viernes, 13 de mayo de 2022

Creación y Presencia.

La Creación, el proceso constante de Creación, desde que sale y se pone el sol, desde que empieza y termina la semana, desde que comienza un año sigue un proceso de repetición donde lo único que se repite es este proceso de constante creación o agon-ía material debidos a dos fuerzas pareciera antagónicas: el impulso creacional y la gravedad. Pero más allá de estas fuerzas pareciera antagonicas el problema del punto de vista humano es que este proceso de creación constante forma imágenes especulares para nuestros sentidos. Pero ahora olvidémonos de nuestros sentidos -pero no del Sentido-. Pensemos en el punto, cigoto, huevo original: antes de él no existía espacio ni tiempo, ni imagen, ni gravedad, ni orden, ni impulso alguno. Sólo existía concentración pura de energía en un estado de mismidad constante. Luego, debido a los misteriosos saltos que atribuyo al Logos creador: creación, impulsión, individuación, ordenación, y una nueva creación, (los estados especulares son: diferenciación, relación, union) la energía sigue su camino de diferentes maneras, adquiriendo gradualmente esa mismidad en armonía original pero con diferentes cualidades (imagen y semejanza) o esa mismidad se da en des-armonía con la consecuente perdida de la Fuente creadora, y con la también consecuente homogeneización al quedarse sin poder de elección de la forma. 


Pero, ¿cuál es la explicación por la que estos dos caminos se nos abren como posibilidad? 


Ahora sí recordemos estos sentidos, y las imágenes especulares que forman. 

El tuit que dio origen a este escrito hacía referencia a un orden y a un estado de homogeneidad, cosas las dos muy diferentes, que se contraponen como expliqué arriba. Otro tuit decía que había un “orden circunstancial”, y es cierto hay un orden “circunstancial” aquí, provisto por ese proceso de repetición que al principio habíamos nombrado. El problema, los dos caminos se separan se “diferencian” justamente, en el segundo estadío especular, el de diferenciación. El problema es el narcisismo humano contagiado por el primer narcisista, el príncipe del espacio, como lo llama Pablo en Efesios 2, 1-2 (y no quiero ahondar en temas teológicos pues sino el escrito se me haría muy largo y es harina de otro costal -en este momento-). El problema del narcisismo es que, atrapados por la comodidad o el miedo a lo diferente, no queremos salir más de esta diferenciación inicial de imágenes especulares que tenemos sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea, no queremos salir más y encima transformamos la Creación que nos fue prestada a imagen y semejanza de… nuestra ignorancia de esa Creación. Y en esa ignorancia es que se comienza a sufrir la homogeneización porque por esta ignorancia de la Creación hace que los procesos sociales y personales también “repitan”, pues al estar “caídos” en este espacio, y al no aceptar el siguiente paso, la individuación frente al Creador, no les queda otra que seguir diferenciándose con migajas (modas, plata, ideologías, “saberes”, status materiales, status políticos etc), y esta diferenciación ficticia sólo conduce a una lenta homogeneización en la repetición.

La repetición ocurre por Misericordia del Creador con nuestros errores y esa Misericordia termina y se transforma en Justicia con la propia muerte o con el fin del mundo (por eso guarda con el pavo inductivista umpa lumpa), por lo tanto la repetición debería ayudarnos a reconocer nuestros errores y a cambiarlos. Mientras estamos vivos estamos a tiempo. Y así llegamos al tema del tiempo que citó en otro tuit e hizo que escribiera esto también. El tiempo nos debe servir para encontrar un sentido (sentido también de sentir) de la Creación, un sentido que nos muestre el Camino. En pasado, presente y futuro dividimos la consciencia del tiempo pero ya va a llegar el día en que nos vamos a dar cuenta que cada uno de esas realidades corresponden a estados del alma. 

El pasado corresponde a lo inconsciente, profundo inconsciente involuntario, pues abarca mucho más allá de nuestra propia experiencia y en el se encuentra toda la experiencia de nuestros antepasados.

El futuro corresponde al subconsciente y generalmente está imbuido en la repetición. Se cree que la repetición es inconsciente pero en verdad es subconsciente, por eso la gente cuando se psicoanaliza puede ir dándose cuenta que “repite”, si fuera totalmente inconsciente de la repetición no podríamos jamas darnos cuenta. El subconsciente tiene que ver con el futuro y la repetición por esto mismo, porque el subconsciente está preparado para saber que el cosmos repite, sabremos siempre de esa forma, que va a repetir, doy un ejemplo concreto para que se entienda: vamos esquivando y anticipando movimientos de bicicletas, caballos o lo que sea mientras escuchamos música o pensamos lo que sea porque lo anticipamos automáticamente, ni siquiera debemos pensarlo en la consciencia. Los profetas y las sibilas profetizaban desde este subconsciente.

Bueno, llegamos a la consciencia, la consciencia corresponde al presente. Pero, justamente, esta divisiones del alma en inconsciencia y subconsciencia y conciencia, pasado, futuro, presente, tiene que ver directamente con esa alienación original de la que fuimos víctimas por el pecado original. Esta alienación, narcisismo, hace que nosotros nos dividamos buscando satisfacción en pasado, futuro y presente. Pero lo único que hay es presente, pero no un presente para la consciencia, sino un presente para el Alma completa, es decir un presente eterno. Por eso podemos decir que en este mundo ex-siste la consciencia, subconsciencia e inconsciencia, pero para el mundo que fuimos hechos originariamente, solo importa la unidad (o individuación) de la Presencia. Me cansé de escribir. Un saludo.

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