porque somos libres, y el sentimiento que significa el concepto “Dios” puede entrar en nosotros si somos libres, totalmente libres para poder entrar entre las esencias de las cosas, porque ahí es donde encontramos a Dios. Por eso aunque todos puedan escuchar la misma formalidad en una palabra, todos puedan estar de acuerdo en el color de una cosa, todos no perciben el mismo sentimiento en una palabra expresada, no todos tienen el mismo gusto o la misma apreciación por el mismo color, y por eso, esto que digo no puede suceder de otra forma porque solo a vos en ese momento, solo a vos en ese instante particular de tu vida esta dirigido el mensaje. Aunque después lo vuelvas a oír miles de veces, vos sos el que le da el valor, porque vos sos el que lo registraste, el que decide dejarlo entrar a tu interior, o no.
Luego de haber reconocido el amor de Dios, si lo hacemos, la aceptación de este amor siempre va a depender de vos, siempre, porque cada momento en que participes de la creación es tuyo, y ese momento, esa circunstancia no va a volver a ser nunca más, si vos no la ataste dentro de vos y para siempre.
Si podes sentir esto que acabo de decir, con fuerza, desde adentro, verdaderamente lo vas a comprender y vas a dejar de necesitar cualquier clase de justificación, de sentirte parte de algo. Vos, inevitablemente, te vas a sentir responsable de todos porque vas a entender que significa ser libre. Responsable porque cada palabra, cada símbolo, cada imagen en la que participes, vos y solo vos vas a elegir hacerla tuya, o no. Si aceptas esa responsabilidad de elegir sos libre, sino no. Y va a ser tuya la participación, y no “posiblemente” de otro, porque vas a saber que a esa imagen, palabra o símbolo, a cada vivencia, vos sos la que le da el valor y no que ellas te dan el valor a vos. Tu persona, la persona, el hombre es el ser que eligió Dios para gobernar la creación, el hombre es el que le da valor a la cosas, como dice el génesis (génesis 2, 19-20) el hombre es el que le da el nombre a cada cosa de la creación. Y ese valor puede convertirse en un cielo o un infierno, recién lo vamos ver, o a no ver, cuando la posibilidad del tiempo termine para nosotros.
Hoy es muy difícil distinguir amor verdadero. Por eso, si el amor que sentís no nace bien de adentro tuyo, no nace de tu yo, no se basa en vos para hacerse responsable de todo, y solamente amas porque crees necesitar “algo”, darte vos valor a partir de “algo”, en verdad no es amor lo que sentimos. Advierto sobre cual es el sentimiento de amor verdadero, porque si ese amor no nace de tu interior y no te hace participar a ese símbolo, a esa experiencia, a esa palabra, a esa persona ¿tendrían sentido para vos? ¿Tendrían valor para vos? ¿No serian, en el fondo, vanos? A los misterios solo les podemos dar valor y así empezar a descubrirlos, solo si los creemos primero, si nos arriesgamos a creer y amar la verdad de Dios, porque Dios es el misterio mas grande que hay. Tener fe en el misterio de la encarnación de Dios, de la vida eterna, de la resurrección, de la inmaculada concepción, de la santísima trinidad; necesitamos querer tener fe en los misterios de nuestra fe. No es una cuestión de miedo a ser libres. Es una cuestión de amor por la vida. La vida nos presenta los misterios. La manera de resolverlos y el nombre que queremos ponerles depende de nosotros. Necesitamos de esa fe, no por cobardía o fantasía de aferrarnos a algo, necesitamos de esa fe porque todavía no conocemos, son “misterios” como lo dice la palabra, y tenemos toda nuestra vida, y todas nuestras revelaciones para develárnoslos y vivirlos, depende de cada uno porque es una experiencia individual. Siempre entre la gente se dice que algunas cosas, en este caso los misterios, “no son para todos”.
Esa frase, para oídos que no se animan a ser oídos propios, puede sonar exclusivista, casi racista a veces. Pero cuando las personas piensan en masa, en cantidad, en comparación, apoyandose en el mundo sin animarse a tener la fe de poder pensar por si misma, no se dan cuenta que ese “no para todos” no significa exclusivismo, ni que no todos los pueden conocer o que están permitidos solo para algunos, y se quedan encerrados dentro su prejuicio “democrático” de que lo verdadero es lo que es para todos.
Ese “no para todos” simplemente significa que los misterios son no para todos porque son, en primer lugar, para cada uno en particular. Ese no para todos significa solo uno los puede hacer suyos, que el que “tiene oidos para oir que oiga”. Hay que llegar a ser uno, a sentirse uno, sin miedo a vivir, a querer escuchar con oidos propios la vida para que algun misterio pueda llegar a tener significado para mi. O mejor dicho para que cada cosa tenga un significado, la vida es un misterio. Si nos basamos en el mundo, en el código general, sin tener la valentía de intentar ser uno, nunca vamos a salir de oír con oídos generalizadores, nunca vamos a tener “oidos para oir”, nunca va a haber misterio, porque el código no nos lo permitió ver. Porque, para nosotros, la esencia de Dios no se encuentra en el mundo, la esencia de Dios se encuentra si la buscamos, si buscamos a Dios entre las cosas. Me puse muy filósofo. Pero lo que quiero decir es que la esencia de Dios la encontramos entre las cosas porque la esencia de Dios solo la conocemos si vamos hacia las cosas. Es decir, si intentamos hacerlas nuestras, conocerlas a fondo, si nos colocamos entra ellas, solo así las podremos amar de verdad.
La esencia del amor es ese sentimiento de entusiasmo que genera poder expandirse, ser tan libre para poder dejarse expandir entre seres amigos, entre seres que no conoces pero en los que amas confiar. Amar significa gustar de dar el valor que creemos las personas y las cosas merecen. En ese gusto de dar valor está el amor. Jesús confió en nosotros hasta el final, nos amo hasta dar la vida. La fe, lo que expresa la fe mientras estamos en el tiempo, es ese amor a lo que nos traen las cosas, los hechos, las experiencias venideras. La fe expresa el amor en lo todavía desconocido, en lo que aparentemente en este momento no nos da nada.
Ahora, si no se siente o no se quiere sentir todo esto que recién describí, o no se lo respeta, es mejor que se abandone toda tentativa de conocimiento que vaya mas allá del ordinario. Porque se puede llegar a hacerse mucho mal uno y a las personas. Uno puede decir palabras lindísimas, y puede crear mundos color de rosa a partir de nuestra imaginación, pero si esa imaginación esta alejada de un compromiso verdadero, mucho daño se hace en verdad a el resto de las personas que confiaron y asimilaron esas obras pensando o suponiendo que esas creaciones habían nacido de un compromiso verdadero y responsable del hombre con la vida, que es la creación de la cual el mismo hombre participa, y a partir de ahí, con su propia creación. Las personas pueden confundirse mucho si asimilan conocimientos, palabras sin darse cuenta que esas creaciones no eran más que imaginación producto de haber aprendido de memoria muchas cosas, de tener mucha intuición, o tener mucha imaginación, sin haber sentido nunca un verdadero compromiso con Dios.
La fe es importantísima por esto. La fe encarnada en la vida de una persona, es compromiso con el hombre, de un hombre, la fe en Dios hecho hombre, la fe en Jesús.

Por eso, el hombre, solo puede gobernar la Creación si este hombre cree y obedece la verdad de Dios y es un misterio para el hombre, pero sabemos gracias a Jesús que esa verdad es esencialmente amor..
¿Quien es como Dios? Al el le debemos toda nuestra obediencia porque nos regalo su único hijo para que tengamos vida eterna. Solamente hay que encontrarlo y no perder más tiempo.
La fe que Jesús nos enseño es arriesgar nuestro amor por lo que va a venir, por el amor que va a venir.
Si somos libres, libres hasta de hacer con Dios lo que quisimos, ¿como iba a ser de otra manera? el amor de Dios es inconmensurable… cuando leí, en el antiguo testamento, que los que veían a Dios morían, yo imagine que morían porque perdían todo tipo de interés en este mundo. Imagine que morían de inanición, era tanto el anhelo con el que quedaban por haber contemplado a Dios, que ese anhelo los consumía en un instante, en Dios.

El testimonio de esta fe en el amor omnipotente de Jesús se da con la propia vida. Con la propia vida, entera, es como se vence a la muerte, como El mismo lo hizo, y solo se puede hacer, verdaderamente, si nos identificamos con esta verdad y esto lo sentimos si estamos dispuestos a dar la vida por la verdad del amor de Dios a los hombres, a dar la vida por Jesús. Adorar a Jesús se lo adora con las obras, obras que nazcan de un corazón puro. Pero para amar como Jesús, para enfrentar y vencer el mundo como el lo hizo, nos tenemos que entregar por la verdad, entregar por la verdad que Dios Padre nos muestra, a El se lo adora en el espíritu y en la verdad porque hacia El es al que vamos, avanzar en Su verdad Es la verdad para nosotros, en el cielo es donde queremos estar. Estas son palabras de Jesús hacia el Padre, en el evangelio de Juan:
“Yo les he dado tu mensaje, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo, y por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Así alcanzarán la perfección en la unidad, y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas a mí.
(Juan 17, 14-23)
"Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mi y Yo en Ti." eso dice todo.
Por eso, para poder confiar en una persona y amar verdaderamente a una persona, la fe es una virtud esencial. Por eso escribí todo este prologo. Yo llego hasta aquí, después depende de cada uno. Todo esto que escribí es algo muy interno mío. Que hago yo con esos sentimientos de mi depende, yo voy a ser el que decida que es lo que voy a hacer porque soy libre, Dios me amo y me hizo así. Si yo me puedo llegar a amar y aceptar, también voy a ser libre y después seré juzgado de acuerdo a lo que haya hecho, las elecciones que, en mi, haya hecho reales, que haya “realizado” con esa libertad mía. Pero me tengo que arriesgar a hacer o a decir, a hablar, a entrar entre las cosas sin temer, sin temer perder mi identidad, sin temer a las cosas, a las personas, a las opiniones. Jesús nos libro de estos temores, ahora soy yo el que me tengo que decidir y arriesgar, me tengo que entregar completamente, y así y solo así, estaré amando como Dios nos amo y como quiere que nos amemos.

carta escrita a alguien en febrero 2005

miércoles, 23 de junio de 2010

Una cosa que nunca hay que olvidar

Una cosa que nunca hay que olvidar, en este mundo sobrecargado de información chata, es que los hombres poseemos un lenguaje y que este lenguaje nos pertenece como hombres que nos llamamos porque así nos sentimos.
Este lenguaje es un lenguaje propiamente dicho si nos conecta con la realidad, nos ayuda a comprenderla y, si seguimos la realidad a través del lenguaje, podemos llegar a alguna verdad. La verdad se encuentra cuando este lenguaje humano llega a describir la realidad tal cual es. Pero hay un problema y ese problema se llama tiempo. El tiempo modifica la realidad, entonces algo que es de un modo hoy mañana, o tres minutos después, puede ser de otro. Entonces una descripción estática de la realidad no tiene el rango de lo verdadero sino que solo alcanza para lo real. Postulamos así que lo verdadero puede ser solo aquello que no depende del tiempo para establecer su realidad sino que, al revés, lo verdadero establece la realidad a través del tiempo. Se puede preguntar: Y que entes, entonces, darían el status para ser “lo verdadero”?
Varias cosas desde los teoremas matemáticos, hasta principios filosóficos. Desde dogmas religiosos, hasta piezas musicales. Y acá nos damos cuenta que todo lo que entra en esta categoría de lo verdadero no tiene una objetividad fuera del hombre, es decir; en realidad adquieren significación personalmente, particularmente, en el lenguaje de cada uno, de cada hombre que los sabe apreciar, que les sabe dar el precio que merecen, no todo es lo mismo y solos no valdrían para nada, pues estos saberes fueron formulados para el hombre, y en la mayoría de los casos, por el hombre.

Lo interesante de este nuestro lenguaje humano es que no importa para la verdad cuanto hayamos leído o estudiado porque los lenguajes solo intentaron describir, inventar o descubrir, desde la misma realidad en la que nos encontramos, para tener algo que decir o algo que aportar a la misma realidad, es decir no hay nada que salga de la realidad, en ella está todo, desde ella nace todo, como del material del planeta tierra nace todo objeto construido por el hombre desde un auto, pasando por un celular hasta un edificio.
No es una cuestión de cuanto hayamos estudiado o leído porque nunca nos alcanzara el tiempo para haber leído todo, estudiado todo, lo que importa es cuantos lenguajes hayamos aprendido, y son verdaderamente lenguajes si nos permiten relacionar el universo completo a través de el, hacernos dueños de el a través de llaves relacionables que nos den certeza de la verdad a la cual responde la realidad, y que no suceda al revés, y que el universo se termine haciendo dueño de nosotros por nuestra miedo al sentir falta de conocimiento al salir a verlo. Esto es así, porque cada cosa que aprendemos si no tiene un fin universal nos excluye de ese fin universal, cada cosa que aprendemos nos coloca sobre unos rieles que nos hacen empezar a leer la realidad desde esa cosa que aprendimos, desde esos rieles llegamos a distintas estaciones y vemos distintos paisajes, pero si esa es una vía muerta que no llega a la estación central, esa vía nos va a estar imposibilitando de llagar a una verdad, pues nos excluiría de poder tener continuidad y relación, hasta llegar a una verdad.
Por eso no importa la cantidad de conocimiento que acumulemos de la realidad, importa que veamos las relaciones que existen, las llaves, por las cuales discurre y camina el conocimiento, si vemos que estas relaciones se mantienen tendremos certeza de una verdad y podremos acceder a ella.
La principal llave la tenemos a primera mano y es la palabra pues esta a la vez que nos permite designar, también la podemos compartir y relacionar en la misma acción real. Con otros entes abstractos como los números esto se complica.
Esto no significa que no importa estudiar ni saber, no significa que no importa conocer lenguajes.
lo que estoy diciendo es lo que importa en la verdad y es que sepamos que cada lenguaje que leímos o estudiamos, sea matemático, histórico, físico, músico o filosófico, cada lenguaje, digo, intento acercarse e interactuar con su descubrimiento o descripción en la realidad y nosotros al estudiarlo lo intentamos comprender y adaptar a la nuestra propia realidad para que el adquiera algún sentido para nosotros y, si tenemos un poco mas de suerte y podemos agregar algo, para la realidad de los demás también. En la conciliación de estos distintos lenguajes en su continuidad en el tiempo, se da la unión, comunión, el entendimiento, la contemplación, la beatitud o como sea que se llame el estado en que dos entes se conectan y ese encuentro puede llegar a ser “realizado” para siempre. Entonces ahí llegamos a la verdad, en ese “ser para siempre”, pues lo que es verdadero no puede cambiar en el tiempo.
Resumiendo, los lenguajes sirven para acercarnos o alejarnos de la realidad y la verdad, todo depende de cómo los usemos y cuan dispuestos a abrirnos y relacionar este nuestro espíritu con los lenguajes que aprendemos, esta apertura puede ser posible si nos animamos a relacionar y obtenemos la llave de la relación, abandonando la comoda astucia que es esclava del universo, y que nos divide en miles de saberes diferentes, sometiéndonos al lenguaje y no liberándonos mediante el. Si no nos animamos a ser señores de el universo, a unificarlo en nosotros, vamos a ser esclavos de el, pues en la división dentro de uno, uno es reinado por otro y ese otro depende su existencia perpetrando esa división. Como dice el dicho del diablo: “divide y reinaras”. Este lenguaje nuestro puede ser unificante, es al revés pero funciona mejor. Una cosa que nunca hay que olvidar.


escrito 23 junio de 2010

miércoles, 16 de junio de 2010

Presentación

Soy Santiago, me presento. Comienzo a escribir en este blog como quien escribe para si mismo, para personas también, que tengan como algo sagrado un espacio íntimo y, sino, para alguien buscando encontrar algo y que siempre se vio buscando.